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Situación del turismo de R.D. en el entorno mundial (2000-2014)

Por Antonio Sánchez Hernández
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antonioasanchezhgmailcom/16/16/22
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miércoles 09 de marzo de 2016, 10:45h
Introducción al trabajo realizado por el economista, profesor e investigador Sr. Antonio Sánchez Hernández sobre el turismo en República Dominicana. Diferentes partes de este estudio: 1.Los factores de producción en el producto turístico; 2.Turismo Mundial; 3.El turismo dominicano: Actividad más importante de nuestra economía; 4.Aspectos de planificación estratégica; 5.Indicadores de PBI, empleo, ingresos; 6.Versiones turísticas alternativas: Turimo de cruceros y turismo de salud.

Introducción: La esencia de la globalización

La industria mundial declina. La agropecuaria hace tiempo que lo había hecho. El sector servicios, por su parte, logra la supremacía. En este momento que vive el mundo, con un mercantilismo generalizado, todas las actividades sociales y todos los aspectos de la vida humana de la vida humana dependen de un mercantilismo global, mundial. La globalización de las esferas monetarias y financieras del nuevo capitalismo triunfante, basado en el libre mercado, sin ningún contrapeso alternativo creíble, le da carácter de veracidad al mero crecimiento económico, como nuevo fundamento del bienestar, creando un nuevo reino: el paraíso del sector terciario de la economía, bajo el comando de las multinacionales.
“En efecto, en los Estados Unidos el peso del sector terciario en el empleo pasa del 17% en 1850 al 77% en 1992. En el Producto Bruto Interno el sector de servicios llega al 70% en 1991. En la Comunidad Económica Europea el sector de servicios pasa del 24% en 1870 al 64% en 1987” (Michel Beaud. Le basculement du Monde. Le Monde Diplomatique, París, Octobre, 1994). Ahora todo es posible y nada es cierto. “La industria declina y ocupa por primera vez un segundo rango de importancia. En Bélgica pasa de un 47% en 1950 a un 28% en 1987. En Inglaterra baja de un 47% en 1950 a un 30% en 1987”. (Michel Beaud. Idem).
Ahora, en el 2015, desde el punto de vista del ingreso por habitante, un billón de personas sobrevive con un dólar por día. Dos billones de personas no tienen acceso al agua potable. Y tres millones de personas mueren anualmente por desnutrición crónica.
Del siglo XIV al XVI se creó el comercio mundial. Del siglo XVII al XVIII se creó el capitalismo manufacturero. El capital industrial se crearía en los siglos XIX y XX. El siglo XXI es testigo, de un capitalismo basado en los servicios. Eso es lo que se llama la globalización de la economía.
Esto significa una economía mundial de mercado, donde la tecnología, la investigación, la ciencia, se basará en una división del trabajo nunca vista, que transformará los valores, las estructuras sociales, las conductas y los comportamientos humanos, en función de tres grandes polos mundiales: los Estados Unidos, Europa y Asia (China y Japón). Las sociedades serán reguladas en tanto que auxiliares del mercado. En lugar de que la economía forme parte de las relaciones sociales, estas últimas están proyectadas a ser gerenciadas por la economía, la cual será la fuente y la matriz del nuevo sistema de servicios, de acuerdo a la mano invisible del mercado y de las manos bien visibles de las compañías multinacionales.
Una economía de servicios pujante, en medio de una distribución mundial del ingreso tan desigual, desde ya nos permite visualizar el conjunto del proyecto de globalización: en este momento, el 20% de la población más rica, tanto en países ricos como pobres, dispone del 79% del ingreso mundial, según datos de Naciones Unidas.
Mal comienzo, sin dudas. El sistema económico mundial genera pobreza y riqueza de forma constante y simultánea, de manera que en los últimos tiempos la brecha entre riqueza y pobreza mundial, se ha ampliado en cinco veces. En los propios países ricos, el desarrollo tecnológico, ha sacado de las industrias al paro forzoso a 30 millones de personas, porque crecimiento económico y empleo están chocando de frente, debido a la alta tecnología. “En los países industrializados, un hombre asalariado de veinte años tenía en 1946, una perspectiva de trabajo de una tercera parte de su vida total; en 1975 de una cuarta parte de su vida laboral y en 1996 menos de un veinte por ciento”. (Marie France Toinet. Ces Emplois americains bien flexibles. LE MONDE DIPLOMATIQUE. 1994).
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