En la cancha, Al Horford es sinónimo de liderazgo, constancia y excelencia. Con casi dos décadas en la NBA, múltiples reconocimientos y una carrera marcada por hitos históricos —como ser el primer dominicano en disputar unas Finales y participar en un Juego de Estrellas—, su legado deportivo está más que consolidado. Sin embargo, lejos del bullicio de los estadios y las luces del estrellato, Horford encuentra su verdadera grandeza en otro rol: el de ser papá.
“Ser padre es algo que siempre anhelé”, confiesa con una serenidad que contrasta con su imponente presencia en la cancha. “Es una bendición muy grande y un privilegio muy hermoso del cual hoy disfruto, más cuando serlo es producto de haber tenido una experiencia con Dios, en la cual Él me hizo esa promesa”. Su voz se torna firme y a la vez emocional. Para Horford, la paternidad no es solo una responsabilidad; es un regalo divino que le ha transformado el alma.
Casado con la ex Miss Universo dominicana Amelia Vega, con quien comparte una historia de amor que ha capturado corazones dentro y fuera del deporte, Horford es hoy padre de cinco hijos: Ean, Alía, Ava, Nova y Milán. Con el sexto en camino, la familia continúa creciendo, y con ella también lo hace su compromiso de ser un pilar firme y presente.
“Mi familia es mi refugio, mi fuente de paz y el lugar donde realmente reside mi felicidad”, asegura. A pesar de la intensidad del calendario de la NBA —con giras, entrenamientos y la presión constante de la alta competencia— Horford se esfuerza por no perderse los momentos que realmente importan: despertar con sus hijos, ayudar con las tareas, sentarse a la mesa, jugar en el jardín. “Esos instantes simples son los que me llenan el corazón.”
En más de una ocasión, Horford ha subrayado que su rol como padre lo ha hecho mejor en todos los sentidos. “Ellos me impulsan a ser una mejor versión de mí mismo cada día. No solo como atleta, sino como esposo, como hijo y como ser humano. Ser padre te exige paciencia, entrega, escucha… pero también te llena de un amor que no tiene comparación.”
El testimonio de Horford es también un homenaje a sus propias raíces. Hijo del exbaloncestista Tito Horford y de la periodista Arelis Reynoso, creció en un hogar donde la disciplina y los valores marcaron su formación. “Mi papá me enseñó lo que era la dedicación, el compromiso… y mi mamá, el poder de la fe y la palabra. Hoy yo quiero transmitir lo mismo a mis hijos: que sepan quiénes son, que estén orgullosos de sus raíces y que vivan con propósito.”
Aunque hoy vive entre Estados Unidos y República Dominicana, Horford nunca ha olvidado de dónde viene. “Mis hijos saben que son dominicanos. Les hablo de nuestra cultura, nuestras tradiciones, nuestra tierra. Eso es algo que quiero que lleven con orgullo siempre.”
En este Día de los Padres, más allá de los trofeos y estadísticas, Al Horford se abraza a lo esencial: el amor de su familia. “Cuando mis hijos corren a abrazarme al llegar a casa, ahí es donde realmente me siento campeón.”
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