Brasilia, (EFE).- Con el escrutinio
casi finalizado, Rousseff tenía un 41,39 % de los votos, mientras que Neves
recibía el respaldo del 33,78 % para confirmarse como adversario de la
mandataria en la segunda vuelta, que será necesaria ya que ningún candidato
superó el preceptivo 50 %, según los datos divulgados por el Tribunal Superior
Electoral.
Marina
Silva, que hasta hace dos semanas llegó a ser considerada por las encuestas
como favorita para llegar a la nueva votación del día 26 de octubre e incluso
derrotar a Rousseff, finalmente se desinfló en la recta final de la campaña y
acabó con un 21,26 %.
La
fuerte remontada de Neves en los últimos días, sólo percibida por sondeos
publicados este sábado, pone frente a frente otra vez al Partido de la Social
Democracia Brasileña (PSDB) y al Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff,
como en las últimas cinco elecciones.
En sus
primeras declaraciones tras conocerse el resultado, Neves le lanzó su primer
anzuelo al Partido Socialista Brasileño (PSB), que postuló a Marina Silva tras
la muerte de su anterior candidato, Eduardo Campos, en un accidente aéreo
ocurrido el 13 de agosto pasado.
Al
celebrar el segundo lugar, rindió homenaje a la memoria de su "amigo"
Campos, declaró que "es hora de unir fuerzas" y aseguró que
"todos los que puedan dar una contribución" a su proyecto serán
"bienvenidos"
Rousseff,
quien en los últimos días reconoció que las elecciones apuntaban a una segunda
vuelta, dijo que "ahora la lucha continúa" y se declaró convencida de
que será "una lucha victoriosa, porque es la lucha del pueblo brasileño y
el pueblo unido jamás será vencido".
La
mandataria, que asocia a Neves al "pasado" que el país vivió en el
Gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), dio el tono de lo que será
su nueva campaña al afirmar que "será la lucha de los constructores de
futuro, que jamás dejarán que Brasil vuelva atrás".
Pero
también agradeció al Partido de los Trabajadores (PT) y a las formaciones de su
coalición, así como a "otros partidos que no están ahora entre los
aliados, pero que estuvieron con nosotros".
Esa última
frase pudiera haber sido un mensaje cifrado dirigido al PSB, que hasta hace un
año, cuando el fallecido Campos decidió postular a la Presidencia, integraba la
coalición de Gobierno de Rousseff.
Muchos
de los dirigentes del PSB acataron esa ruptura, pero lo hicieron a
regañadientes y ahora, de cara a la segunda vuelta, Rousseff podría intentar
convencerlos a volver al redil del PT.
Al
comentar su traspiés electoral, Marina Silva no dio muchas pistas sobre su
posición para la segunda vuelta, pero aseguró que estará
"condicionada" a que haya un "diálogo" sobre el programa de
gobierno que ella ofreció a los electores.
No
obstante, en una clara alusión al Gobierno de Dilma Rousseff, declaró que en esta jornada electoral
"Brasil señaló claramente que no está de acuerdo con lo que ahí está".
Aunque
Silva tiene mucho más puntos de contacto con Neves, sobre todo en relación a su
propuesta económica, la ecologista puede tener dificultades para manifestar
públicamente su apoyo al candidato del PSDB, al que ha incluido entre la
"vieja política" que censuró a lo largo de su campaña electoral.
También
pesará la decisión que adopte el PSB, al que Silva se incorporó el año pasado
después de que no reunió el apoyo necesario para crear su propia formación, que
aún insistirá en fundar.
Con
ese escenario, tanto Neves como la propia Rousseff podrán pescar a partir de
mañana en el río revuelto que ha dejado en el PSB la dura derrota de Silva,
quien algunos analistas creen que, como hizo cuando quedó tercera en las
elecciones de 2010 por el Partido Verde, pudiera declararse "neutral"
frente a la segunda vuelta.