Que sean inmensas e impresionantes las filas de multitudes no lo había logrado absolutamente nadie cantando baladas. Que canten con euforia todas sus canciones, además de ser el propio autor, nunca había pasado. Que sean desbordantes multitudinarias y apoteósicas las asistencias por todas partes, logrando llevar a los fanes a la histeria colectiva, tampoco había sucedido.