Cuando el maestro Alberto Rincón fue abordado por el músico alemán Lennart Mou en el parque Colón mientras dirigía un concierto de la Filarmónica Apassionato, en el marco de un evento de la empresa Mejía Arcalá, nunca imaginó la trascendencia de esa conversación a partir de la fascinación de Mou con lo que presenciaba aquella noche: jóvenes dominicanos que bajo la exquisita dirección de Rincón sacaban lo mejor de la música clásica al aire caribeño de una noche mágica.
