La ley en cuestión fue aprobada por el Congreso Nacional (bicameral) en 2000, y establece leer en las escuelas y colegios un texto bíblico todos los días, además del estudio de la biblia por lo menos una vez a la semana, bajo los programas y métodos propuestos por la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) y la Confederación Dominicana de la Unidad Evangélica (Codue).