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La 'adicción' al dulce, inscrita en el Adn

La 'adicción' al dulce, inscrita en el Adn

Por Diario Crítico
sábado 28 de febrero de 2015, 15:44h
El consumo de azúcar nos produce un 'subidón' y suele ir psicológicamente asociado a aspectos positivos de la vida, a pesar de que su exceso pueda ser altamente perjudicial para la salud. Pero, ¿existe un motivo científico detrás de todo ello? La Dra. Almudena Romero Alonso, miembro de Saluspot y médico en Clínica Médica Dra. Romero  explica en Diariocrítico el proceso que desarrolla nuestro cuerpo al asimilar esta sustancia que parece estar ligada al instinto de supervivencia que llevamos inscrito en nuestro ADN.
"Parece que desde que nacemos tenemos una apetencia especial por el sabor dulce posiblemente condicionado por una herencia genética ligada al instinto de supervivencia, no olvidemos que es una forma muy rápida de obtener energía, pero aunque la época de las cavernas paso, nuestros genes siguen estando condicionados por esta necesidad", nos explica la Dra. Romero para colocar los orígenes de lo que en ocasiones se denomina adicción al azúcar. Pero, ¿existe tal adicción o es sólo una forma de hablar? 

Está demostrado que la ingestión de azúcar produce un 'subidón' (nos encontramos mejor, mejora la percepción, estamos más contentos...) es una sensación corta ya que cesa en cuanto la insulina saca la glucosa del torrente sanguíneo. Sin embargo, su síndrome de abstinencia puede llegar a durar incluso semanas, según la Dra. Romero. La dependencia física y psicológica puede dar lugar a síntomas como la depresión la fatiga, el nerviosismo, la ansiedad... pero no por el azúcar en sí mismo. "Los humanos somos adictos al sabor dulce, da igual la forma en que lo tomemos", puntualiza la Dra. Romero. De hecho hay algunos estudios que indican que la respuesta del cerebro a los edulcorantes artificiales es similar a la ingestión de azúcar.

El azúcar tiene una digestión y absorción rápida produciendo un incremento en los niveles de glucosa casi instantáneos. En cambio, en el caso de los edulcorantes artificiales no se produce el proceso de digestión, pero parece ser que sí que afectan al metabolismo de unas bacterias que están en la microflora intestinal, produciendo en algunas personas un aumento azúcar de la sangre a través de un cambio en estas bacterias intestinales, según explica la Dra. Romero.

Carbohidratos necesarios, en su justa medida

Hay que recordar que los carbohidratos son una fuente de energía necesaria para el correcto funcionamiento del cuerpo humano. Se recomienda en una alimentación equilibrada que su aporte este alrededor de 45 al 65% de las calorías aportadas por la dieta al día, es decir si se consumen unos 2.000 kcal/día, se deben obtener entre 900 y 1.300 k/cal/día de los carbohidratos. Por ello, la Asociación Estadounidense del Corazón recomienda limitar la cantidad de azúcar añadido.  Así, las mujeres no deberían de consumir más de 100 kcal, 25g (6 cucharaditas) y los hombre no más de 150 Kcal, 37,5 gramos o 9 cucharaditas pequeñas. 

En un primer momento, al leer estas cantidades pensamos que no tomamos tanta al día pero lo cierto es que los españoles ingieren casi cinco veces más de lo recomendado por la OMS, ya que la mayoría del azúcar que consumimos no es en forma de polvos, sino que está añadida o 'escondida' en otros alimentos incluso salados.

La horquilla en las cantidades de hidratos de carbono que necesita el organismo responde a las distintas necesidades individuales y el tipo de vida que lleve. Por ello, a la hora de ir a la compra siempre hay que mirar las etiquetas nutricionales. La Dra. Romero nos explica que cuando un producto contiene más de 15g de azúcar por 100g tiene un contenido alto en azúcar y deberíamos evitarlo. Cuando tiene menos de 5g es bajo en azúcar. "Debemos evitar los azucares escondidos, y procurar comer cereales integrales, verduras y frutas, beber agua y hacer ejercicio", nos aconseja.

En el caso de las chucherías golosinas o bollerías, la Dra. Romero es tajante: "Deberíamos evitar comer este tipo de alimentos, sobre todo dárselo a los niños, ya que aunque a todos les gusta las distintas chucherías, golosinas y bollería, estas aportan una gran cantidad de calorías y muchas grasas saturadas, colorantes, azúcar, sal y diversos aditivos, además de crear cierta dependencia y disminuyendo el consumo de otros alimentos mucho más saludables. Por lo tanto hay que comerlo de manera ocasional y si no acostumbramos a nuestros hijos a ellas mejor".

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