Viena, 13 feb
(EFE).- La actriz italiana Elisabetta Canalis y la modelo británica Naomi
Campbell protagonizaron esta noche el Baile de la Ópera de Viena, el clímax del
carnaval austríaco que cada año atrae a miles de personalidades del mundo del
arte, la política, el deporte y la economía para bailar valses y polcas.
La actriz que fue pareja del actor George Clooney entre 2009 y 2011 y
que ya el miércoles había atraído a numerosos hombres que hicieron cola para
verla en una cita donde firmó autógrafos, evitó la alfombra roja en la entrada
principal de la Ópera.
Decenas de fotógrafos la aguardaban allí, pero ella entró por una puerta
lateral y deslumbró vestida de rojo por la diseñadora Vivienne Westwood.
Lo mismo hizo la modelo y actriz británica Naomi Campbell, con un
vestido largo y abrigo de piel blancos.
Campbell fue la sorpresa de la noche pues anunció tan solo dos horas
antes del inicio (22.00 hora local) del baile su participación, cuando a las
20.00 hora local tuiteó que había aterrizado en Viena para ir a la gran fiesta.
La modelo fue la invitada de Kathrin Glock, la esposa del fabricante de
armas Gaston Glock (creador de las pistolas Glock).
Otra de las conocidas personalidades en esta edición número 59 del
evento fue el actor austríaco Helmut Berger, conocido sobre todo por su
participación en varias películas de Luchino Visconti.
Debido a una rotura del tobillo, Berger llegó en silla de ruedas, con
las uñas de los pies de su pierna herida al aire, pintadas de rojo.
Después de la clásica entrada de los jóvenes debutantes, cantantes
líricos y bailarines protagonizaron el espectáculo de inauguración.
Aquí, la estrella internacional fue el barítono español Carlos Álvarez
con el aria "Finch'han dal vino, calda la testa", conocido más como
"Aria de Champán", de la ópera Don Giovanni de Wolfgang Amadeus
Mozart.
El Ballet Estatal de Viena actuó en blanco brillante y plata, y, entre
otros, danzó al son del "Kaiserwalzer" (El vals del emperador) de
Johann Strauss hijo, en una coreografía en la que la solista, Ketevan Papava,
encarnó a la princesa Elisabeth, Sisi.
Precisamente fue el marido de Sisi, el entonces joven emperador
Francisco José, fue el iniciador de este evento, pues en 1854 dictaminó que el
nuevo teatro lírico de la avenida del Ring, no se usara únicamente para óperas
y ballet, sino también para bailes.
La tradición, aunque con interrupciones, se ha mantenido hasta hoy y
ahora es el presidente de la república alpina, Heinz Fischer, quien inaugura lo
que ha calificad como "la fiesta más austríaca de las fiestas".
Tras escuchar la esperada llamada del "alles walzer" (todos al
vals), cientos de parejas inundaron el patio de butacas convertido en una pista
de baile para moverse juntos al compás de la música ligera del siglo XIX.
Criticado por algunos como anacrónico, "el baile de todos los
bailes", como también se le conoce, sigue siendo un acontecimiento clave
para la alta sociedad y todo el que es algo, o pretende serlo, en Austria.
Pero no es lo adecuado para las personas castigadas por la crisis: este
año la entrada más barata (sin asiento) fue de 250 euros, y por el palco más
caro, con capacidad para ocho a diez personas, se pagaron 18.500 euros.
Pese a estos precios, todas las entradas se vendieron con antelación y
un total de 5.150 personas, de obligatorio frac los hombres y vestido largo las
mujeres, acudieron a la casa lírica de la avenida del Ring.