Bajo promesa formal que ampliaré luego la crítica de rigor sobre la puesta en escena de la obra teatral de Mario Vargas Llosa, AL PIE DEL TÁMESIS, adelanto unas primeras impresiones.
No olviden que al texto de Vargas Llosa anteriormente he juzgado de bueno y muy inteligente;pero nunca lo he tildado de extraordinario. Escrito por un literato excepcional, pero cuyas mejores habilidades escriturales no están, precisamente, en el campo de la dramaturgia. Es que esa disciplina literaria es profundamente especializada y destinada siempre hacia la técnica teatral.
Dicho esto, a vuelo de pájaro hablemos de la puesta en escena que inició el FITE-2023 en la remozada, y ahora con equipo de última generación, sala teatral del Centro Cultural Ercilia Pepín, en Santiago de los Caballeros.
¡Tremendo éxito de público! Este se mantuvo atento a cada detalle de la magnífica realización de la compañía AVANTE. La dirección de Mario Ernesto Sánchez es profesional, rigurosa y creativa. Maneja esos detalles que algunas veces patean a directores y actores, con el cuidado de un tejedor experimentado. Las verdades escénicas nos fueron servidas con mucha seriedad artística, en un montaje que no reniega del buen humor.
La escenografía crea una de las mejores atmósferas escénicas que he visto en escenarios. Minimalista, alto concepto estético, originaly funcional. Junto a los otros elementos técnicos (luces, música, utilería, maquillaje y vestuario) conforma una unidad absoluta. En el concepto teatral que el director nos propone, estos elementos funcionan como la armonía de una coreografía total. Permítanme resaltar que la genial música es de Mike Porcel.
Empero, ante lo que me inclino reverente es las dos soberbias actuaciones de Julio Rodríguez y Marilyn Romero. Perfección en el leguaje escénico. Maestría en los artificios. Movimientos bienacoplados con los demás elementos de la realización. Actuación proteica, convincente y convencida. Piel de camaleones de ambos actuantes. La perfección que logran con las transiciones es de muy alto nivel. La musicalidad de las palabras es una lección actoral para cualquiera.
Llegó un momento en la presentación que hice a un lado la desconfianza, las exigencias técnicas, la actitud desafiante y la incredulidad que casi siempre asumimos los hacedores de teatro cuando acudimos a presentaciones de otros. Esta vez entré con humildad al universo emocional que Julio Rodríguez y Marilyn Romero construían frente a unos espectadores que estábamos arrobados, deslumbrados ante el placer estético que nos presentaban.
Bajo mis aplausos inextinguibles, solicito por ahora el…
¡Telón!
Si (
No(
