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Mapa de Haití.
Mapa de Haití. (Foto: Fuente externa)

Haití: Asistencia directa para superar su crisis

Por Guillermo Caram
domingo 11 de diciembre de 2022, 21:39h
Las vías seguidas para encarar situación haitiana no han proporcionado resultado alguno. La presión migratoria sobre dominicana y otras naciones, continúa y sigue incrementándose
Ha llegado la hora de procurar vías más efectivas para que la dominicanidad no perezca en manos de generaciones presentes.

Los reclamos a la comunidad internacional no han valido; ni valdrán, puesto que en ella subyace una agenda que no coincide con nuestros clamores.

Adicionalmente, ninguna nación del hemisferio ha evidenciado disposición de asumir responsabilidades efectivas para solucionar crisis haitiana.

Nada solucionará seguirle mendigando a la Comunidad internacional, aun rasgándose las vestiduras, ni emitiendo declaraciones ni propiciando acciones que exacerban confrontaciones.

En consecuencia, ya basta de rogar gritando en cada cónclave, algunos sin la prestancia y relevancia debida, la participación de la llamada comunidad internacional para solucionar la crisis haitiana.

Por otra parte, los exabruptos y alardes manifestados en declaraciones - alrededor de muros fácilmente vulnerables, ostentación de equipos militares, repatriaciones “exprés”, etc. – pronunciadas más con efectos mediáticos que procurando resultados- lo que están produciendo es una crispación de ánimos, frustraciones al no conseguirse resultados aspirados, ridiculización y minado de autoridad en autoridades y agudizar confrontaciones.

Lo pertinente sería pues que líderes y gobernantes replanteen y exploren caminos alternos conducentes a procurar soluciones efectivas, como pudiera ser p.e., prestar asistencia directa a Haiti.

No explorar vías alternas nos expondría a situaciones explosivas en medio de los tambores mundiales de guerra que suenan con posibles consecuencias similares a ocupaciones militares de la Isla a principios del siglo XX. La inercia solo conducirá a agravar situación.

Las vías alternas deben partir admitiendo realidades haitianas: crecimiento demográfico, densidad poblacional, acorralamiento geográfico degradación socioeconómica e institucional, infiltración de delincuencia, etc.; todo ello en medio de un mundo exterior que ha “soltado en banda”, en términos de ayuda efectiva, no de declaraciones, la situación haitiana.

La asistencia directa sugerida pudiera partir de encuentros personales entre gobernantes de la Isla; incorporando progresivamente otras naciones, especialmente las impuestas por la geografía, como las colocadas en el “mismo trayecto del sol”: Cuba, que confina a Haití al Oeste como Dominicana lo hace al Este, y cuyo presidente acaba de urgir salida a crisis haitiana. Y posteriormente incorporar otras naciones que sufren consecuencias de inmigración haitiana.

Estos encuentros podrían identificar necesidades de gobernantes haitianos para gobernar Haití en base a una agenda que pudiera contener los siguientes puntos:

1) Ayuda de todo tipo, militar incluida, para restablecer orden
2) Concertación de Pactos políticos y electorales en los que tenemos sobrada experiencia, sobre todo si una figura prestante de Hispanoamérica asumir la dirección
3) Organización y celebración de comicios
4) Programas económicos de producción y empleos en Haití y bilaterales para que haitianos dispongan empleos en Haití y no tengan que emigrar a dominicana.

5) Revisión y actualización de los acuerdos y tratados vigentes debidamente dotados de mecanismos efectivos de implementación, priorizando el someter las autoridades fronterizas militares, migratorias y aduanales a rigurosos procesos para evitar corrupción y tráfico de ilegalidades (personas, productos, sustancias, armas y dinero).

Dichos encuentros pudieran además comprometer a las naciones participantes, sea cual sea su número, a darle seguimiento e impulsar, conjunta sistemáticamente, iniciativas conducentes a superar la crisis haitiana que duermen sobre escritorios de organismos internacionales.

El planteamiento conjunto ante organismos internacionales se refuerza al evidenciar que no se trata del interés de una nación en particular.

Convendría que el planteamiento sugerido este precedido de consultas nacionales a partidos políticos dominicanos con representación congresional.

Y a cuerpos intermedios de nuestra sociedad- Iglesias, organizaciones empresariales, sindicales y profesionales, etc.- para que procuren entusiasmar a sus pares haitianos en involucrarse en esta vía de asistencia directa con miras a viabilizar su implementación.







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