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Cornelius Castoriadis.
Cornelius Castoriadis. (Foto: Fuente externa)

Cornelius Castoriadis: Ideas políticas

Por Antonio Sánchez Hernández
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lunes 16 de mayo de 2022, 22:15h
Primera parte.

En tanto que actividad, la política tal como la concebimos todavía, presupone dos exigencias que no tienen ninguna relación intrínseca. La primera exigencia es llegar al poder. Si uno no accede al poder, se pueden tener las mejores ideas del mundo y ello no sirve para nada. Lo que implica que la primera exigencia de la política es un arte para acceder al poder.

Su segunda exigencia es saber gobernar una vez se accede al poder. Pero nada garantiza que alguien que sepa gobernar acceda al poder y también lo contrario: que alguien que no sepa gobernar no acceda al mismo.

El poder mediático impone ahora, a los ciudadanos comunes y corrientes, por vía del marketing político, el o los candidatos que presentan los partidos. De manera que cuando los electores delegan en terceros, en partidos políticos, se privan de ejercer el poder de manera directa." La soberanía pertenece al pueblo, que la ejerce, sea directamente, sea por medio de sus representantes", de acuerdo a la Declaración de los Derechos del Hombre.

Existen pues dos vías para acceder al Poder. La primera vía, la vía directa, basado en un sistema de autogestión, la cual ha sido descartada por el momento en los sistemas modernos de partidos. La segunda vía, "por medio de sus representantes" tiene la hegemonía universal, desde que Jean-Jacques Rousseau la propuso en el siglo XVIII, al través del sistema de partidos. Así cada cuatro, cinco o seis años, de acuerdo al país que sea, los ciudadanos tienen libertad de elegir los candidatos que proponen las formaciones políticas, los partidos.

Son libres un sólo día, de elegir o abstenerse de elegir, lo que los partidos ya han predeterminado. Y ante la experiencia de dos siglos de elecciones Cornelius Castoriadis se pregunta:" ¿A eso se reduce la libertad ciudadana? ¿A que cada cierto tiempo se vote por los candidatos que presentan los partidos políticos? ¿Quién controla a los partidos y a sus elegidos? ¿Existe algún mecanismo partidario para que los elegidos cumplan con las soluciones que ofertaron en las campañas electorales? ¿Cuanto dinero cuesta ser elegido, cuantos millones de dólares o pesos dominicanos, agregaría yo?

En EEUU, se sabe, ser elegido senador de un Estado cuesta cuatro millones de dólares. En un país pobre como la R.D. ¿cual es el precio de un diputado o de un senador para ser elegido? ¿Y una vez elegido, a quién representa? ¿Conoce Ud., querido lector, cual es su diputado o su senador, o su regidor, o su síndico, a quién Ud. puede dirigirse para que cumpla sus promesas de campaña?

Quiere decir, además, que para ser electo se necesita una posición económica holgada, una inversión que debe ser recuperada desde el poder. Delegar, significa pués, elegir representantes de alto costo para el contribuyente, para el ciudadano común y corriente. ¿Y quién garantiza que ese ser elegido represente los intereses de los electores? Nadie. En ese nadie, se basan nuestras instituciones políticas en la R.D.

Cornelius Castoriadis, ese griego disidente esencial, decía poco antes de morir el 26 de diciembre de 1997 refiriéndose a esta segunda vía por delegación, que las instituciones políticas actuales de todo el mundo, no solo en la R.D., rechazan, alejan y disuaden de manera premeditada a los ciudadanos para que no participen en la solución de sus propios problemas, a pesar de que la mejor educación política, según sus propias palabras, es la participación activa, lo que implica una transformación de las instituciones en dirección a la inclusión de los ciudadanos, a su integración a metas de desarrollo.

En síntesis, nos dice Castoriadis, apoyado en una encuesta referida a los diputados europeos en 1998, que el 60% de estos no entienden y reconocen que no entienden casi nada sobre economía, a pesar de que la economía es ahora el centro del poder mundial. Por ello, en esta época de pensamientos pobres, cuando la pobreza es moda mundial y la globalización su contexto, vivimos en el mundo donde reinan y gobiernan en Europa, continente culto y civilizado del primer mundo, la insignificancia y los insignificantes.

"Tomemos la querella entre la derecha y la izquierda. Esta querella ha perdido todo su significado a nivel mundial. Los responsables políticos son impotentes. La única cosa que pueden hacer es seguir la corriente. Ya no son más que politiqueros. Personas que cazan votos sin importar los medios. No tienen programas. Su único objetivo es mantenerse en el poder o volver al poder, y para ello son capaces de todo".

O esta belleza: "Existe una unidad intrínseca entre esta especie de nulidad de la política, entre este devenir nulo de la política y la insignificancia en todos los órdenes: en las artes, en la economía, la filosofía y la literatura. Es el espíritu de los tiempos. Todo conspira a extender la insignificancia de los grupos partidarios". Estamos hablando, reitero, de la Europa culta y civilizada. Ante esta realidad mundial, Cornelius Castoriadis nos propone explorar la primera vía, donde el hombre común y corriente debe crear sus propias instituciones.

"Una sociedad democrática, de acuerdo a la experiencia mundial no puede ser más que autónoma, no puede ser formada más que por individuos autónomos. Un individuo autónomo es aquel que actúa previa reflexión y deliberación, como fórmula para crear una sociedad democrática de manera directa, sin intermediarios. Nosotros contamos con un cierto número de libertades, que se han establecido como producto o subproducto de las luchas revolucionarias del pasado. Estas libertades no son solamente formales: capacidad de reunirnos, decir lo que queremos, libertad de movimiento, etc. pero ante la hegemonía de los partidos, es una libertad parcial, es defensiva, vale decir, pasiva.

¿Cómo se puede ser libre en sociedades gobernadas por instituciones partidarias que viven al margen de las sociedades, que tienen la posibilidad de prometer y no cumplir antes sus electores? El sistema de partidos no puede garantizar la libertad de los ciudadanos, de acuerdo a Castoriadis. "Se puede decir que yo soy libre en una sociedad donde existan leyes y se tenga la posibilidad efectiva de participar en la discusión, deliberación y la formación de ellas. Lo cual quiere decir que el poder legislativo debe pertenecer efectivamente a la colectividad, al pueblo, evitando que las decisiones esenciales sean producto de conversaciones de aposento.

Así, desde el punto de vista de la organización política, como griego al fin, propone una sociedad que se articule en tres partes: 1) el oikos, es decir "la casa", la familia, la vida privada. 2) El ágora, lugar público-privado donde los ciudadanos se reunan, discutan e intercambien opiniones, donde se formen las asociaciones y los grupos empresariales. En una palabra, un ágora para la sociedad civil. 3) La ecclesia, lugar público-público, sitio donde existe y se ejerce el poder político.

La relación entre estos tres estamentos: el oikos, el ágora y la ecclesia, debe articularse de manera elástica y sin exclusivismos. Sin vías indirectas, sin partidos políticos, por delegación directa. Así, la familia, la vida privada, (el oikos), se vincularía a la vida privada-pública, (el ágora), para desembocar en las instituciones públicas-públicas, donde se ejercería el poder decidido en las dos primeras instancias (la ecclesia).

Sostiene Castoriadis que el liberalismo actual en que vivimos pretende que se puede separar enteramente lo público de lo privado, lo que considera una mescolanza demagógica y falsa. Por ejemplo, nos dice:" no hay presupuesto familiar que no intervenga en la vida privada pública, al igual que en la vida privada. Por igual, habría que subvencionar siempre la salud y la educación en cualquier sociedad, que es la relación entre el poder público (la ecclessia) y el ágora (las comunidades)".

Son pues tres instancias, tres instituciones que dirigirían una sociedad democrática, con base autónoma y seres libres". Solo en una sociedad democrática, agrega, se puede ensayar el establecimiento y la articulación de estas tres esferas, preservando al máximo la libertad privada, preservando también al máximo la libertad del ágora (las actividades públicas comunes de los ciudadanos organizados en comunidades), y garantizando la participación directa de las comunidades y de las familias en los poderes públicos (la ecclessia).


Cornelius Castoriadis, que propone que el poder sea ejercido directamente por los ciudadanos del mundo, sin intermediación política desde luego, no ha tenido la oportunidad de vivir en un país del tercer mundo, donde lo rústico, lo rudimentario, la simple acumulación originaria es escuela. Por ejemplo, para sólo citar un ejemplo reciente, no vivió el paso del huracán Georges por la República Dominicana, no tuvo el placer de conocer a alguien que quisiera y intentara manipular, ya no a un simple ciudadano, noción aristotélica, sino a toda la nación dominicana con la trayectoria de un huracán el 22 de septiembre de 1998 en la República Dominicana.










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