Esta
entrevista fue realizada por la periodista Indhira Suero a David Puig, Director
de Ediciones De a Poco, editorial dominicana dedicada a la publicación de
literatura contemporánea y libros de arte. Ediciones De a Poco inició sus
operaciones en 2011 y ha publicado hasta la fecha cuatro libros: Los dólares de
arena de Jean-Noel Pancrazi, Postales de Frank Báez, Poesía reunida 2000-2011
de Homero Pumarol y Winterness de Juan Dicent.
¿Están en vías de extinción las editoriales de habla
hispana? Yo hablaría de mutación y de
proliferación, más que de extinción. El campo editorial de habla hispana, por
lo menos en el ámbito de la literatura, se ha transformado profundamente en los
últimos diez años. Hace
poco una amiga me comentaba a modo de broma que si levantas cualquier piedra en
Argentina o en México encuentras por los menos un par de editores "independientes".
El surgimiento de decenas de pequeños sellos editoriales en América Latina ha
implicado también una mayor fragmentación del panorama. Podríamos calificar a
muchas de estas iniciativas de "caseras".
No solo porque sus editores
conciben los libros en sus habitaciones, los diseñan en el salón y los
almacenan en el baño de sus hogares sino también porque sus proyectos tienen
una dimensión local, a veces voluntaria y reivindicada, otras veces forzada por
la dificultad de distribuir los libros más allá de sus ciudades o países de
origen. Con el resultado que uno no se entera de lo que está pasando en el
medio editorial de los países vecinos, o está al tanto pero no puede adquirir
los libros.
¿Qué opina sobre el
mercado editorial en RD? Leí el otro día esta frase: "Los regímenes
totalitarios queman libros, la democracia los ahoga". La República Dominicana
práctica una tercera vía: los ignora.
Que un grupo reducido de personas compre
los clásicos de la literatura dominicana o que algunos autores consigan vender
1000 ejemplares de sus libros subvencionados por instituciones del gobierno a
otras instituciones del gobierno o amigos, no es suficiente para hablar de un
mercado. Pero en realidad todo esto me importa
muy poco.
No se trata de apostarle a un mercado del libro que no ha existido y
probablemente no vaya a surgir nunca en nuestro país, sino de encontrar la
forma y los recursos para generar a través del trabajo editorial cierto tipo de
energías y de conversaciones. Cada libro que hemos hecho (y los que estamos
haciendo) en Ediciones De a Poco ha sido un desafío pesado y feliz, algo así
como empujar el peñón de Sísifo bailando bachata. Porque por mas difícil que
sea, hay algo de fiesta en cada libro. La edición, la corrección de estilo, la
diagramación son los preparativos.
El diseño de la portada viene siendo
la elaboración del traje. Hay ansiedad antes del día elegido, el de la
presentación, para el que todo debe estar listo. Y luego, inevitable, la
resaca. Apretarse el cinturón por unos meses, ponerse a vender los libros, a
cobrar, a generar el dinero de la próxima fiesta.
¿Qué importancia tienen las nuevas tecnologías en el mercado
editorial de RD? Uno de los grandes problemas de quienes hacemos libros en
República Dominicana es la distribución de las obras.
Para un pequeño editor es
casi imposible lidiar con la burocracia de algunas librerías que parecen imitar
las peores prácticas de la administración dominicana. En ese sentido veo nuevas
iniciativas de distribución interesantes en República Dominicana haciendo uso
de las tecnologías de la información. Un ejemplo es la plataforma
www.tulibro.do, que vende
libros dominicanos y extranjeros por internet desde Santo Domingo, y los
distribuye a todo el país, incluso a los puntos donde no hay librerías.
¿Qué opinión le merecen las editoriales
independientes o culturales? Son
como mujeres extrañas, no convencionales y por eso atractivas que me seducen,
me cautivan, y al mismo tiempo a veces también me decepcionan cuando las
conozco mejor, cuando tengo sus libros en las manos.
¿Cómo se pueden "reinventar las editoriales" en RD? Las iniciativas editoriales
"individuales", "caseras", "personales" han sido una constante y no una
excepción entre nosotros.
Hemos sido y somos un país de conucos editoriales. En ese sentido, tal vez reinventar consista simplemente en
asumir una larga historia y las peculiaridades de un contexto. Asumir que en
términos de modelo económico estaremos siempre más cerca de la economía del
gasto de Bataille que de la mano invisible del mercado. Esto significa pensar
la edición como un pequeño don o sacrificio. Un don de tiempo. Un don de
energía. Un don para quienes lo quieran recibir (aunque sean unos pocos).