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Motivación.
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Motivación. (Foto: Fuente externa)

Reflexiones sabatinas

Por Jose A. Silié Ruiz
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joseasilieruizhotmailcom/14/14/22
sábado 11 de septiembre de 2021, 21:03h
Al inicio de año hacemos nuestras promesas y nos detenemos a organizar y considerar las metas futuras como una acción normal en estos días. Veamos cómo el cerebro funciona en los casos de buenos y malos recuerdos.
Todos hemos pasado por experiencias dolorosas en nuestras vidas, de una forma u otra, sabemos que para la consolidación inicial de un recuerdo es necesaria la participación de la memoria y la emoción. Se ha demostrado que cada vez que evocamos un hecho pasado bueno o malo, este se hace ¨¨inestable¨¨ en nuestra memoria, permitiendo que se le agreguen elementos nuevos a esa experiencia anterior, es decir que cada vez es un recuerdo nuevo, porque le agregamos nuevos mensajes mentales en cada evocación. Abrimos nuevas ventanas neuronales y se inicia lo que se llama ¨reconsolidación¨ de la memoria. Es por esto que sí podemos cambiar nuestro cerebro y convertir una experiencia dolorosa en una experiencia de aprendizaje y de sabiduría. Es donde tienen espacio los terapeutas, psicólogos, psiquiatras, los grupos de apoyo, hasta un buen amigo que nos escuche y sea solidario nos pueden ayudar. Eso de rodearnos de gente inteligente, amable, con buena vibra, con actitud positiva no es en vano, es la mejor de las ayudas.

Todo el mundo quiere ser feliz, la muestra es la cantidad enorme de libros y revistas que tienen que ver con guías e instrucciones para lograrla, nos tratan de enseñar todas como aprender a amar, alcanzar triunfos y afrontar el miedo. Hemos logrado pasos de avances en el conocimiento del cuerpo y el cerebro, pero todavía no tenemos la fórmula mágica para lograr las simples 5 ¨ies¨ de la felicidad: inmediata, indefinible, intransferible, innegociable e íntima. La felicidad no es un traje hecho a la medida, es muy particular.

Con la venia de mis amables lectores me voy a citar a mí mismo: la premura de la vida moderna, nos impide uno de los aspectos de mayor importancia para alcanzar la felicidad, no dirigimos la mirada hacia nuestro interior, algo que es básico para conectarnos con nosotros mismos y lograr solo entonces, la máxima placidez del alma. Se trata de mantener una actitud gestáltica, de simplemente hacer conciencia de que lo más importante que tenemos, es nuestro interior.

Esta ajetreada modernidad, llena de tecnologías digitales tiende a expulsarnos al mundo exterior, alejándonos de nuestro “yo” íntimo, que es donde reside la felicidad.

Nuestro cerebro, no distingue entre realidad e imaginación. Una visión, aunque parezca muy rara e imposible pasa a ser real para el cerebro cuando lo estimulamos, entonces crea nuevas rutas neuronales debido a que él tiene la capacidad de “reinventarse”, es la llamada plasticidad cerebral. Con esa visión, es decir que con un decidido pensamiento, más una emoción mental elevada, se crea lo que se llama “un nuevo estado del ser”.

El solo pensamiento no es suficiente, hace falta sentirnos resueltos muy firmemente a ser la persona que nos gustaría ser. Lo que estoy señalando es, que todos podemos en gran medida “programar” nuestro inconsciente. El autor del best-seller “Tus zonas erróneas”, Wyne Dyer, recomienda que resulta un hábito fundamental, este es, que en el estado previo a caer en el sueño, pensar en todo lo bueno que tenemos y queremos, en lugar de repasar problemas y faltas. Para así engrandecernos, valorarnos y programarnos en lo positivo y conectarnos con la felicidad. Una poderosa autosugestión, que nos ayudará a fulgurar.

Científicos de la Universidad de Ginebra han descubierto que hasta el cerebro aprende hablando consigo mismo, se publica esta semana en la prestigiosa revista Neuron, una novedosa investigación dirigida por Anthony Holmaat. Demostraron por primera vez que el cerebro desarrolla un diálogo consigo mismo para aprender del entorno, mediante ¨El sistema de retroalimentación¨, antes de fijar la información en la memoria. Si nuestro cerebro habla con el mismo, porque no nos atrevemos nosotros a hablar gratamente con él. ¡Muchas veces nos olvidamos de ser felices, es posible con simples pensamientos positivos!


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