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Punto de mira
Punto de mira (Foto: Fuente externa)

Vacunarse es un privilegio al que no se le debe temer

Por Rosa A. Rodríguez C.
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roserodriguez17gmailcom/15/15/21
En febrero del año pasado, la preocupación ante el desconocimiento del comportamiento del coronavirus o sus riesgos era aterrador. En ese momento, hablar de una vacuna era imposible, especialmente cuando la experiencia en el desarrollo de este tipo de fármacos conllevaba un mínimo de 18 meses, tomando en cuenta las estadísticas actuales.


El desarrollo de la tecnología –sin dudas- ha jugado un papel importante en la rapidez con la que se han realizado los estudios y aplicación de pruebas para poder dar el visto bueno a las distintas vacunas que hoy existen contra el coronavirus. Si hacemos un vistazo rápido a la historia, las grandes enfermedades, pestes, pandemias, tardaron años –e incluso siglos o décadas- en ser erradicadas debido a la falta de tratamientos efectivos y poco abrasivos a la salud.

La vacuna contra la viruela, por ejemplo, se descubrió en el 1796 pero no fue hasta 1980 -184 años más tarde- que se logró erradicar la enfermedad a nivel global. En el caso del Polio, que para finales de 1800 se convirtió en una peligrosa epidemia, las primeras vacunas se descubrieron en 1935 pero estas causaron efectos negativos en miles de niños. 20 años más tarde, los científicos Jonas Salk en 1953 y Albert Sabin en 1956 desarrollaron las primeras dosis efectivas.

En menos de 18 meses, el descubrimiento de las vacunas contra el coronavirus ha puesto de manifiesto el trabajo arduo que los científicos han venido realizando desde que se descubrieron las cepas de este virus que -a la fecha- ha afectado más de 113 millones de personas a nivel mundial.

Recordemos que en un principio, todo el foco estaba sobre los científicos, quienes debían investigar el origen del virus, descubrir las cepas y encontrar los fármacos que eliminaran el covid-19 de nuestro organismo. Una vez disponibles, temas relacionados a la obtención y distribución del fármaco también ha conllevado un trabajo arduo. No ha sido fácil colocar el tratamiento a nuestra disposición y es algo que, lamentablemente, algunos no valoran.

¿Entienden acaso lo que significa tener el beneficio de vacunarnos? ¿Los sacrificios que muchos han tenido que hacer? ¿El dolor causado por las vidas perdidas que no tuvieron la oportunidad que hoy tenemos? Pareciera que se menospreciaran los esfuerzos de todo lo que ha sucedido para que llegara este momento

Ahora es nuestro turno de actuar. Sobre nosotros recae la responsabilidad de bloquear la expansión de esta terrible enfermedad ¿Cómo? ¡Vacunándonos! Ese sería nuestro aporte más grande. Lo único que tenemos que hacer es estar atentos a las fechas –según las fases del plan de vacunación- y asistir a al centro más cercano a recibir la dosis que nos corresponde.

Ese sólo paso –tan sencillo como se ve- marcaría el principio de los cambios positivos que tanto hemos clamado a lo largo el distanciamiento social y los problemas económicos que ha dejado esta “covirealidad”.

Aprovechemos el hecho de que vivimos en un momento privilegiado en la historia, de que las generaciones actuales disponemos de la ventaja de protección ante una enfermedad que no solo ha paralizado al mundo a nivel económico y social, sino que ha dejada más de 2 millones 500 mil muertes en todo el mundo de acuerdo a las estadísticas de la OMS.

Ayudemos a disminuir estas cifras ¡Salvemos vidas! Trabajemos en conjunto para poner fin a esta pandemia que tanto daño ha causado para que logremos retomar, poco a poco, la vida que teníamos antes del covid-19.

¡Vacúnate! Por ti, por tu familia, por tus amigos, por aquellos con los que compartes tu tiempo, por los que ya no están… No importa la razón con la cual te identifiques, lo que importa es que lo hagas por el bien de toda la sociedad.

Si te vacunas, salvas vida ¡Hazlo ya!

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