Santo Domingo.- Queridos, hoy voy a aprovechar este espacio para comentarles lo que es la vida de los estudiantes de hoy.

Tengo la suerte de tener la misma lavandera desde hace 20 años. Ella se casó y tuvo una hija, que nació prácticamente en mi casa y es un miembro más de la familia.

En estos días, oyendo las noticias de los estudios por internet le pregunte como estaba estudiando el final del curso escolar la niña. Muy seria me explicó que a través de su celular, ella le pone una recarga de 500 pesos y la niña estudia hasta que se terminan las clases. Por fin se terminó el año, la niña obtuvo una calificación de A en todo.

Ahora tenemos que prepararnos para un año que parece que va a ser online por mucho tiempo. Hay que comprar una tableta de suficiente capacidad para que admita el programa del colegio; se compra la tableta, el forro y el protector de pantalla. Ahora necesitamos el internet. Hay que hacer una solicitud a una compañía de telefonía, nos informan que la pondrán como mínimo en 4 semanas pues tienen mucha demanda. Esto conlleva gastos de inscripción y mensualidades para todo el año. Pero también el colegio anuncia que hay que pagar un derecho para poder utilizar la plataforma de las clases. Más gastos.

Pero no se ha terminado ahí la crujía, también hay que pagar los libros del próximo año, alrededor de 25,000 pesos; más la reinscripción y las mensualidades.

No puedo escribir nada más sobre esto. ¿Cómo un trabajador o cualquier dominicano de clase medio de este país puede acarrear este tipo de gastos? Y no hablemos si los niños necesitan ayuda con alguna materia, ¿Quién puede tener la capacidad alrededor de ellos para explicarles y ayudarles?

Estoy asustada. Comprendo que no es culpa de nadie la pandemia, pero debemos planificar las cosas con lógica y aterrizados a nuestra realidad.

Esperemos que Dios ayude a nuestros niños y al futuro de nuestro país.

Lic Ana Herrero.

Terapeuta Familiar.