Oteyza, un hombre moderno, muy de verdad, en la pasarela madrileña

España.- "No entendemos la moda sin emoción", explicaron a Efe Caterina Pañeda y Paul García de Oteyza, dúo creativo de Oteyza, sastrería artesanal que, por encima de todo, defiende la riqueza de la lana merina y las formas y patrones del vestir español del siglo XVI.

Una vez más, esta sastrería vuelve a bucear en la cultura, el folclore y el regionalismo español, y en su nueva colección plasma la fuerza y la masculinidad con prendas que respiran vanguardia, como la calza, "un falda asimétrica, con cintura marcada, que arrastra por el suelo", detalla García de Oteyza.

"Esta falda masculina nace a partir del patrón de la capa Zuloaga" y se puede llevar sobre los hombros o a la cintura. "Es bonito un hombre con falda, marca su masculinidad", añade Pañeda.

La puesta en escena de la nueva colección de Oteyza no ha sido un desfile al uso sino un espectáculo transversal de pintura abstracta combinada con nuevas tecnologías digitales en el Teatro Español, donde a través de una representación se han visto prendas con mucha verdad, transversales y elaboradas con primor.

Sobre las tablas del teatro, los diseñadores, repartidos entre el escenario y la platea como si fueran los regidores de una obra teatral, han presentado veinticinco conjuntos bañados en historia, salpicados con notas Art-Decò.

Como una obra de teatro seria, la performance ha tenido tres actos. En el primero, una creación onírica del regionalismo español en el que aparecían los modelos con la cara cubierta con el sombrero cañales (tradicional goyesco), un guiño al exotismo de España en la época romántica", dice Paul García de Oteyza.

En el segundo, al tiempo que el artista Fernando Mastretta pintaba sobre un lienzo en blanco, en escena se veían los sólidos pilares de la colección: geometría, movimientos, tejidos de calidad y paleta cromáticos. "Es la primera vez que utilizamos el blanco en una colección de invierno", apunta Pañeda.

Y en el tercer y último acto, los modelos, que aparecían del foso del escenario, lucían modelos más teatrales, con patrones plisados y de líneas muy puras rescatados del folclore castellano. Puro almíbar.

En esta nueva interpretación de Oteyza no faltó la capa clásica, prenda fetiche de esta firma, que a lo largo de las veinticinco salidas, subieron a escena otras tan atractivas como la gavia -abrigo tres cuartos- o la galerna combinadas con pantalones desestructurados, con aperturas delanteras y traseras o con pinzas oblicuas.

Para el próximo otoño-invierno, estos sastres artesanos apuestan por prendas confeccionadas con lana, recién esquilada en tonos blancos sucios como si no estuviera lavada, que ofrece una aspecto rústico muy bello. Muy apetecibles, los jerséis, los pantalones de tallo alto y la capa a modo de paño superpuesto.

El negro azabache, los tonos otoñales, amarillos y ocres son algunos de los colores que componen la paleta cromática de Lances, una colección con gran riqueza de formas y con la que Oteyza cerró una trilogía en la que se vio que la tradición y la vanguardia caminan de la mano.