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"La bicicleta verde", rodada con capital saudí y alemán, es el primer largometraje de la directora árabe.

La cineasta saudí Haifaa Al Mansour, directora de la película 'La bicicleta verde'.
La cineasta saudí Haifaa Al Mansour, directora de la película "La bicicleta verde".

Haifaa Al Mansour, la primera cineasta saudí, optimista, vital y libre

Por EFE
jueves 27 de junio de 2013, 07:22h
Recuerda que Arabia Saudí es un país segregado en el que los hombres y las mujeres viven separados en el ámbito público. Una sociedad muy conservadora que le obligó a rodar escondida en una furgoneta las escenas que se desarrollan en las calles de Riad.
En Arabia Saudí no hay cines, las mujeres no pueden conducir y las niñas ni siquiera montar en bici, pero la cineasta Haifaa Al Mansour es optimista ante "los pequeños pasos" de aperturismo, como muestra en "La bicicleta verde", su ópera prima y primer filme realizado en su país.

"Tenemos que celebrar cada uno de esos pequeños avances", afirma en una entrevista con Efe la realizadora, entusiasmada ante la posibilidad de que las mujeres puedan por fin votar a partir de 2014 y orgullosa de que su película pueda servir para abrir las puertas al cine y en Arabia Saudí. La situación, explica sin borrar la sonrisa de su cara, "se ha relajado mucho", es "más suave", la gente es "menos militante y menos violenta". Hasta muchos aceptan que las mujeres conduzcan.

"Es realmente un cambio a nivel muy pequeño", resalta Al Mansour, sentada en un hotel de Madrid y vestida al más puro estilo occidental. Una mujer persistente, como lo demuestra el hecho de que ha tardado cinco años en poner en pie su primera película -tras tres cortometrajes y un documental-, para la que ha contado con financiación saudí y alemana.

"Fue muy difícil", tanto el escribir la historia como el lograr la financiación, porque la realizadora tenía claro que quería que hubiera dinero saudí en la producción y finalmente lo logró a través de una productora independiente y muy abierta. Pero le llevó mucho tiempo convencer a la gente de que podían confiar en ella, porque además la historia es muy simple y sin el dramatismo que prefieren en los países árabes.

Una historia sobre el fortalecimiento de las jóvenes árabes, sobre sus ganas de evolucionar y de salir de la situación en la que se encuentran. Sobre ofrecerles "la oportunidad de hacer algo diferente, pero nada ofensiva", explica Al Mansour, que cree que en el respeto con el que afrontó su trabajo está la clave para haber conseguido el permiso para realizarla.

"Creo que la gente apreció ese respeto", asegura la realizadora, que recuerda que Arabia Saudí es un país segregado en el que los hombres y las mujeres viven separados en el ámbito público. Una sociedad muy conservadora que le obligó a rodar escondida en una furgoneta las escenas que se desarrollan en las calles de Riad. Pero ni esa situación puede con el buen humor de Al Mansour, que cuenta divertida cómo se comunicaba con "walkie talkie" con los miembros del equipo que estaban en las calles. "Estuve chillando todo el tiempo desde dentro", recuerda.

"La bicicleta verde", que se estrena el viernes en España, cuenta cómo Wadjda (título original del filme), una niña de 10 años, trata por todos los medios de conseguir una bicicleta para poder ganar en una carrera a un amigo suyo, pero vive en un barrio de Riad y es saudí, un país en el que las mujeres están sometidas a unas estrictas normas de conducta que les impide vivir libremente. La protagonista es Waad Mohammed, una joven espectacular que se presentó a las pruebas vestida con vaqueros, el pelo alborotado y escuchando a Justin Bieber. "Supe que era ella en cuanto la vi", dice Al Mansour.

La historia está inspirada en la vida de la directora, que se crió en una pequeña ciudad de Arabia Saudí, sometida a esas reglas, pero en el seno de una familia tan tradicional como abierta de mente, lo que le permitió llevar una vida mucho más libre de lo habitual para una mujer de su país. "Mi familia no habla inglés, no ha viajado fuera de los países árabes, pero no había nada que yo no pudiera hacer. Eso sí, en casa. Un pequeño espacio que me permitió soñar y pensar en que podría lograr lo que quisiera".

Estudió Literatura en El Cairo y cine en Sydney. Y su objetivo es hacer películas que reflejen la realidad de su país. "Me encanta volver -ahora vive en Bahrein junto a su esposo estadounidense y sus dos hijos-. Es muy interesante para contar historias. Un lugar conservador y rico, en el que algunos tratan de encontrar su identidad entre el mundo tradicional y el moderno".

Resta importancia a las amenazas que recibía -ahora se han reducido- y está contenta porque con esta película -que presentó en el Festival de Venecia y que ahora está estrenando en todo el mundo- la gente comienza a confiar más en ella, lo que espera se traduzca en una mayor facilidad de financiación para su próximo proyecto. Mientras, sueña con participar en la carrera de los Óscar con el primer largometraje de la historia de Arabia Saudí y sonríe satisfecha al recordar el orgullo de su madre por su trabajo.
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