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Más hondo lo sepultará el lodo...

Por Alfonso M. Becker
viernes 03 de noviembre de 2017, 09:59h
Más hondo lo sepultará el lodo...
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Más hondo lo sepultará el lodo... (Foto: Alfonso M. Becker)
“Sostiene el paciente esquizoide, de incierta evolución clínica, que la tierra bajo sus pies es un inmenso periódico desplegado y que él es el único periodista del planeta… Me temo que hay que operarlo de nuevo urgentemente” André Breton.
Nada ni nadie tienen ya sentido de la medida… En medio de la decadencia de los grandes periódicos de renombre, la espectacular desinformación desplegada por la comunidad de inteligencia estadounidense los sitúa, aún más, en un pozo sin fondo que nunca rebozará con las grandes mentiras de la historia. Los mejores laboratorios de pensamiento aseguran y dan fe de que hay sitio de sobra para toda la basura mediática y sus agentes, por otra parte necesaria para aturdir a las masas sedientas de cotilleo y hambrientas de nacionalismos: oferta de las mafias separatistas a la suplementaria dieta adelgazante de los que en realidad no tienen nada ni lo tendrán nunca… Ni siquiera patria.

Es normal que la chusma no entienda de masa y poder en la espectacularidad de un mundo de ensueño, en una sociedad que ya no es capaz de diferenciar y reconocer la vigilia… También parece normal que ante las aberrantes políticas migratorias, necesariamente obligadas para la producción capitalista de mercancías a precios asequibles, el triste individuo pequeño burgués, el esclavo posmoderno, se sienta rodeado por extranjeros como él en una tierra que no es la suya… Aquella isla de hambrientos que nunca le dio de comer no es su mundo ni lo será nunca… El plumilla de aldea no es más que un pobre desgraciado tan cercado por extraños que lo han convertido en un paria lleno de odio en la sociedad que le dio cobijo; en un extranjero en su propio hogar...

Desde la revolución industrial, no se encontraban en los periódicos “serios” ideas tan demenciales y valoraciones tan ridículas y absurdas. A la notable y evidente basura intelectual despachada en los centros universitarios de la periferia para dotar a las clases desposeídas de titulillos, se une -quizás- la universalización de la mentira política que ha creado por arte de magia (aunque parezca contradicción) una nueva raza de zombis llamados a repetir servilmente e imitar con devoción la letanía de los mass-media dominantes; unos muertos en vida que sirven de eco; cadáveres ideológicos con larvas en el alma, una enfermedad intelectual que envenena la sangre de los incultos titulados de la chusma; venenum moral que agujerea los corazones patológicos, y apolilla los cerebros.

¿Que todos somos fascistas porque lo dice un ignorante soplapollas? -se preguntó un amigo escritor- ¿Porque escribimos en periódicos de gran categoría? ¿Porque nos traducen a todos los idiomas? ¿Porque no opinamos igual que él? ¿Porque ganamos dinero vendiendo guiones de cine y relatos cortos? ¿Porque Miami está en Estados Unidos en vez de en Afganistán? ¿Porque amamos y conocemos el Caribe mejor que él? Si le queda un poco de lucidez, no tiene más remedio que dirigir la vista hacia atrás. Solo la vista. Nada más… Encontrará que su pasado le persigue… Su constante negación del conocimiento artístico y político en los demás, le delata.

En este paisaje, irónicamente tan bello, donde los pajarillos pían alegremente en varios idiomas y lenguas muertas, el decadente periodismo transgénero de boricua de medio pelo, afecto de galopante senilidad antiamericana y amaneramiento antisionista desmedido, se siente poderoso en la fase de abundancia económica de su domicilio, rodeado de comida basura y con un teclado con el que pretende aparentar que tiene algo de lo que realmente carece; pretende -el más ruin y mezquino de los sujetos- un protagonismo imposible en el triste y enfermizo ocaso de su vida, ocupándose de inexistentes faltas ajenas, de supuestas licencias del prójimo para opinar y de hacerlo todo con un maníaco, asqueroso y despreciable odio antijudío…

“Dios mío -decía el famoso atracador apuntando a la frente de la cajera de un banco- el gran espectáculo de la vida somete toda la realidad a la pura y llana apariencia”… “Me estoy llevando todos los millones de este puto banco, pero en realidad es como si no estuviera pasando”… “Esto podría ser una película, asi que no se te ocurra estropearlo, pedazo de zorra”… ¿Lo entiendes, cajera del demonio?

En la Francia aventurera de Jacques Mesrine las prostitutas del hampa eran conocidas por su notable hermosura y por unas caderas tan despampanantes que producían eyaculación precoz, incluso mirando desde lejos, entre los machos más curtidos en dar placer a las damas. Eran las más guapas y caras, las más vigiladas por el chulo mahometano porque todo eran ganancias para el degenerado muslim que las esclavizaba, en París o en Marsella, en los arrabales o en la costa.

Así los proxenetas islámicos sabían quiénes frecuentaban a la ramera y el derroche de dinero del cliente… El esclavista del Islam proporcionaba cualquier gusto sofisticado por dinero y si la meretriz no aceptaba o se quejaba, la molía a palos… Sin embargo, el peligroso Jacques Mesrine, que ya había asesinado a tres chulos de putas mahometanos, iba mucho más lejos, era mucho más sutil y conocía a un periodista de la policía con siete títulos al cual más rimbombante; y también sabía que el tal periodista tenía tres o cuatro amantes enfermeras, auxiliares de clínica y empleadas de un hospital de mala muerte… Aquel periodista era de los que pontificaban el falso latiguillo de “la familia es lo más importante de la vida”… Sobre todo cuando iban a intervenir quirúrgicamente al cerdo cobarde...

El más peligroso bandido de Francia asaltó su casa y robó todo lo que tenía de valor, incluso se folló a su mujer… porque “aquella basura de ser humano amaba a los moros con locura, que eran enemigos de Francia, y odiaba a los judíos” (palabras del legendario bandido); para colmo, el maldito periodista, habló muy mal de sus atracos, de sus crímenes y se burló de su mala vida de delincuente; se mofó de su puta favorita y además era partidario de los escraches: “el despreciable sujeto del periodismo disfrutaba con manifestaciones de la chusma ante la puerta y bajo la ventana de la gente que no le caía bien”- decía… Antes de huir con el botín dejó una nota sobre la mesa para que la leyeran su esposa y sus hijos; en ella puntualizaba que las amantes del “santo de su marido”, además de mujerzuelas eran feas de cojones...

El modo de vida alienado en esta sociedad posmoderna de insoportables charlatanes, ha dado a luz a fanáticos ideologizados que forman parte inseparable del gran espectáculo de la mentira política difundida por esclavos envidiosos que se creen supremacistas blancos con una nueva profesión de una élite (por llamarla de alguna manera) de los barrios bajos... Al no ser contratado por nadie, no cobrar por ejercer con su título, y no tener ingreso alguno salvo la miserable pensión que le obsequió el país de acogida, representa lo único que puede: un ser alienado hasta el cogote, que ha alcanzado el grado que le permite vivir su propia destrucción como un goce estético… Walter Benjamin no se equivocaba: son muertos que hablan...

Un cortito de inteligencia, eso es el que pretende interrumpir la historia cuando su existencia está a punto de detener sus propios latidos en el curso monótono de su exiguo tiempo. ¿Pero qué sabe este tipejo de la peculiar poética y de la escenografía de la revolución literaria? En este gran teatro del mundo, su palabrería hueca y su discurso vacío, cada día gana terreno entre la chusma adoctrinada y conducida hacia el redil de los charlatanes. Pero nuestra radical intención de llamar a cada cosa por su nombre, nunca estará a su alcance. Se ha degradado tanto que solo concede importancia a sus esputos con pretensiones...

Nunca podría argumentar la precursora noción de espectáculo político porque no sabe que la vida es sueño y que el sueño constituye la base intelectual del lenguaje escrito sobre el cual se edifica la sublime comunicación de ideas, la transmisión de conocimiento y -por supuesto- el arte literario. Solo un muerto en vida puede mostrar infinita satisfacción por una vida esclavizada por su aberrante trabajo, la colonización de su tiempo libre en apariencia y la absurda pretensión de que alguien lea las sandeces que escribe un ignorante...

La villanía carece de amigos, tanto en la suerte como en la prosperidad. Nadie ayuda a un despreciable villano insomne. Ni siquiera cuando la adversidad se ceba con la miserable supervivencia del que es malo por naturaleza, por el odio acumulado, por la envidia, y por tanto desvelo… El mezquino aborrecible solo persigue su interés y una imagen propia que raya en el delirio, torciendo la escritura hasta el extremo de decir nada… Carente de futuro e incluso de pasado, es la “viva” imagen del zombi, falto de imaginación y de memoria. Un muerto, antes de haber nacido, nunca podrá saber ni experimentar que lo único y eternamente joven es la revolución literaria.

Expropiado del tiempo total de toda su vida (incluidas sus patética vacaciones como pseudo-ocio) el miserable proletario que escribe chorradas, pluriempleado en la sangre como los vampiros, ha alcanzado el zenit de su enajenación sin oponer resistencia alguna entre el agregado de simples espectadores dedicados a consumir su ración de basura en la máxima expresión del estercolero en el que pasa sus últimos días. La miseria espiritual en la vida cotidiana de este neoluddita no consiste en rebelarse contra las máquinas, sino contra todo aquel que le haga sombra… Cualquier tipo de belleza en el arte de escribir, asociada al placer de leer, no le pertenece.

Porque es nuestro… De nuestra propiedad intelectual. Y sabemos defenderlo… Si tuviera algo de inteligencia, estas palabras le sonarían como tableteo de ametralladora… Ahora no tiene donde esconderse. En la sociedad del espectáculo político nadie puede exiliarse. Ni siquiera el corrupto payaso catalán, Puigdemont. La sabandija del periodismo tardío ha derrochado todas sus opciones de discreción. No hay vuelta atrás para las ratas antisemitas...

La realización del arte en la vida no puede ser suya porque solo es el cadáver de un necio… No es más que una basura integrada de la chusma pululando como un gusano por un trozo de nada podrida… Solo así puede diferenciarse el mezquino, de los geniales príncipes apocalípticos de la narrativa contemporánea en el país de las sublimes tormentas creativas, en la ciudad donde sucede una guerra muy poco conocida por los antijudíos que jamás vivieron y bebieron con la revuelta. Solo un repugnante sujeto puede conducirse hacia la Edad Media… Una suerte de inquisidor del Santo Oficio para vomitar sus peroratas contra Israel y contra los hebreos… Todo un ridículo Torquemada del periodismo mestizo para conseguir nada… Solo su ruina moral.

No exageraba, con su grandioso pesimismo, el gran filósofo jesuita del conceptismo que tanto admiraba Guy Debord. En la Francia situacionista se señalaba a los periodistas de cierto lirismo amanerado, como “patético transexual de la política” intentando disimular su envidia como una puta barata y masoquista ante el espejo… O como el triste maricón al que le huele mal el aliento y se consuela ante la tremenda soledad de su pantalla con los albañales que expelen por su boca, toda su inmundicia.

Pues que siga escarbando, ya lo dice el refrán…

Más hondo lo sepultará el lodo.

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