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José Luís Méndez La Fuente
José Luís Méndez La Fuente

Maduro y los Pintores del Renacimiento

Por José Luis Méndez La Fuente
miércoles 05 de marzo de 2014, 17:47h
Saber escuchar es fundamental en medio de una crisis política; pero para ello se debe empezar por reconocer que la hay.
Por José Luís Méndez La Fuente

Una de las características, entre otras muchas, de los pintores del renacimiento italiano, que los hizo famosos, fue la de haber creado y desarrollado la técnica del "sfumato" que consiste en suavizar o difuminar los contornos de las figuras que se pintan mediante sombras y colores, de modo tal que las personas, árboles y objetos en general, no lucen al observador como planos cercanos o superpuestos al paisaje, sino con un aspecto de vaguedad y lejanía que los hacen perderse dentro del mismo.

De modo similar, se utilizan las palabras esfumar o difuminar fuera del ámbito pictórico, para indicar que una imagen determinada, una idea o una situación que parecía muy concreta se ha desdibujado, ha perdido nitidez, claridad o intensidad. No sabemos si el señor Maduro o alguno de los asesores del gobierno conocen algo de pintura clásica, pero es indudable que manejan la técnica del "sfumato" de manera magistral.

Ahora resulta que lo que le hace falta al país no es llenar los anaqueles de alimentos y productos de primera necesidad, no es acabar con los mal llamados "colectivos", que realmente son bandas armadas al margen de la ley, ni darle seguridad y servicios públicos eficientes a la ciudadanía, sino una Conferencia de Paz.

La idea de crear una Conferencia de Paz para conversar y meditar sobre la violencia que ha sacudido al país en las últimas dos semanas, es realmente brillante desde un punto de vista de estrategia política, pues coloca el problema de fondo dentro de un contexto mucho más general, más indefinido y vago, lo que hace que el espectador aparte la vista del tema principal que son las causas y la desvíe hacia el uso de la fuerza, las agresiones y tropelías generadas dentro de las manifestaciones y protestas sociales acontecidas hasta ahora.

Pero lo más importante para el gobierno, es que le da un tratamiento al asunto, de cara a la opinión pública tanto nacional como internacional, de conflicto armado, de acto de beligerancia por parte de la oposición, como si el país realmente fuese un campo de batalla y aquí se estuviese escenificando una verdadera guerra, para acabar, en este caso, con la autoridad establecida, lo cual ayuda a difuminar las verdaderas causas del problema principal y a confundir a cualquiera que no esté bien claro de ideas en cuanto a lo que está sucediendo en Venezuela.

Y es que una Conferencia de Paz, supone una tregua o la búsqueda de una solución a una conflagración multilateral, como ocurrió con las Conferencias de Paz de París de 1919 o la de Yalta y San Francisco en 1945, todas concluyendo con la firma de tratados internacionales, que ponían fin a años de cruentas hostilidades y regulaban la postguerra.

El nombre de Conferencia de Paz es tan pomposo, quizás por la seriedad de lo que encierra, que ni siquiera en el diálogo que sostiene en Cuba, el gobierno de Juan Manuel Santos con las FARC, se utiliza.

Por lo que cabe preguntarse en condición de qué, la oposición venezolana, que es una colectividad pero no un "colectivo", que está conformada por políticos, estudiantes, trabajadores, empresarios, es decir, por miembros de la sociedad civil que no integran un organismo armado de manera alguna, por lo que tampoco es una guerrilla o un ejército de liberación nacional, puede ser parte de una Conferencia de Paz.

Por qué, sencillamente, el gobierno no entabla un dialogo, si eso es lo que quiere, con los diferentes componentes de esa sociedad civil, en vez de llamar a una Conferencia de Paz que esta fuera de lugar.

Basta recordar que quince años atrás, los gobiernos de entonces entablaban conversaciones con el sector laboral y empresarial para buscar soluciones a los problemas sociales y económicos, independientemente de si resultaban o no exitosas.

Una de las críticas que precisamente se le hacían a Chávez como presidente, era que no dialogaba, sino que mandaba y monologaba desde el poder, a través de la TV y demás medios, pero siempre sin debatir y sin nadie enfrente que le pusiera en entredicho sus ideas.

Saber escuchar es fundamental en medio de una crisis política; pero para ello se debe empezar por reconocer que la hay.

De las declaraciones que dieron algunos representantes del oficialismo con motivo de la sesión de instalación de la Comisión Política nombrada por el Ejecutivo para coordinar la Conferencia de Paz, se desprende que ese reconocimiento aún no es posible, por lo menos de la boca para fuera, porque sería tanto como reconocer que las causas para la protesta popular también existen. [email protected]
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