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El cerebro del viejo verde: La “’neuropenalidad”

Por Jose A. Silié Ruiz
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joseasilieruizhotmailcom/14/14/22
martes 29 de marzo de 2016, 13:30h
Como médico neurólogo, tengo entre los temas de mi interés el Alzhéimer, de hecho tenemos la gran honra de estar entre los asesores de la Asociación Dominicana de Alzheimer. Por esta razón recibo pacientes, que van ellos o los “llevan” sus familiares por conductas bizarras. Un envejecimiento sano, no significa necesariamente alguna forma de demencia. Ese paso de los años, pudiendo mantenerse conducta e intelecto aún con las deficiencias propias de la edad es lo ideal, en forma activa, sintiéndose bien. En los países de alto nivel económico, la expectativa de vida anda por más de los 70 años. Entre estos abuelitos, también las hay abuelitas, ese personaje que se niega a envejecer con gracilidad, que tiene una gran desinhibición en su conducta diaria, en ocasiones con actos que abochornan, enamora hasta una escoba, baila en las discotecas juveniles y viste como Justin Bieber. Ese es el “viejo verde”.
Pero si a estos síntomas se les agregan comportamientos bizarros, esos que están fuera del contexto de envejecer. Distanciados de la digna senectud, del envejecimiento natural, ese parsimonioso y airoso paso de los años. Cambios inevitables como respuesta a una acción genética, que es su indefectible expresión al paso del tiempo. Alterándose más rápidamente las células envejecientes, por agresiones que incluyen elementos nocivos, tanto físicos como psicológico. El envejecer, provoca una serie de sensaciones emocionales que pueden ser: el aislamiento, inutilidad y desamparo, acrecentándose el stress psicológico. Si a estos aspectos emocionales, usted le agrega la degeneración cortical cerebral, por la progresiva muerte celular de neuronas en áreas que tienen que ver con la conducta y la convivencia social, son las principales razones para esas conductas erráticas del abuelito. En ocasiones esas acciones son muy vergonzosas, antitéticas y hasta penalmente riesgosas para la familia y sus cuidadores. Existen algunos que son eternos jóvenes, también son “’viejos verdes”. Podemos reconocerles una conducta reiterativa, la hipersexualidad, algunos se creen superhombres, las quinceañeras son sus preferidas, las “viejitas” no les agradan. Siendo capaces de comportamientos irreverentes en su entorno social. Tengo un paciente, que por poco muere en el intento de hacer feliz una damisela 50 y tanto años menor, por usar dos de las “’píldoras” para hombres, hizo una severa arritmia y que gracias al experimentado cardiólogo Dr. Rafael Guillén, se le pudo narigonear su desbocado corazón. Al parecer quieren gastar con urgencia las últimas raciones cerebrales de su testosterona, tratando de distanciar el inexorable Waterloo masculino. Ese “viejo verde”, trata con irrespeto a las damas, es un verdadero “fresco”, conduciéndose con rudezas y vergonzosas desparpajadas sociales.
Los negocios erráticos en él son un riesgo y los hacen con frecuencia. Como el caso en que tuve que ir a juicio como experto, pues uno de mis pacientes, se volvió “viejo verde”’ y traspasó acciones empresariales costosísimas, a una joven damisela en una noche que como testigo y notario estuvieron la burbujeante champaña y el caviar. Por igual son comunes en el viejo verde, el inicio de adicciones que tempranamente no estaban presentes como: el sexo, juego, alcoholismo, la comida compulsiva. En cuanto al vestir en vez de seguir los mandatos de la revista de moda GQ, con ropa tradicional y adecuada para su edad, al nietecito más roquero lo convierte en su asesor de imágenes. A menudo hace la misma pregunta una y otra vez, olvida lo acordado en conversaciones previas. Penosamente debo aceptar, son formas de demencias, lo demostraremos en otra ocasión. ¿Deben ser tratados ellos con una indulgente neuropenalidad?
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