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 El artista multidisciplinar Alberto Corazón
El artista multidisciplinar Alberto Corazón

Alberto Corazón afirma que vivimos unos años de "esplendor de la mediocridad"

Por EFE
sábado 18 de enero de 2014, 04:54h
Esta muestra, que Corazón (Madrid, 1942) define como "la más intensa" de su carrera, reúne 25 cuadros entorno a una de las obras "más sencillas y misteriosas del arte italiano"

Madrid, (EFE).- "Estamos viviendo unos tiempos de esplendor de la mediocridad", afirma en una entrevista con Efe el artista y diseñador Alberto Corazón, que acaba de cumplir medio siglo en la profesión, cuya obra centrará dos exposiciones en enero y abril en Madrid, así como la edición de un libro. "Nunca la mediocridad ha tenido tanto éxito social, político y económico", lamenta el artista, que inauguró la exposición "¿Es la memoria un cazador furtivo?" en la Galería Marlborough de Madrid.

Esta muestra, que Corazón (Madrid, 1942) define como "la más intensa" de su carrera, reúne 25 cuadros entorno a una de las obras "más sencillas y misteriosas del arte italiano", "Cesta con frutas" de Caravaggio. Hacía dos años que el renovador del diseño español no exponía, tiempo que ha pasado "merodeando" alrededor del cuadro de Caravaggio, lo que ha supuesto "una gran experiencia, muy intensa" y aunque le ha dejado "literalmente exhausto" está "muy feliz" por el resultado. Y es que Corazón escribe, en el cuaderno publicado en edición no venal en el que narra su reencuentro con el cuadro de Caravaggio en la Pinacoteca Ambrosiana de Milán en 2012 y la atracción misteriosa en la que cayó atrapado ante esta pequeña pintura, que "si prescindimos de la emoción, nuestras certezas son solo analogías".

En 2013 se cumplieron 50 años de su actividad como diseñador y en primavera llegará a Madrid la exposición retrospectiva organizada con carácter itinerante para recordar la efeméride, junto con la edición del libro "Trabajar con signos". Corazón ha creado gran parte de los signos y objetos que han llenado el último medio siglo de España: los logotipos e imagen del Círculo de Bellas Artes, ONCE, Paradores Nacionales, Cercanías Renfe, Casa del Lector, Casa del Libro, algunos ministerios y editoriales sin olvidar objetos como el teléfono Domo.

Es por ello que se siente "un poco hacedor" de la actual sociedad y califica de "estimulante" saber que con su trabajo "acompañó y ayudó" a muchos de sus conciudadanos en diferentes momentos de la vida. El artista traza una clara diferencia entre diseño y creación plástica. La primera es "racionalidad, claridad", mientras la segunda la define como "oscura y misteriosa". "El diseño parte del encargo, mi cliente tiene un problema y me contrata para resolverlo y lleva consigo limitaciones y oportunidades sobre las que tengo que trabajar". Por el contrario "la creación plástica es un autoencargo, sin más limitaciones" que las del talento artístico. Sobre si sus diseños han interpretado la cultura o han despertado el deseo de una sociedad libre y abierta, recuerda que tuvo "la inmensa fortuna de vivir activamente el fin del miserable franquismo y la esperanza en el acceso" del país a la modernidad.

En aquella época, dice, se quemaron etapas "a una gran velocidad y el horizonte se iba abriendo a cada paso. Somos esencialmente animales simbólicos y los símbolos, aceptados y compartidos, tienen mucho más poder creador de lo que creemos". "Nuestra cultura es, por primera vez, nuestra, la hacemos nosotros y esa es una condición para la sociedad libre y abierta que sigue siendo el proyecto", asegura. Aunque ha cerrado su estudio, "un diseñador comprometido nunca se jubila. Nunca jubilaré mis neuronas. Pero la presencia y la actividad en el mercado sí necesita un replanteamiento". El estudio, revela, no podía sobrevivir "a la asfixiante mediocridad del mercado. Ahora mi modo de trabajo está desubicado y eso me está dando nueva energía", afirma. Mientras, en su búsqueda en el arte no quiere "llegar a ningún sitio" sino "seguir caminando y que el camino sea largo y lleno de hallazgos, tanto con la pintura como con la escultura. Lo que importa es el conjunto del relato".

Tampoco le inquieta ser más famoso en sus facetas de pintor y escultor en lugares como Estados Unidos, Italia y Alemania que en España, pues "el reconocimiento -indica- es una avidez poco interesante y, generalmente, equivoca". "Estamos viviendo unos tiempos de esplendor de la mediocridad. Nunca la mediocridad ha tenido tanto éxito social, político y económico. En un entorno así, el reconocimiento puede ser moneda falsa". Ahora, Alberto Corazón se dedica a "aprovechar al máximo el esplendor de la vida. En celebrarla pintando, escribiendo y haciendo esculturas". "Trabajo también activamente en reclamar silencio y una cierta lentitud; en cuidar el cariño que recibo y trato de devolver y en evitar a los malvados y a los necios, parece que no, pero es un gran trabajo", advierte. Concha Tejedor. EFE/Archivo

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