“Fue el secretario general de la Organización mundial del Turismo quien nos lo dijo, que éramos los únicos en el mundo que teníamos un museo de este tipo.
Calella es un pueblo con muchísimo encanto. La medida exacta del territorio es vital. Tenemos tres kilómetros de playas muy amplias. Y luego nuestro Faro que junto a otro que hay en Cataluña es el único marítimo terrestre porque está rodeado de un parque natural.
Luego tenemos teatro, el Parque Dalmau que es muy frondoso y una de las pruebas de iron man. Muchísimos chiringuitos en la playa y muchas ofertas culturales como para hacer muy interesante la visita a Calella.
En los museos tenemos más de cuatrocientos documentos relacionados con el turismo. Nuestro primer veraneante llegó hace sesenta y tres años, cuando unos alemanes organizaron un viaje aquí.
Se ha creado el valor patrimonial del turismo. Divulgamos todo lo que han sido documentos de turismo. Tenemos hasta las rutas que el bando nacional hizo durante nuestra guerra civil.
En los años 50, cuando recibimos a los primeros turistas lo que sucedió es que vino mucha gente y no se estaba preparado para esto. Por eso las casas se abrieron y se convirtieron en pensiones.
Ahora tenemos 14000 plazas hoteleras que están ubicadas en un sitio concreto del pueblo. Tenemos 19000 habitantes pero a lo largo del año contamos con 1.900.000 pernoctaciones.
Nosotros creemos más en la calidad que en la cantidad y eso hace que para muchísimas generaciones forma parte de su ADN el turismo y todos los subsectores que le afectan.
Contamos con un centro comercial en la calle principal con más de 350 tiendas, que con cada uno de los acontecimientos que se hacen en el pueblo se visten de gala para recibir a sus clientes”
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