“Lo que voy a decir puede parecer un tópico pero es una ciudad como de cuento. Mágica y que cuando la conoces no te lo acabas de creer. Una ciudad de puentes y canales, con arquitecturas del siglo XVI y XVII, que es pequeña y que se puede recorrer en muy poco tiempo.
Tiene la fama de ser la ciudad del pecado, con esos barrios donde te encuentras a muchas señoritas. Pero por lo que destaca es porque es la ciudad de los museos donde encontramos muchas obras de Rembrandt y luego el museo Van Gogh.
Ámsterdam es una de las capitales más bellas de Europa y cuenta con muchos adeptos. No se vende mucho como turismo familiar, porque es un poco como Ibiza.
Y estando allí lo que hay que hacer es pasear, esquivando las muchísimas bicicletas, porque es como una alfombra, sin ningún tipo de cuestas.
En cuanto a la gastronomía lo que hay que hacer es visitar sus muchos mercados al aire libre y comer allí. Hay un poco de todo, pero Ámsterdam es más una ciudad de picoteo más que de grandes restaurantes.
Sus cervezas son excelentes y luego están sus tartas, especialmente las de manzana que las trabajan muy bien. Y nos encontramos con muchísimos bares que son muy amenos, porque de repente te puedes encontrar con que la gente se pone a bailar aunque no sean discotecas. También son bebedores de vino, en esta época, caliente”
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