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Alfonso M. Becker: El cuarto "emperador" estadounidense

Por Alfonso M. Becker
jueves 15 de octubre de 2015, 21:18h
"We don't seek empires. We're not imperialistic. We never have been. I can't imagine why you'd even ask the question." Donald Rumsfeld.

No pocos políticos y académicos prominentes de los Estados Unidos rechazan el término "imperio" adjudicado a U.S.A. por casi todo el mundo.

Según se desprende de las declaraciones de estas personalidades, en muchas entrevistas y algunos libros escritos, lo que realmente rechazan es el término "imperialismo"... pero es inútil ocultar que EEUU es un imperio, o al menos que es el líder de un imperio occidental; primero porque es la nación con el ejército más poderoso de la historia, el poder económico y cultural más importante del planeta y la capacidad indiscutible de proyectar su poder en cualquier punto del globo terrestre, estando ya en casi todo lugar de este mundo de forma permanente; y segundo porque sus intervenciones militares y otros conflictos internacionales, dan "fe" de que este imperio existe y que su forma de actuar podría llamarse imperialista por mucho que el Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Donald Rumsfeld, en el gobierno del presidente George W. Bush hijo (2001), lo negara o lo rechazara en su día.

Así, decía que los EEUU no buscan ningún imperio, que no eran imperialistas, que nunca lo habían sido y que no le cabía en la cabeza, ni siquiera imaginar, el por qué diablos le preguntaban eso....

La respuesta se la dieron en todo el mundo, por activa y por pasiva, incluyendo los más renombrados politólogos estadounidenses. Era objetivamente claro que el "príncipe de la magia imperial", Ronald Reagan, le había entregado en bandeja la hegemonía mundial al 41º presidente de los Estados Unidos, George H. W. Bush (1989-1993) mientras el muro de Berlín se derribaba, la URSS colapsaba, se caía a pedazos, y sus antiguas repúblicas se independizaban...

Los ya legendarios, Brent Scowcroft, James Baker y Richard Cheney, equipo de gobierno de Bush padre, pretendían ocultar, de forma ridícula, lo que era público y notorio en la política mundial: Estados Unidos se había convertido en la única hiperpotencia mundial de la historia, no tenía rival militar ni amenaza alguna en el globo terrestre... Ni Rusia, ni China, ni alianzas hipotéticas varias para hacer frente a los EEUU y disputarle la hegemonía global.

Así que, lo que nadie se explicaba es por qué Donald Rumsfeld, diez años después, se empeñaba en sacudirse o "limpiar" a la Casa Blanca de esos dos términos (imperio-imperialismo) que al parecer molestaban a Washington, posiblemente en un inútil intento de aclarar ideas y esclarecer conceptos que ya se barruntaban en el Departamento de Estado para recibir, dar brillo y esplendor, a la nueva imagen del próximo y esperado, cuarto "emperador" de los Estados Unidos.

La Historia se podía trastocar pero no borrar... de hecho Francis Fukuyama con su obra "El fin de la historia y el último hombre" no es que quisiera cambiarla o borrarla sino más bien darle un "punto y final", no por afán de protagonismo sino porque su discurso era bastante convincente: en su polémica tesis de 1992 (The End of History and the Last Man), argumentaba que si las ideologías se habían acabado con el derrumbe de la URSS, tras la Guerra Fría no quedaba otra cosa más clara que un mundo definitivo en el que la democracia liberal se imponía... El ensoñado texto de Fukuyama, así calificado por sus detractores, parecía -más bien- un encoñamiento con la científica idea de que los Estados Unidos eran, definitivamente, los únicos capacitados y con el poder suficiente para realizar el sueño marxista de una sociedad sin clases...

Se acabaron los contubernios y las revoluciones sangrientas, se acabaron para siempre las guerras; a partir de ahora, al ser humano -según Fukuyama- no le quedaba otro camino que satisfacer sus necesidades a través de la actividad económica sin tener que experimentar la violencia extrema, la guerra y la muerte como ha sido práctica común desde el inicio de la huella humana hasta nuestros días...

En realidad no iba muy descaminado, pues si George H. W. Bush padre se convirtió en el primer emperador global, los que le sucedieron, Bill Clinton y George W. Bush hijo, fueron el segundo y el tercero emperadores globales respectivamente. El primero, como todo jefe de la CIA que se precie, fue un gran policía para el mundo... el segundo emperador fue más complaciente con la política exterior dado que el llamado Tercer Mundo (No Alineados) se vino abajo porque desapareció la URSS en una terrible crisis económica que afectó a todos, y Clinton optó por dedicarse a la política doméstica pero sin apartar la vista de una Europa cada día más "desafecta" con EEUU y su forma de arreglar las cosas. Pero la guerra continuaba en todos sitios.

El tercer emperador global fue George W. Bush hijo... No fue un gran policía y tampoco era una "lumbrera" en política exterior... Incluso dejó los grandes problemas económicos y sociales a escala doméstica, a ojo de buen cubero... Cuando se le vino encima el "despertar" islamista, no tuvo más remedio que adoptar la imagen hollywoodense del gran emperador, comandante en jefe de las legiones más poderosas de la historia, para luchar contra el terrorismo mundial...

No comprender que "imperio" e "imperialismo" fueron los términos y la forma de actuar de Bush hijo, es como escupir al viento o hacer de la política internacional un vodevil de película barata de hazañas bélicas... Fue este tercer emperador el que malgastó todo el poder "blando" que otrora diera a los Estados Unidos su buena imagen diplomática como abanderado de la democracia y de la libertad en todo el mundo. Toda esa mala fama creada por Bush, ya la conocen ustedes...

Un presidente que miente con armas de destrucción masiva que no aparecen por ninguna parte, un presidente que comete el desastre estratégico de destruir un país (Irak) que era el único que podía contener la potencia militar persa en la zona, y en definitiva un emperador "arrogante" que borró por completo la buena fama de los EEUU, las "verdades" indiscutibles de sus predecesores en los discursos internacionales, y que además de desgastar todo el poder blando estadounidense, despilfarró todo el poder "duro" en costosísimas campañas militares que no solucionaron nada y sí agrandó sin límites la deuda norteamericana. Fue este tercer emperador el causante "legítimo" de que se escribieran miles de libros sobre la supuesta decadencia económica y militar de los EEUU; fue este presidente americano el que le entregó a Barack Obama un mundo sumido en el caos y un tablero de Oriente Medio en el que los Estados Unidos se juegan mucho... Incluso que la potencia hegemónica americana sea expulsada de Oriente Medio... El cuarto emperador del planeta... Barack Obama es ese cuarto emperador del que se esperaba todo... A dos meses de que se vaya a su casa, el avispero de Oriente Próximo y Medio, está peor que nunca. El odio hacia lo Estados Unidos por parte de los musulmanes, ya no es una cuestión de corrección o incorrección política... es una triste realidad que ya no discute nadie ante la evidencia del grado de violencia terrorista y del resonar de los tambores de guerra musulmanes. Si es "delicado" o no este asunto a tratar sobre el mundo musulmán, ya no preocupa en demasía porque es algo bastante serio como para perderse en diatribas islamistas o religiosas... Se intenta ser consecuente con la política de diversidad religiosa en este mundo. Pero también se es realista con la terrible profecía de "The Clash of Civilizations and the Remaking of the World Order" de Samuel Phillips Huntington, que por todos los medios se quiere impedir que se cumpla según apuesta Washington...

Porque nadie ignora que tras esa postura de ocultar una gran guerra religiosa, está la realidad de un conflicto planteado por repúblicas islámicas que quieren enfrentar a la potencia hegemónica estadounidense, en el nombre de Allah... Barack Obama ha heredado un conflicto israelo-palestino más sangrante, violento y peligroso que nunca. Todo se ha enquistado en Oriente Medio. No hay por dónde coger un "hilo" de negociación. Del actual presidente de los EEUU se esperaba un reverdecer del poder blando que regenerara la políticas internacional de los norteamericanos. Ese cuarto emperador tenía como misión principal escenificar una "apoteósica" colaboración multilateral que mostrara a todo el mundo que este asunto no es solo de los EEUU sino de todo el planeta...

Es por eso que el imperio exige a sus socios multilaterales (China y Rusia) que hagan su trabajo si quieren ser respetados en la comunidad internacional. El Pentágono ha dejado sitio a Moscú para que resuelva ciertos aspectos estratégicos desde la Siria Mediterránea hasta el Golfo Pérsico. Como dije en anteriores artículos, se ha dejado "vía libre" a los rusos para una misión secreta muy importante. No deben olvidar que es muy secreta a pesar del grandilocuente espectáculo que está dando Rusia con sus aviones, con sus misiles y toda la parafernalia publicitaria de un supuesto poder militar de los "amenazantes" rusos como bárbara y sofisticada potencia bélica... Rusos -no lo olviden- que son aliados de EEUU, Europa e Israel...

Vladímir Putin es la "ficha" maestra del tablero. Es la carta en la manga de Barack Obama, de la Unión Europea y del Estado judío. Sigue y sigue, continúa y no se detiene la gran representación de un acorde disonante y perfecto entre los "malvados rusos" y el Occidente imperialista... El imperio ha dejado bien claro que ahora la mala fama hay que repartirla entre todos. Parece que la chusma yihadista, antisionista y antiamericana, digiere y degusta mejor los cadáveres planteados por el oso ruso...

Si fueran los Estados Unidos, Israel o Europa los causantes de los muertos, todos estarían gritando y vociferando contra el imperio. Sin embargo aplauden cuando es Putin el que llena el cielo de misiles de corto, medio y largo alcance. Disfrutan cuando el espectáculo de la guerra y de la muerte los hace protagonistas, en cierto modo.. El espectáculo continúa...

Es verdad que una nueva guerra fría no es mal invento... Pero esa guerra fría no existe. Lo que existe es una guerra secreta contra el promotor principal del terrorismo islámico. La guerra es así, y matar a los promotores y financiadores de ese terrorismo, requiere de muchos prolegómenos estratégicos y de una buena excusa para hacerlo. Humo diplomático, niebla de guerra y otros meteoros de la política... Por obra y gracia de la fuerza imparable de la democracia liberal, y solo por la irrefrenable naturaleza de la economía de libre mercado, la coronación imperial de los Estados Unidos fue un hecho indiscutible que no necesitó de la "unción" de la comunidad internacional. Fue así de sencillo... Barack Obama, el cuarto emperador, podría pasar a la historia como el que no hizo nada... pero deben saber que lo está preparando todo para que el golpe definitivo lo dé quien sea presidente en los albores de 2016. Para ello, el primer presidente afroamericano de la historia ha desplegado lo que en la ciencia militar se conoce como "niebla de guerra", el estado de confusión adecuado para que sus enemigos no sepan, siquiera, quiénes son los amigos o los enemigos. No se extrañen porque los analistas "volterianos" de tres al cuarto, decían hasta "ayer" que Rusia y China acabarían con el poder estadounidense, que estaba en declive y que se derrumbaba... y ahora expresan ¡Ya lo decía yo, Rusia colabora con EEUU!! ... Pero previamente a esa niebla de guerra, el humo diplomático ha funcionado a la perfección. El mundo entero ha comprendido quiénes son los que promueven el odio y la guerra contra los infieles, quiénes siguen gritando ¡muerte a los Estados Unidos! mientras negocian con Occidente y quiénes han dado la orden de acuchillar a los judíos sin cuartel... Ahora no son solo los "analistas" los que viven en la oscuridad del campo de batalla. También los líderes de fanáticos asesinos islamistas han quedado ciegos de ira y sus chilabas se mueven al viento de la más terrible tempestad... Ese es el trabajo que ha estado haciendo Barack Obama: dejar que crezca el huracán perfecto hasta el ataque final. Pero la verdadera cortina de humo todavía no se ha levantado y otros meteoros de las tácticas y de la estrategia se despliegan por el Oriente como la tormenta perfecta que se tragará a los enemigos de Washington. Este cuarto emperador, siempre nos ha recordado que el único hegemón global es Estados Unidos. Y el que se atreva a hacerle frente, lo pagará muy caro... Con su vida y con la destrucción de su país. Así está escrito... No en tal o cual libro sagrado. Sino en los planes de guerra del Pentágono.

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