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Milton Tejada
Milton Tejada

Es un periodista... sonría

Por Milton Tejada C.
domingo 05 de abril de 2015, 11:10h
Hoy se celebra el Día Nacional del Periodista. Les felicito y me alegro de su (que es mío también) oficio. Con todas las tensiones y contradicciones de nuestra sociedad, es un oficio contradictorio y tenso. Gracias por su labor.Reproduzco un artículo que escribí hace unos años... analizando nuestra actitud ante los periodistas.
Santo Domingo.- Si no conocemos a la persona, es imposible que mantengamos una buena relación con el profesional, con el periodista.  Me encanta tratar las actitudes y prejuicios. Modificarlos es la mejor forma de impulsar cambios en nuestro ambiente, en la empresa en que trabajamos, en la tarea que realizamos. 

Y hay un campo en nuestro quehacer profesional en donde prejuicios y actitudes afloran con rapidez extraordinaria, pero también con ligereza que pasma: el de las relaciones con los periodistas. Esta simplicidad que se constituye en traba de nuestros objetivos no es un patrimonio exclusivo nuestro. 

Por ejemplo: - Oscar Wilde decía que "en la edad media existía la tortura y en la moderna, los periodistas". - Soren Kierkegaard, un filósofo del norte de Europa, afirmaba que era incapaz de matar una mosca, pero que no dudaría en ponerse al frente de un pelotón de fusilamiento para liquidar a los periodistas. - Manuel Vicent, periodista y escritor a quien admiro, afirma que el periodista "no teniendo talento para ser escritor ni coraje para ser policía se queda sólo en un chismoso o en un simple confidente". - Emile Zola, novelista, decía que hay dos tipos de periodistas: "el venal que es el que se compra con dinero, y el absolutamente honesto, que cuesta un poco más". 

El listado de estas percepciones negativas, incluyendo las nuestras, es extremadamente largo. Para muestra un botón. He aquí algunas ideas que si las asumimos facilitarán nuestras relaciones con los medios de comunicación y con quienes laboran en ellos. Son tomadas del libro de Jesús Monroy Morante: "El empresario y la comunicación" en el que parte de su experiencia como Jefe del Servicio de Comunicaciones Internas de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales. Las relaciones con la prensa generan tensión. Es natural, porque se trata de relaciones de poder e influencia y, por lo tanto, debemos tratar de seguir ciertas reglas que alivien la fricción y que no nos hagan ahogarnos en enfrentamientos que desgastan la imagen de nuestras instituciones. 

Muchas empresas prefieren un "bajo perfil" porque les aterra que den con su lado malo. Odian la prensa porque en el fondo odian lo social. No desean proyectar una imagen pública y sólo lo hacen cuando hay conflictos inevitables, recurriendo a asesores de imagen "apaga-fuegos". Esas empresas tienden a desaparecer, no son capaces de soportar la ventaja competitiva que da la transparencia. Se trata de comportamientos mafiosos. Lo contrario es lo profesional, que implica criterios para hacer bien las cosas, con arreglo a un canon más o menos aceptado, apegado a una ética y valores. 

La profesionalidad en el trato con los periodistas rechaza de entrada la mentira; la compra de voluntades o la amenaza y la agresión; el manejo torpe de la exclusiva; el desprecio a su trabajo aduciendo siempre que tergiversa, confunde o manipula intencionadamente... Algunas recomendaciones: Supere los prejuicios sobre la profesión. El periodista está obligado a informar lo que sucede. Su deber es contrastar información, comprobar el grado de veracidad de lo que va a publicar. Por eso, cuando un periodista llama hay que atenderle y pensar que es mejor arrostrar la realidad, por dura que sea, y matizarla, que intentar taparla. Trate de entender y facilitar el trabajo periodístico. No disponen, en la mayor parte de los casos, de tiempo para documentarse, por lo que hay que facilitarle la información desde la empresa. Conozca personalmente y hable con los profesionales de los medios en épocas de calma. El trato directo es la entrada para unas relaciones fluidas y cordiales. Hablar en épocas de calma invita a la reflexión, a la explicación de quiénes somos y a qué nos dedicamos, a presentar nuestras inquietudes y nuestras ilusiones y a establecer reglas para cuando surjan los momentos delicados. 

Piense que el periodista no escribe o trabaja para satisfacernos a nosotros sino para satisfacer la curiosidad el lector o de la audiencia. Es necesario colaborar, hasta donde sea posible, con una información que le pueda interesar al grupo de lectores del medio de que se trate. Los periodistas trabajan con verdadero vértigo. Casi nada puede esperar a mañana. Los periodistas se deben a una jerarquía profesional y sus jefes les imponen unos determinados criterios a la hora de presentar la información, de los que no son responsables. Al periodista agresivo o beligerante trátele con mayor atención y cortesía. En ellos tiene el no, su deber es lograr el sí. No están especializados en la materia que usted domina y tampoco su público.

Es bueno explicarles las cuestiones complejas con claridad y simplificando APRA evitar la confusión y el aburrimiento. Suministre la información oportunamente, respetando el ritmo de los periodistas. Leonardo Boff, teólogo brasileño, afirmaba que "todo punto de vista es la vista desde un punto", por lo que en otra ocasión trataré de enfocar la cuestión desde el otro punto: el del periodista. Fuente: http://red-formando.blogspot.com/2005/12/desde-mi-estudio-actitud-ante-los.html
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