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¿Para qué sirve el 30 de mayo?

Por Néstor Estévez
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jueves 05 de junio de 2025, 18:41h
Cada 30 de mayo celebramos el Día de la Libertad en la República Dominicana. En esa fecha se recuerda el fin de la denominada Era de Trujillo. Ese punto de inflexión tiene lecturas diversas: algunos prefieren llamarlo “final de la dictadura”, otros optan por considerarlo “inicio de la etapa democrática”. ¿Para qué más podría servir esa fecha?
Monumento en honor a los héroes del 30 de Mayo.
Monumento en honor a los héroes del 30 de Mayo. (Foto: Fuente externa)

Aunque existen otras muchas interpretaciones, la efeméride sirve para pasar balance al ritmo a que avanzamos como sociedad. Así podemos pasar revista a los avances en libertades, en nivel de vida, en fortalecimiento de capacidades, en generación y aprovechamiento de oportunidades, en fin, en el anhelado proceso de desarrollo.

Una simple mirada sirve para notar que, varias décadas después, enfrentamos desafíos que, aunque menos cruentos, amenazan con seguir “dando largas” y entreteniendo con prácticas asistencialistas que parecen alimentadas y hasta muy “a tono” con las corrientes populistas que pululan en el panorama global.

La trampa del asistencialismo y el populismo La persistente costumbre de que los gobiernos sean los únicos responsables de resolver todos los problemas sociales ha creado un círculo vicioso en América Latina. Y República Dominicana no es la excepción. Si bien el Estado tiene un papel crucial en la provisión de servicios básicos y en la garantía de derechos, sus recursos son finitos y su capacidad para responder a la diversidad de necesidades sociales se ve a menudo desbordada.

Y todavía peor: esta dependencia perpetúa la pasividad ciudadana y la espera de soluciones externas, impidiendo el desarrollo de capacidades locales y la construcción de soluciones sostenibles a largo plazo.

El asistencialismo, disfrazado de asistencia social, suele generar una ciudadanía pasiva y dependiente, que desconfía de sus propias capacidades para generar cambios. ¿Por qué ocurre eso? Sencillamente, los recursos que podrían invertirse en infraestructura productiva, educación de calidad o fomento de la innovación se desvían hacia programas de ayuda que, si bien alivian la necesidad inmediata, no siempre abordan las causas estructurales de la pobreza y la desigualdad. Y esa dinámica, lejos de impulsar el progreso, crea una sociedad aletargada, donde la iniciativa y el empoderamiento ciudadano quedan relegados.

Innovación social como motor de cambio Para romper este círculo vicioso y avanzar hacia un desarrollo genuino y sostenible, es imperativo explorar alternativas que potencien la participación ciudadana y la innovación social como motores de cambio.

Estudiosos del tema sostienen que la solución no debe residir únicamente en la acción gubernamental, sino en una colaboración en la que la sociedad civil sea un actor protagónico. La innovación social va mucho más allá de la creación de nuevas tecnologías o productos; se refiere a la creación de nuevos modelos de organización, procesos y prácticas sociales que abordan las necesidades de manera más eficaz y eficiente.

Algunas experiencias se centran en el emprendedor social, otras ponen énfasis en el aprendizaje sistémico y la capacidad adaptativa de la sociedad civil, mientras otras destacan por la colaboración colectiva y la transformación de las relaciones sociales como elementos fundamentales. Todas estas corrientes, aunque diversas, convergen en la importancia de la participación ciudadana y la colaboración entre diferentes actores.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, adoptada por la ONU en 2015, con sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), se alinea perfectamente con este enfoque. Metas ambiciosas como erradicar la pobreza, mejorar la salud, promover la educación y proteger el medio ambiente, requieren un enfoque integral que trascienda las acciones gubernamentales.

La innovación social se presenta como una herramienta fundamental para alcanzar estos objetivos, promoviendo la colaboración entre el sector público, el privado y la sociedad civil para desarrollar soluciones innovadoras y sostenibles. La implementación de los ODS exige la participación activa de la sociedad civil, la cual, a través de la innovación social, puede contribuir significativamente a la consecución de las metas propuestas, empoderando comunidades y fomentando la resiliencia a través de soluciones co-creadas.

Es por ello que pienso y propongo que el 30 de mayo sirva para mucho más. Así como el fin de la tiranía abrió las puertas al ensayo democrático, hoy la República Dominicana tiene la oportunidad de profundizar y mejorar con una democracia integral. Para eso sirven el 30 de mayo y la innovación social.

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