Santo Domingo – Con el sol del Caribe elevándose más alto cada día y el calendario anunciando la llegada de junio, República Dominicana entra en modo verano. Sin embargo, más allá de las playas llenas, las frutas frescas y los colores vivos que dominan la moda y el ambiente, el país se enfrenta a desafíos reales que requieren reflexión y acción inmediata: el uso del agua, la estabilidad energética y la planificación del turismo sostenible.
El verano entra seco: ¿cómo andamos de agua? El Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI) ha alertado sobre una sequía estacional que podría extenderse hasta mediados de julio. El nivel de las presas ha disminuido en un 15% en comparación con mayo del año pasado.
Zonas agrícolas del Cibao y el Sur están empezando a sentir los efectos, con cosechas más pequeñas y presión sobre los sistemas de riego. “El verano es hermoso, pero necesitamos entender que cada gota cuenta”, señaló la ingeniera Ana Beltré, experta en manejo hídrico. “No se trata solo de cerrar la llave, sino de repensar cómo usamos el agua en casa, en el campo y en la ciudad”.
Energía al límite: calor, ventiladores y apagones Con temperaturas que ya rozan los 36 °C en algunas provincias, el consumo eléctrico ha subido un 12% este mes. La demanda de aires acondicionados y ventiladores pone presión sobre un sistema que aún presenta fallos estructurales. Aunque las autoridades han prometido estabilidad, algunos sectores populares ya han reportado apagones intermitentes.
El Ministerio de Energía y Minas ha lanzado una campaña creativa bajo el lema “Enciende tu conciencia, no todos los bombillos”, promoviendo el uso racional de la electricidad a través de plataformas digitales y figuras públicas. Turismo en alza: ¿más visitantes o mejor experiencia? Las proyecciones del Ministerio de Turismo para este verano son optimistas: más de 850,000 visitantes internacionales están previstos entre junio y agosto.
Punta Cana, Samaná y Puerto Plata encabezan las reservas, con un crecimiento del 8% en comparación con el 2024. Pero la conversación está cambiando. Más que números, se busca calidad y sostenibilidad. Los hoteles ecológicos, el agroturismo en zonas como Constanza o Jarabacoa, y las rutas comunitarias gestionadas por cooperativas locales están ganando protagonismo.
Moda dominicana: color, conciencia y comunidad Los colores que dominan este verano nos conectan con el alma del Caribe: turquesas, corales, amarillo mango y el clásico blanco criollo. Pero no todo es estética: el diseño local se transforma en motor de conciencia social y ambiental. Diseñadoras como Carolina Socías, Belkis Martínez y Mariela Peña Barrios lideran este movimiento.
Mariela, desde su taller de emprendimiento y moda, ha creado un espacio formativo donde mujeres jóvenes y madres solteras aprenden a diseñar, coser y comercializar piezas hechas con materiales reciclados o de bajo impacto. “La moda puede empoderar tanto como un aula o un préstamo. Cuando una mujer aprende a crear algo con sus manos, su mirada cambia”, expresó Peña Barrios, quien impulsa colecciones con estampados florales inspirados en la flora autóctona y telas de algodón reciclado teñidas con tintes naturales.
Este nuevo diseño dominicano no solo desfila en pasarelas, sino en mercados artesanales, ferias comunitarias y plataformas digitales, llevando consigo una narrativa de resiliencia, creatividad y sostenibilidad.
¿Y nosotros? Ciudadanos de un verano más consciente Disfrutar del verano también implica asumir compromisos. Aquí algunas ideas sencillas para hacer del calor una oportunidad de cambio: - Reutiliza el agua del lavado para plantas o limpieza de exteriores. - Usa ropa ligera de tejidos naturales que requiera menos lavado. - Apaga los aparatos eléctricos si no los estás usando. - Apoya el turismo interno y el comercio local. - Participa en limpiezas de playas o campañas de reciclaje. - Comparte buenas prácticas con tus vecinos y en redes sociales.
En conclusión Este verano dominicano se pinta con los colores más vibrantes del Caribe, pero también con los matices de la conciencia social. Vivir la temporada intensamente no está reñido con ser responsables: ahorrar agua, cuidar la energía, viajar con sentido y vestir con intención son gestos que, unidos, construyen un país más fuerte. Porque sí, el verano en República Dominicana brilla —pero brilla más cuando lo hacemos bien.
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