En todo el mundo miles de pacientes sufren de enfermedades orgánicas terminales, cuyo único tratamiento para preservar su vida es mediante la sustitución de órganos enfermos por órganos sanos que en la gran mayoría de los casos se logra, cuando una persona sana fallece y sus familiares en su inmenso dolor donan sus órganos para que otros pacientes puedan seguir viviendo, dándole la gran oportunidad a su familiar fallecido de dar vida después de su muerte.