Las relaciones entre humanos y máquinas vertebran la exposición «Maquinaciones», presentada en el Reina Sofía y formada por obras concebidas por artistas sobre todo mediterráneos y africanos en torno a tres ejes: guerra, esquizofrenia y cine que cura.
Madrid.-
Esta muestra -abierta entre el 21 de junio y el 28 de agosto– presenta una amplia variedad de formatos y técnicas -pintura, escultura, teatro o vídeo- y está basada en la concepción de «máquina» formulada en 1968 por los pensadores franceses Félix Guattari y Gilles Deleuze.
Se trata de la segunda exposición que presenta el nuevo director del museo, Manuel Segade, aunque es un trabajo que viene del anterior equipo y lleva cinco años preparándose, como él mismo ha señalado. «Soy nuevo en este proyecto, ha sido como si destapara una caja de las maravillas», ha subrayado. El sucesor de Manuel Borja-Villel, que es uno de los comisarios de la muestra, ha destacado la «impresionante calidad técnica del montaje».
Una exposición densa y sensorial
«Es una exposición compleja y conceptualmente densa», ha admitido otra de las comisarias, Teresa Velázquez, aunque también se puede disfrutar «sin ningún tipo de explicación», desde un punto de vista puramente sensorial o estético, ha añadido.
Las dos primeras de las diecisiete salas en las que se divide la muestra están dedicadas al paso entre «máquinas» (con una función alienante e instrumental del individuo) y «maquinaciones» (un núcleo de potenciales relaciones humanas y no humanas).
«Las máquinas para funcionar primero tienen que estropearse», ha explicado otro de los comisarios, Pablo Allepuz, que ha mostrado piezas como la gran escultura «Rádio Voz da Liberdade», de Ângela Ferreira, que recuerda cómo una radio argelina colaboró con una radio clandestina portuguesa para difundir mensajes que desembocaron en la Revolución de los Claveles de 1974. Se trata de un ejemplo de apoyo a las luchas de liberación europeas desde África.
Las máquinas como concepto de arte
Las «Máquinas de guerra» tienen que ver con la concepción original de máquina tanto como artilugio bélico como teatral: el austriaco Alexander Tuchacek recrea en grandes pantallas la práctica experimental «Paradise Now – Echos From the Future», que presentó grupo de teatro en 1968 en el festival de Avignon. El visitante puede decidir si obedecer o no una serie de instrucciones. Por su parte, el congoleño Sammy Baloji recrea en una escenografía sin personajes la memoria colonial de su país.
Las «Máquinas esquizo» tienen que ver con el «esquizoanálisis» que propuso Guattari frente a la influencia del psicoanálisis, e incluye obras que exploran la alteración de los estados de conciencia, rituales animistas o especulaciones sobre futuros de ciencia-ficción.
Es el caso del artista catalán Albert Porta, conocido como Zush/Evru, que fundó un territorio a la vez real e imaginario durante un ingreso en el Hospital Frenopático de Barcelona en 1968 con bandera, himno, bandera o pasaporte, que se expone en una vitrina.
Las «Máquinas de cine y cuidados» incluyen una videoinstalación del cineasta francés François Pain, compañero de Guattari durante décadas, en la que el propio intelectual habla de psicoterapia o violencia.
Del cineasta y activista camerunés Jean-Pierre Beloko, que sugirió la idea del «cine que cura» frente al cine de masas, se exhibe «Healing Festival. cinema and Traumas», en el que los sujetos cuentan sus propias historias
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