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Alfonso M. Becker
Alfonso M. Becker

Alfonso M. Becker: Los malditos "infieles" de Charlie Hebdo

sábado 10 de enero de 2015, 04:02h
Matar a un periodista, a un artista dibujante o pintor, a un intelectual que escribe, a un novelista o a un cineasta... es asesinar a la civilización. Matar a cualquier persona es un crimen pero cuando con ello se quiere conseguir el silencio de los muertos, es algo todavía más serio y execrable porque la libertad de expresar ideas lleva siempre consigo cierta libertad para ver, escuchar o leer; se puede estar de acuerdo o no, se puede dejar de leer y dedicar el tiempo, si se quiere, a un "catecismo", pueden buscarse las lecturas favoritas y a los "ídolos" preferidos, se puede hacer lo que a cualquiera le dé la gana pero matar al que es libre en una sociedad democrática para ejercer su derecho a escribir, pensar, hablar , actuar libremente y hacerlo sin hipocresía, no solo es de criminales y asesinos sino que el que lo hace queda "retratado", además, como un ignorante salvaje que tendrá una respuesta moral colectiva y otra según el derecho internacional. Si, para colmo, lo hace en nombre de Allah, no puede ser otra cosa que un fanático asesino que hace un flaco favor a la comunidad religiosa a la que pertenece porque cualquier apreciación sobre la islamofobia puede ser para los demás el resultado de su cristianofobia o judeofobia...
Es decir, algo que él mismo ha generado y -por tanto- la supuesta islamofobia no existe pues a mucha más altura de miras, siempre se situará la indignación ciudadana y el clamor de justicia en una sociedad democrática y civilizada. Pero muy por encima de todo ello, el discurso político islamista existe. Nadie lo puede ocultar. Ni en un artículo de opinión en la prensa y mucho menos en el Editorial de un periódico. Un inculto y degenerado delincuente no mata en nombre de ningún Dios; atraca su banco al precio que sea, mata a un transeúnte para quitarle la cartera o asesina a una anciana para desvalijar su domicilio... y lo hace en nombre del dinero...

 Sin embargo estamos hablando de la Yihad... de una guerra "santa" declarada por países islamitas contra los "infieles" y si el editorialista no se ha enterado todavía, un infiel es todo aquel que no es musulmán. Pero si quieren que apunte un poco más les diré que las llamadas repúblicas islámicas tienen en su discurso político que los infieles de Occidente son la perversión de la humanidad y hay que destruirlos a todos... Supongo que no habrá que recordar que son los políticos del islam y sus clérigos los que han dejado por escrito en la ONU, grabado y registrado en los mass-media que hay que aniquilar a los judíos y sobre todo destruir Israel y a sus aliados de Occidente. Y todo ello en nombre de Allah. No. Insisto, no... No se trata de individuos aislados de una determinada confesión religiosa. 

Se trata de asesinos fundamentalistas religiosos. De asesinos sarracenos. El terrorista mahometano que mata es también un inculto degenerado pero cuando lo hace es porque está adoctrinado por sus imanes y por sus dirigentes políticos que la mayoría de las veces son los mismos. No pienso explicarle a ningún periodista ni editorialista, qué cosa es una teocracia pero deberían saber, por lecciones elementales de política, que los clérigos iraníes o los imanes de las mezquitas son los que dicen y dictan las "fatwa" con el poder que les otorga su condición de erudito del islam y que tiene tratamiento de muftí. Incluso un líder supremo islamista puede exigir a cualquier musulmán de la tierra que asesine a cualquier individuo de Occidente. 

Así ocurrió con el escritor británico Sir Salman Rushdie que fue condenado a muerte por el ayatola persa Ruhollah Jomeini y ordenó que cualquier buen musulmán lo matara. Afortunadamente, el servicio de inteligencia británico lo protege y todavía está vivo pero otros no tuvieron la misma suerte como es el caso del cineasta, productor de televisión y columnista de prensa holandés, Theo van Gogh, que fue asesinado por un islamista de origen marroquí con pasaporte holandés, con "fatwa" dictada por clérigo musulmán y con recompensa en dinero... Después de acribillarlo a balazos, le clavó un cuchillo en el corazón con una página del Corán insertada... ¿Acaso alguien puede dudar que la "fatwa" para masacrar a los periodistas de Charlie Hebdo en París ha sido dictada en Europa por clérigos musulmanes? No creo que deba tratarse con tanta frivolidad y ligereza el asesinato masivo de toda una redacción periodística en nuestro país vecino. 

En nuestra Unión Europea. Nadie debería -ningún periodista en estos momentos- atreverse a enarbolar el vocablo "tolerancia" en la masacre que han cometido los asesinos del islam con sus compañeros de profesión. Nada ni nadie puede poner límites a la libertad de expresión salvo el buen gusto y el buen hacer en lo periodístico o en lo literario o en las viñetas de humor. 

Doy por supuesto -como dijo en su día Oscar Willde- que no se puede ser elegante las veinticuatro horas del día porque en algún momento hay que ir al retrete... Pero hay que tener mucho cuidado con lo que se escribe porque el superviviente de la revista ya ha contado y recordado a todos que la crítica, la sátira y el sentido del humor son la antesala de nuestra intelectualidad y una gran puerta abierta hacia la libertad. Y esa puerta nadie puede cerrarla con estrafalarias ideas sobre "límites" porque entonces desaparecería Europa, desaparecería nuestra cultura y nuestra civilización. 

Si la ley islámica (Sharía) es la base del derecho civil para los moros, esta es nuestra tierra y a ella tienen que adaptarse e integrarse los musulmanes. Efectivamente no se debería tratar este asunto como una guerra religiosa sino como un problema político migratorio irresoluto por nuestras autoridades que han frivolizado demasiado con el terrorismo islámico en todo el mundo, empezando por Israel y terminando por cualquier oscuro rincón del planeta donde se siguen asesinando judíos, cristianos y otras minorías religiosas en territorio musulmán... Lo sabe todo el mundo y lo ha proclamado a los cuatro vientos el obispo de Roma. 

 Por otra parte, sería ridículo tratar de ocultar que Occidente se encuentra en guerra "permanente" contra países islámicos que, a la vez, se encuentran en guerra con otros países musulmanes. La amenaza para todo Occidente no proviene de "bandas islámicas" ni "grupetes" como algunos pretenden definir. Esa amenaza se oculta a la opinión pública por causa de un grave conflicto en Oriente Medio que es difícil de tratar y más difícil aún de justificar porque en la guerra "todo vale"... Es muy triste comprobar cómo algunos se presentan como portavoces y adalides de lo que -es o no- políticamente correcto en un crimen tan abyecto como el de los periodistas franceses... Una falta de respeto imperdonable a los asesinados en París. Y otra falta de respeto debido a los cientos de intelectuales y periodistas que llevan años denunciando la tremenda frivolidad de los políticos europeos para tratar un asunto tan serio como la inmigración y más serio aún si se trata de musulmanes. ¿Por qué si son musulmanes? Pues porque en la guerra se sataniza siempre al enemigo y ese "adoctrinamiento" ejercitado por los políticos y los clérigos musulmanes, se extiende hasta el último rincón del planeta. 

Porque estamos en guerra y se empeñan en ocultarla... Espero que ahora se enteren los lectores, de una vez, quién ha matado a nuestros admirados amigos de Charlie Hebdo. Desde Teherán hasta Washington, pasando por Berlín, los geoestrategas militares diseñan y renuevan su plan de ataque cada semana sin olvidar el detalle propagandístico de la guerra para justificar el exterminio del enemigo. Las oscuras oficinas del integrismo islámico tampoco son tontas y hacen el trabajo más perverso de todos: matar a los infieles que se ríen de todo porque son unos malditos herejes que se sienten libres de hacerlo... 

Se han extendido por toda Europa sin que las autoridades sepan todavía con certeza si son cincuenta o cien millones los moros. No olviden nunca que la propaganda de guerra es también una forma de guerra. Periodistas, cineastas, escritores, humoristas, dibujantes, turistas, ciudadanos inocentes... asesinados por sarracenos para cerrarles la boca para siempre. Para sembrar el pánico y el miedo. ¿Quiénes son si no los dirigentes políticos y religiosos islámicos los que manipulan a la turba fanática musulmana? Y todavía, algunos, se empeñan en la "tolerancia" y otras chorradas cuando unos admirables y geniales periodistas "infieles" de Charlie Hebdo han sido masacrados por terroristas mahometanos en tiempo de guerra.
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