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El Don de las chabacanas, Arcadio Díaz -inmemorian-
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El Don de las chabacanas, Arcadio Díaz -inmemorian- (Foto: Fuente Externa)

El Don de las chacabanas

Chacavana, Arcadio Díaz.
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Chacavana, Arcadio Díaz. (Foto: Arcadio Díaz/Facebook)
Elegancia en una sola pieza.... Vestido Guayabera
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Elegancia en una sola pieza.... Vestido Guayabera (Foto: Arcadio Díaz/Facebook)

Nunca estaremos listos para ver partir un buen amigo, sobretodo cuando sucede de repente, como cuando un fuerte aguacero nos sorprende en el medio de la más solemne ceremonia y se nos sobrecoge el interior completamente.

Arcadia Díaz, Caracas DF Venezuela
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Arcadia Díaz, Caracas DF Venezuela (Foto: Arcadio Díaz/Facebook)

La noticia corrió como pólvora, producto de la inmediatez de los medios digitales y las comunicaciones modernas. Haciendo uso de estos, su hijo mayor Abraham Díaz, su mano derecha en los negocios y la complicidad afectiva que siempre mantuvo con su padre, nos confirmó el imprevisto.

Como una premonición, venían desde Venezuela, a pedido del mismo Arcadio con escala en el país, pero con fines de seguir hacia Miami, para chequeos médicos, producto de un mal que lo venía agobiando desde hacía un tiempo y a cumplir algunos compromisos familiares, asumiéndo la Parca el destino y justo al llegar a su patria, le dio su corazón el latido final y se nos fue el Príncipe de los linos, la estopilla, las sedas, la lana y el cashismir, paños de finas texturas, que en sus patrones de entalle perfecto, convertía él como si fuera mágicamente, en guayaberas, camisas, chaquetas, pantalones y todas las piezas que componen el closet de un hombre, que como en la historia de Adán, también le creó piezas fundamentales a la Eva de sus visiones, fusionando estilos de manera absolutamente equilibrada y adaptadas a las visiones de Gala Tropical, que para personas elegantes producía su amplio universo de couturier, en dominio de la sastrería fina y conceptos muy suis generis del diseño.

Si de algo podía jactarse, en su solidez profesional, era de sus magníficos acabados, terminaciones y capacidad de mezclar a discreción estampados y colores, casi siempre con el color blanco como dominante de la superficie ...

Lo conocí en el 2002, durante la época en que Don Hipólito Mejia era presidente, con este compartía no solo el gentilicio de Guraberos, sino una familiaridad por los Domínguez, segundo apellido de ambos. Para esos años yo me encontraba en la efervescencia de mi vida como diseñador y el había venido, desde Venezuela, país donde emigró desde el 1976 y mantuvo durante todos estos años, su taller, estableciendo diferentes puntos de negocio o córners, en Panamá, México, Miami, así como en las tiendas de la Zona Franca del Aeropuerto Las Américas, así como tiendas en Santo Domingo, Santiago, Punta Cana y otros puntos del país.

Además de vestir a grandes figuras del ámbito artístico y político y presidencial, del patio. El éxito y la fama se daban de la mano en su trayecto, convirtiendo sus pasarelas en referencia de buen gusto, así como sus desfiles en una exquisita ambrosía, fusionada entre ropa linda, bien confeccionada, concepto actualizado y modelos masculinos de gran atractivo, acompañados por mujeres muy bellas, como las que le gustaban a él.

En los últimos años, todos los diseñadores dominicanos hemos enfrentado crisis, éstas no le eran ajenas por igual, pero siempre tenía una solución en sus manos, con las mismas que producía sus emblemáticas prendas y sus rasgos distintivos: pelo muy negro, peinado hacia atrás, espejuelos y bigotes, que con su sonrisa de buen hombre asumía sus retos y le sonreía a la vida, siempre positivo, observador e incapaz de criticar a ningún compañero de oficio, que apesar de ser internacional, nunca presumió de ello, tal como actúan los que consiguen el éxito por méritos propios.

El 23 de marzo del 2022, su corazón se detuvo, entre olas y palmeras, en su última parada, para volver a la tierra donde nació y se hizo grande, pero esta vez para siempre, como el caminante, al que cantó el poeta Machado, haciendo camino al andar, sobre la ruta de la que nunca se ha de volver a pisar. Con profunda tristeza le decimos adiós al amigo, pero siempre esperanzados en la Fe, de que su historia quedará cual legado infinito "entre puntadas de estilo, calidad y nobleza humana".

Arcadia Díaz, en Santa Elena, Venezuela. 2019
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Arcadia Díaz, en Santa Elena, Venezuela. 2019 (Foto: Arcadio Díaz/Facebook)
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