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¿Qué pensarán las vacas?

Por Alfonso M. Becker
martes 20 de julio de 2021, 23:05h
En cuanto al resplandor matinal no tengo nada que decir, pero la singularidad de un amanecer en la montaña se presta a todo tipo de emociones porque es un acontecimiento único y no volverás a percibir otro igual…
¿Qué pensarán las vacas
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¿Qué pensarán las vacas (Foto: by Alfonso M. Becker)
Todo lo que hemos padecido por causa de la sucia y degenerada escoria política, que todo lo pervierte, puede ser definida con absoluta sensibilidad romántica, como el acontecimiento criminal más importante del siglo XXI…

Sí, ya sé, el siglo acaba de empezar, pero ninguna guerra de exterminio, ni ninguna otra en cien años, aunque fuese el peor ataque nuclear, será comparable al sufrimiento que ha causado a los ciudadanos, la gentuza que todavía se autodenomina «élite»; esa clase dominante que vive del cuento… burlándose, continuamente, del sufrimiento humano.

Una actividad perversa y asesina que en modo alguno tiene parecido con la literatura. La novela negra merece un respeto… En un mundo esclavizado por la basura humana que dice dedicarse a la gobernanza, no contemplaremos otra cosa que la realidad:

un extraordinario compendio de corrupción, de maldades, de mentiras y manipulaciones que faciliten a los ladrones del tesoro público, la huida con el botín a un paraíso fiscal, libre de virus y bacterias, donde la gonorrea y el chancro sifilítico no tienen permiso de entrada...

Sería imperdonable pasar por alto que es concretamente en la montaña donde un hombre se siente libre. Impregnado de valores simbolistas, el hombre montaraz huye del gran espectáculo que lo envuelve en la miseria, y lo cerca poco a poco para que no escape.

Dicen las «malas lenguas» del pensamiento crítico que los nazis han renacido esta década como socialdemócratas que presumen ser progresistas condecorados por los asesinos más «selectos» del comunismo internacional.

Pues cuidado… porque esa maldad que intenta sobrepasar lo real, promoviendo el odio, re-escribiendo la historia, impulsando la violencia, incitando y estimulando las aberraciones sexuales más espantosas, y la pedagogía para pederastas enmascarados en el ministerio, se paga con una soga al cuello, y morir ajusticiado en la plaza por «el pueblo» ...

El concepto «pueblo» … es un ingrediente ideal para demagogos de la Cámara baja y para las cotorras del Senado. André Breton no paraba de advertir que la basura política siempre se expone a la guillotina debido a su desvergonzada idea de que la chusma empobrecida puede ser manejada con la violencia y el miedo resultante…

Quizás… pero cuando llega la hora de los malditos, no hay tregua ni perdón. El pueblo sabe de sobra que las soluciones que ofrecen los progresistas son mil veces peores que los problemas que dicen estar resolviendo…

«Conocemos a los asesinos, los conocemos a todos» -dicen los republicanos estadounidenses… Toda una declaración de principios. El conservadurismo estadounidense explica con sabiduría que si no conoces la historia de los Estados Unidos, una nueva guerra civil será necesaria para matar a millones de comunistas…

Es curioso que se expresen de esta manera cuando los que sabemos estudiar y gustar de la historia estadounidense, hemos comprobado de buena tinta que eso significa rendir cuentas…

Porque todo lo que cuenta en política, pertenece a la historia.

La montaña es una brisa desconocida para los fieles creyentes del apocalíptico cambio climático. En la nueva liturgia, los salvadores de la humanidad se expresan y sienten, exactamente igual, que el Santo Oficio…

Incluso con todos sus ingredientes medievales como quemar vivos a los disidentes, por muy ilustrados que sean, y matar judíos; dada la certeza absoluta que manejan estos nuevos apóstoles, adjudicando todos los males de este mundo a los hebreos.

El político impregnado en la ciénaga parlamentaria, valga como ejemplo Angela Merkel, siempre busca las oportunidades incluso en la más grande desgracia. Maneja los cadáveres como una carnicera...

La montaña ha sido para mí un descubrimiento tardío. Mi inolvidable compañero, Panchito, me señaló el lugar de su tumba en un triste sueño de despedida. Nada cae del cielo de forma inesperada; ni el agua que ahoga a los alemanes, ni las casas colgantes que flotan en los montañosos precipicios de las naciones condenadas.

Todos los lugares imaginarios confluyen cuando entierras a un ser querido; y esa tierra de la montaña es la que aplasta tu corazón poético para siempre. Cuando los tuyos vuelven a la tierra, estás solo para siempre,

Alma incapaz de padecer, quizás, influenciado por la mirada imperturbable de una vaca lechera, «c'est la vie» … empujando con el hocico al travieso ternero que me mira con curiosidad.

Que te diga eso un rumiante, solo demuestra que los malos tiempos están aquí, y han llegado para quedarse. Les Mamelles de Tirésias se han acabado para el ternero y para los ciudadanos de todo el planeta.

La guerra de exterminio se acerca… y los tontos, caerán los primeros...

Tiempos de esclavitud, nuevos tiempos adornados con toda la palabrería de los charlatanes. Volviendo los calcetines al revés, el tirano te señala, y ya no puedes escapar.

Escribo mi bildungsroman como Dios me da a entender. Estoy solo con mis seres queridos, dando vueltas en la cabeza, recordando los viejos tiempos, de duro trabajo, y de la merecida fiesta.

En esta montaña le hablo a mi perro, poniendo por testigos a los pájaros y al ciervo salvaje que me escudriña como si yo fuese un estorbo en su camino. Su amenazante cornamenta no me asusta, pero de una cornada puede matarme; y le hago entender que es mejor que siga su sendero…

Es un hermoso animal que ha saltado dos metros por encima de unas rocas y le estoy apuntando con un calibre 12 que le puede volar la cabeza… Le he dicho que solo voy armado para sentirme libre; le he
dejado bien claro que mi comida la compro en un supermercado…

En la montaña se entiende todo el mundo

La política que estamos padeciendo es altamente provocadora, peligrosa para los que somos listos y desconcertante para la gente común; poco comprensible para la gente vulgar cuya existencia consiste, única y exclusivamente, en sobrevivir.

Esta forma explosiva de hacer política que tienen los ridículos payasos que ocupan el gobierno de la nación, solo conduce a una guerra civil en el mejor de los casos. El gusto por lo absurdo, la negación de la lógica, y la atracción por lo estrafalario de una obscena pandilla de degenerados, puede hacer saltar en pedazos la paz social.

Algunas veces me pregunto qué pensarán las vacas...

Alfonso M. Becker © copyright (Todos los derechos reservados)
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