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Las voces disidentes

Por Lucetta Fernández
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lucettafernandezgmailcom/16/16/22
domingo 27 de junio de 2021, 22:42h
Trabajando durante esta época tan retadora con personas y en organizaciones, he podido observar como los efectos psicosociales de la pandemia han impactado de forma certera en el ser humano.
Miedo, angustia, frustración, impotencia, tristeza, han hecho su aparición, debido no solo a la enfermedad en sí, sino también a factores derivados de ésta, tales como el confinamiento, distanciamiento social, pérdidas de empleos, trabajo a distancia, duelos superpuestos, sobrecarga de roles y el tener que lidiar con una desafiante realidad. La vida nos ha dado un giro que en muchas ocasiones nos han sumido en la desesperanza, y en la incertidumbre.

La postura más generalizada que he podido observar en este transitar, es la de catalogar la época como mala, adversa, oscura, triste, y el deseo de volver a lo que se entiende es la normalidad. Si bien todas estas posturas son válidas desde lo que cada cual considera su realidad existencial, no han sido definitivamente unánimes pues no obstante lo anterior, también se han escuchado otras voces al parecer las disidentes, esas que a pesar de la adversidad asumen otra posición, tal vez por la escucha atenta de una voz interior que les increpa a dar respuesta desde una orilla diferente. Y eso definitivamente me maravilla y llena de esperanzas, haciéndome reafirmar cada día más el enfoque del pensamiento de Viktor Frankl, ese pensamiento cuyo mensaje es el de “darle una respuesta afirmativa a la vida a pesar de”.

Validando lo anterior, puedo citar a un chico de algunos 25 años, quién públicamente resignificó de forma magistral la llegada del Covid -19 a su vida: había llegado a unir a su familia, una familia que antes de la pandemia estaba deshecha, alejada, y que fruto de la situación se había acercado y reforzado el vínculo, por lo que expresaba gratitud. Este joven pudo ver el valor detrás del caos y encontrar un sentido en la experiencia. Otro caso, fue el de una señora de unos 50 años la cual expresaba gratitud y alegría por encontrarse bien y en salud. Mientras que un joven, si bien sentía tristeza por los acontecimientos, expresaba gratitud por el nacimiento de su primer hijo. El sentido tocando a la puerta y salvando al ser humano.

De igual forma interesante ver y constatar como un regalo de la época,( como he dicho en varias ocasiones, y tal vez porque yo misma soy una de esas voces disidentes) que en muchas organizaciones se ha generado un liderazgo solidario, compasivo y empático. Han surgido líderes que han podido verse desde lo humano, y que han acompañado y sustentado desde la aceptación de su propia vulnerabilidad y de sus emociones, a esos colaboradores que así lo han requerido. Líderes flexibles, generosos, con una escucha activa, con amplitud de mirada y con la capacidad de abrir conversaciones, dispuestos siempre para el bienestar de su gente.

Recuerdo la líder de un equipo, que nos pidió acompañamiento para algunos de sus colaboradores, los tenía bien identificados, habían sostenido conversaciones y sabía por lo que estaban pasando por que como ella misma admitía, ese camino ya lo había transitado. De igual forma se expresaba uno de los directivos, había convocado a una reunión con su gente, les había confesado sus temores con respecto al virus, se había identificado con ellos, mostrándoles que no era ajeno a lo que sucedía, pero que al mismo tiempo había que continuar viviendo, apoyándose y solidarizándose.

Definitivamente voces disidentes, y que alegría que así sea, voces que como dije anteriormente se elevan desde otra orilla de la vida. Voces pertenecientes a personas que eligieron dar respuesta bajo otra perspectiva, que con su actitud y ejemplo enarbolan la bandera del sentido, de los valores de creación para crear algo a partir de esta época, de experiencia abriéndose a recibir apoyo, abriéndose a aprender a partir también de las experiencias de otros, y de actitud, levantando la cabeza en alto y afrontando, haciendo de ellos la frase del dóctor Claudio García Pintos, logoterapeuta argentino: el ser humano es más poderoso que cualquier virus.

Esas voces que nos muestran y definen claramente lo que es la Fuerza de Oposición del Espíritu, que trascienden convirtiéndose a su vez en tutores de resiliencia, acompañándose y acompañando a su gente al desarrollo de nuevas formas de armonía existencial.




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