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Johnny Bidó. (Foto: Cortesía) |
Uniones tempranas y embarazos en adolescentes persisten tras la ley contra el matrimonio infantil en RD
Por Redacción Diario Hispaniola
jueves 10 de junio de 2021, 11:23h
World Vision explica que estos flagelos sociales se expanden en el tiempo de pandemia, debido al aumento de la pobreza, el confinamiento, hacinamiento y modelos de crianza violenta, así como la normalización de estos hechos, principalmente en zonas vulnerables.
Santo Domingo.- Luego seis meses de aprobada la Ley sobre la eliminación del matrimonio infantil, así como efectos colaterales económicos y educativos que ha dejado la pandemia, es una realidad que persisten y se incrementan las uniones tempranas y embarazos en adolescentes en el país, así destaca la organización de ayuda humanitaria World Vision, quienes se preparan para trabajar sobre estos cambios de paradigmas socioculturales en las comunidades donde tienen presencia.
Las declaraciones fueron expuestas por Johnny Bidó, asesor nacional de Protección e Incidencia de la organización, quien enfatizó que las uniones tempranas siguen siendo motivo de preocupación en la República Dominicana, por lo que la organización de protección y cuidado de la niñez insistió en un abordaje integral que apunte a identificar las causas subyacentes a nivel comunitario, con la integración y participación de todos los actores formales e informales del Sistema de Protección, sin dejar a nadie fuera.
“Las uniones tempranas y el embarazo en adolescentes son arena de un mismo costal, por lo que requieren una atención urgente. Apoyamos los esfuerzos que se desarrollan desde el Plan Nacional para la Erradicación del Matrimonio Infantil y Uniones Tempranas (MIUT), así como el Plan Nacional para la Reducción de Embarazos en Adolescentes (PREA), en articulación con la sociedad civil organizada, pero es necesario integrar también la participación de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, así como a sus familias y comunidades; y que su voz sea escuchada, pues son quienes reciben el impacto de estos flagelos en primera persona”, explico el especialista.
Bidó añadió que fomentar y crear espacios de participación entre los afectados y actores claves es esencial para una gestión efectiva, donde se le equipe con las herramientas formativas necesarias que les permitan identificar las causas, proponer soluciones y ser parte activa de su implementación.
Para contribuir a la disminución de esta problemática y dejar en los adolescentes herramientas que les ayuden a desarrollar un proyecto de vida, World Vision estará desarrollando a partir de este mes talleres para adolescentes y jóvenes para el fortalecimiento de capacidades, enfocadas en desarrollo económico y habilidades para la vida. Además, mantienen su labor continua de capacitar a padres, madres y cuidadores para incentivar un cambio de paradigma en el modelo de crianza, afianzando patrones más saludables apegados a la crianza con ternura.
El inicio de una nueva fase
Tras la promulgación de la Ley 1-21, World Vision continua su voz de alerta, advirtiendo de que la lucha contra este flagelo apenas inicia, dado que la mayoría de los casos se tratan de uniones tempranas llevadas a cabo sin la intervención de una autoridad de Estado Civil; sus principales factores surgen por influencias socio-culturales; usos y costumbres que, por generaciones, han normalizado esta práctica que afecta el presente y futuro de las niñas y adolescentes, quienes ven interrumpidas sus proyectos de vida, al asumir roles y responsabilidades ajenas al ciclo de vida en que se encuentran.
Datos oficiales del Índice de Pobreza Multidimensional de PNUD (2018) indican que en el municipio Cristóbal, de la provincia fronteriza de Independencia, el 34.51% de las adolescentes ha sido madre, siendo la mayoría de ellas (un 55.8%) en el contexto de uniones tempranas o casadas legalmente.
Representantes de World Vision afirma que estas cifras se repiten sin grandes variaciones en las 10 provincias más pobres del país (Elias Piña, Pedernales, Bahoruco, Independencia, El Seibo, Monte Plata Azua, San Juan, Hato Mayor Cuáles), donde el impacto de la pandemia ha sido más devastador, pues se ha demostrado que el aumento de la pobreza, el confinamiento y hacinamiento, sumado a normas de relacionamiento familiar basadas en modelos de crianza violenta y la normalización de estas prácticas por parte de la sociedad, contribuyen a una presión social que termina empujando a las adolescentes a tomar el camino de la unión temprana como vía de escape de la pobreza y de la violencia.
De igual manera, de acuerdo a datos contenidos en el fascículo sobre salud sexual y reproductiva de ENHOGAR 2018, el 41.1% de las adolescentes ha tenido relaciones sexuales, de las cuales el 31% se inició antes de los 15 años, y el 90.4% antes de cumplir 18, mientras ostentamos la tasa de fecundidad en adolescentes es la más alta de América Latina (74.4%), lo que supone casi un record mundial (SISDOM 2016).
Para la organización, estos son datos que confirman la estrecha relación entre el matrimonio infantil y el embarazo en adolescentes, debido a que esta población cuenta con menos herramientas para la prevención del embarazo y la negociación de prácticas sexuales seguras y anticonceptivas con sus parejas.
Además, puntualizan que trabajar en la sensibilización, orientación y comportamiento social frente las uniones tempranas y embarazo en adolescentes son de las acciones más eficaces apoyar al cambio de la manera de vivir de estos jóvenes, debido que un cambio de accionar inicia con una transformación del pensamiento.