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Biden, Putin y la Guerra Fría 2.0

Por Germán Gorraiz López
sábado 27 de marzo de 2021, 21:34h
“Las guerras serán más raras a medida que la responsabilidad por sus efectos se hagan sentir en todos los que las promueven y las incitan” (Juan Bautista Alberdi en “El Crimen de la Guerra “.)
La irrupción mediática de Edward Snowden, ex-técnico de Booz Allen, sub-contrata de la CIA, confesando ser el autor material de las filtraciones a The New York Times y The Guardian sobre el programa PRISM (espionaje de las telecomunicaciones a cargo de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), habría desatado todas las alarmas en la CIA ante el peligro evidente de destapar los secretos inconfesables de los sótanos secretos del establishment. Putin habría jugado con maestría sus bazas y tras conceder a Snowden el asilo temporal, apareció ante el Mundo como adalid de la defensa de los Derechos Humano aunque consciente de la nueva dinámica acción-reacción propia de escenarios de Guerra Fría en la que verán envueltas las relaciones ruso-estadounidenses a partir de este momento (Guerra Fría 2.0).

Retorno a la Doctrina de la Contención o Doctrina Truman

Las últimas y durísimas declaraciones de Joe Biden sobre Rusia (“Putin es un asesino”) y la amenaza velada de nuevas sanciones anticiparían una escalada de las tensiones entre la NATO y Rusia, tras lo que es previsible que EEUU utilice las peticiones de Polonia como excusa para completar la quinta fase del despliegue del escudo antimisiles en Europa (Euro DAM) que simbolizará la irrupción de la Guerra Fría 2.0. Ello significará el retorno a la Doctrina de la Contención (Doctrina Truman), cuyas bases fueron expuestas por George F. Kennan en su ensayo “Las fuentes del comportamiento soviético “ publicado en la revista Foreign Affairs en 1.947 y cuyas ideas principales se resumen en la cita “ el poder soviético es impermeable a la lógica de la razón pero muy sensible a la lógica de la fuerza”.

Según explicaba Brzezinski en la revista National Interest en el año 2.000, “los europeos estarán más inmediatamente expuestos al riesgo en caso de que un imperialismo chauvinista anime nuevamente la política exterior rusa”, con lo que esbozó un plan que pasaría por la expansión de la OTAN hasta límites insospechados en la década de los 90 y la implementación del nuevo sistema europeo de defensa anti-misiles,( European Phased Adaptative Approach (EPAA). Dicho sistema en realidad se trata de un escudo anti-misil global en el que los misiles interceptores emplazados en plataformas móviles pueden abatir blancos en un espacio común (a base de datos transmitidos por todos los radares y sistemas de reconocimiento opto-electrónico) , con el fin maquiavélico de tras un primer ataque sorpresa de EEUU que destruiría el potencial nuclear ruso en su propio territorio, neutralizar posteriormente la réplica rusa por medio de los misiles estacionados en Polonia.

Tras los desacuerdos surgidos entre EEUU y Rusia por la declaración unilateral de independencia de Kosovo, Agfasia y Osetia del Sur, Barack Obama habría aparcado el proyecto del Escudo de Misiles Antibalísticos (NDM), sustituyéndolo por "un nuevo sistema de defensa anti-misil móvil" con la intención de convertir a Rusia en colaborador necesario en la salvaguarda de la paz y estabilidad mundiales. Sin embargo, en septiembre de 2009 el presidente Obama ( presionado por el establishment o poder en la sombra de EEUU), aprobaba la implementación del nuevo sistema europeo de defensa anti-misiles,( European Phased Adaptative Approach (EPAA), que en realidad se trata de un escudo anti-misil global en el que los misiles interceptores emplazados en plataformas móviles pueden abatir blancos en un espacio común (a base de datos transmitidos por todos los radares y sistemas de reconocimiento opto-electrónico). En un principio, Rusia y la OTAN acordaron cooperar en la creación del escudo anti-misiles para Europa en noviembre de 2010 en la Cumbre Bilateral de Lisboa, pues para Moscú era vital que la OTAN ofreciera garantías reales de que ese sistema no apuntaría a Rusia y disponer de un documento jurídicamente vinculante al respecto.

Nueva carrera armamentista

Las últimas y durísimas declaraciones de Joe Biden sobre Rusia (“Putin es un asesino”) y la amenaza velada de nuevas sanciones a Rusia anticiparían una escalada de las tensiones entre la NATO y Rusia, tras lo que es previsible que EEUU utilice las peticiones de Polonia como excusa para completar la quinta fase del despliegue del escudo antimisiles en Europa (Euro DAM), lo que tendría como réplica por parte rusa la instalación en Kaliningrado del nuevo misil balístico inter-continental de 100 Tm, (“el asesino del escudo antimisiles de EEUU” en palabras del ex viceprimer ministro ruso Dmitri Rogozin) así como la reactivación de la carrera armamentista entre las dos grandes potencias.

Putin estableció como prioridad tras su primer nombramiento como Presidente en el año 2000, la Modernización de las Fuerzas Armadas, Infraestructuras de Transporte y Energéticas y el Desarrollo de Nuevas Tecnologías,(aeroespacial; robótica; bio-medicina; bio-combustibles y nano-tecnología) aprovechando la exuberante liquidez proporcionada por los ingresos del petróleo. Así, Moscú tiene presupuestado más de 550.000 millones $ para el próximo quinquenio (el 25% para arsenal nuclear), destacando el nuevo caza de quinta generación Sukhoi T 50, el nuevo misil balístico intercontinental RS-28 Sarmat (Satán II) (“el asesino del escudo antimisiles de EEUU”) junto con lo más avanzado en tecnología de interceptación de aeronaves, ( sistema de misiles antiaéreo S-500) con el objetivo confeso de equipararse a EEUU como superpotencia mundial en el horizonte del 2025. Por su parte, EEUU tendría planificado un programa nuclear con una duración de treinta años y un coste de un Billón $ así como un sistema diseñado para detectar misiles de crucero en territorio estadounidense (JLENS), carrera armamentística que por mimetismo se extenderá al espacio geográfico que se extiende desde Israel hasta Corea del Norte (incluyendo a países como Irán, Pakistán, India y China), quedando América Latina y el Caribe libres de armas nucleares tras la firma del Tratado de Tlatelolco (1.967) a pesar del riesgo potencial de la presencia de submarinos nucleares británicos en las Malvinas.

GERMÁN GORRAIZ LÓPEZ- Analista

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