La economía circular es una herramienta que favorece la sosteniblidad, que conduce hacia un modelo económico y social más respetuoso con el medio ambiente, así como conciencia y sensibiliza a la población sobre la finitud de los recursos de la Tierra.
Lo han expuesto el director de la Cámara de Comercio de Cantabria, Jesús Tortosa; la directora del área de Economía Circular de EIT Climate-Kic, Cliona Howie, el presidente de Sustenta, Jesús Martínez, y Álvaro Rodríguez, coordinador general de Climate Reality Project España, en una videoconferencia ofrecida por esta última organización que busca “un futuro verde”.
La economía circular refleja las regla de las tres erres, reducir, reciclar y reutilizar y es “una herramienta socioeconómica para cambiar como vivimos” ya que ofrece “una visión clara de dónde se tienen que poner los objetivos para escalarla y aplicarla de manera sistémica”, afirma Howie. Además, Howie añade que “su componente pragmático” ha ayudado a que la población sea consciente de que “es necesaria” y se haya abierto “la puerta para cuidar los recursos y los materiales”.
Martínez destaca que la actual pandemia del coronavirus pone de manifiesto la “degradación del estado de salud del planeta” y la “relación tóxica que los seres humanos mantenemos con la Tierra”, que repercute sobre la propia salud de las personas y cuya solución es “avanzar hacia la sostenibilidad”.
En esa misma línea, Tortosa asegura que la Covid-19 ha servido para ver “cómo la naturaleza llegaba a la ciudad y que el aire era más limpio”, lo cual ha gustado a las personas y puede ser una oportunidad para “crear una corriente que considere estos hábitos de sostenibilidad para captarlos y aplicarlos a la cotidianidad”.
Hacia un modelo sostenible
Para Rodríguez la clave está en “repensar el sistema” y adoptar medidas normativas como, por ejemplo, que “la reciclabilidad se trazase producto a producto” y que contaminar o “tirar los productos al vertedero” sea más caro que realizar “actitudes positivas” que beneficien al medio ambiente.
“La palabra clave es colaboración”, sostiene Howie, quien concluye que “para cambiar la cultura” es indispensable “una educación” que favorezca “el diálogo” y la sensibilización para “hallar soluciones de forma integrada” y que permita “aprender a la vez que se cambia” hacia un modelo ‘verde’.
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