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Retrato pintado de Ludwig Van Beethoven
Retrato pintado de Ludwig Van Beethoven (Foto: Cortesía)

Arismendi Vásquez: En los 250 años de Beethoven

Por Arismendi Vásquez
miércoles 15 de enero de 2020, 09:48h

En 1970, con motivo de la celebración mundial del bicentenario de Beethoven, fueron presentadas en vivo las 9 sinfonías del genio musical alemán, en el auditórium de Bellas Artes. No recuerdo si fue con nuestra Orquesta Sinfónica ni quién fue el director de la misma, aunque para ese entonces el director titular de la OSN era el maestro Manuel Simó.

Santo Domingo.- A esa edad yo era un adolescente y solo había escuchado la 5ta. Sinfonía, por ser la más famosa y la 9na, por su movimiento coral, la cual conocí cuando pertenecía al coro de la Iglesia de la Altagracia, en Santiago, ya que en semana Santa íbamos a la catedral a escuchar música sacra.

No puedo decir que disfrutaba escuchando estas sinfonías, pues no entendía nada de eso; era un ignorante en asuntos de música de los grandes maestros, pese a que mi afición a la música clásica comenzó en 1959, cuando vine a pasar unas cortas vacaciones en casa de unos tíos maternos que residían muy cerca de Bellas Artes, en la calle BenignoFilomeno deRojas. Tenían una pensión familiar y allí convivían algunos amigos de infancia de Santiago, que habían venido a estudiar a la Universidad.

Para ese entones solamente conocía Los Gavilanes (zarzuela popularizada por Eduardo Brito y que escuché por primera vez en casa de mi tío Wasahington Guareño, enSantiago), así como las óperas La Traviata y Rigoletto, en casa del tenor HenryEly.

Cada sábado, los estudiantes que residían en la pensión de mis tíos, escuchaban a partir de las 7:00 de la noche música diversa en un tocadiscos portátil queguardaban en una maleta, pues los demás días de la semana eran dedicados a los estudios universitarios. Me impresionó sobremanera el primer movimiento de la 5ta. Sinfonía, y desde entonces, cada vez que escucho esta pieza recuerdo esa primera ocasión.

A partir de entonces comencé a escuchar con atención todo lo que fuera producción de Beethoven, sin descuidar, claro está, los demás grandes compositores del género. Asimismo, asistía a los talleres de Apreciación Musical que impartía el Prof. Don Julio Ravelo y más adelante la musicóloga Catana Pérez de Cuello.

Este año, con motivo de la celebración de los 250 años del nacimiento de Beethoven, para mí, el más grande de los compositores, quien marcó la transición musical entre el clasicismo y el romanticismo, pretendo disfrutar a plenitud parte de la programación que se ha preparado para tan magno acontecimiento.

Esto, en adición a mi costumbre de escuchar cada noche antes de acostarme, una de las 32 sonatas para piano (siendo mis preferidas la Patética, Moonlight, Pastorale y la Apasionata), interpretadas por el eximio pianista chileno Camilo Arrau. Cuando mi vista no está muy cansada las disfruto en video, interpretadas por Daniel Barenboim, pianista y director de orquesta argentino nacionalizado español, israelí y palestino.

La grandeza de Ludwig van Beethoven

Beethoven, quien es considerado como uno de los más destacados genios de la música, nació el 16 de diciembre de 1770 y falleció el 26 de marzo de 1827 en Viena, durante una tormenta, a la edad de 57 años. La causa oficial de su muerte está certificada como una cirrosis crónica.

El compositor llevaba más de una década sin aparecer en escena y pocos quisieron perderse el estreno de la Coral en el Teatro de la Corte Imperial vienés, con Michael Umlauf como maestro de capilla, dado que Beethoven compuso la Novena Sinfonía cuando ya estaba casi completamente sordo.

La Novena Sinfonía» (cuyo cuarto movimiento, coral, está cimentado en la famosa «Oda a la Alegría», basado en un poema del alemán Friedrich von Schiller) es la más contundente muestra de optimismo y de amor a la humanidad, por cuanto, además de estar completamente sordo, Beethoven padecía una serie de enfermedades que hubiera postrado para siempre en cama al más valiente.

En los siguientes párrafos escritos por el Prof. Julio Ravelo De LaFuente, en sus notas sobre la Novena Sinfonía, recogidos en el libro Apreciación Musical, pág. 53, editado en el año 2000 por el Instituto Tecnológico de Santo Domingo, está descrita la grandeza espiritual del inmenso Beethoven.

“El 7 de mayo de 1824 se escuchaba por primera vez esta gigantesca obra en el Teatro Kamtnerthor de la ciudad de Viena. En esa ocasión, y en honor a su autor, que ya estaba completamente sordo, se le permitió sentarse en el escenario en un sillón al lado del director de la orquesta. Al finalizar la ejecución de la obra el público se desbordó con estruendosos aplausos en un arrebato de entusiasmo que Beethoven sólo pudo apreciar cuando una de las solistas lo tomó del brazo e hizo que se volteara para que pudiera darse cuenta, aunque sólo con la vista, del desbordante entusiasmo del público.

“El carácter de esta sinfonía, rebosante de optimismo, contrasta con los momentos de crisis por los que atravesaba su creador, cuya sordera había llegado al límite en la época en que la sinfonía fue compuesta. Parece como si Beethoven quisiera con esta obra dar un ejemplo al mundo de cómo enfrentarse a la adversidad.

“En ese sentido nada es más oportuno que citar aquí las hermosas y expresivas palabras de Kart Pahlen, quien, refiriéndose a esta obra dice: “Los años que Beethoven dedica a la composición de la Novena Sinfonía son indudablemente los más tristes de su vida. La soledad se ha cerrado casi por completo sobre él, las desilusiones en el amor, como en el trato de algunos amigos y muy especialmente con miembros de su propia familia, hubieran dejado sin esperanza a cualquier hombre. No así a Beethoven. No pierde en ningún momento la fe en la humanidad. Cuando más solo está, más estrecha los brazos a los hombres; cuando menos cariño recibe, más desea repartir. No necesita del sol en su vida para iluminar el mundo con su obra.

“No hay himno más ampliado de amor, de fraternidad, de optimismo, de altos ideales humanos que esta sinfonía de un hombre enfermo, abandonado, aislado de los contactos sociales, defraudado en sus deseos personales. Esta sinfonía es el triunfo glorioso del espíritu. Demuestra que el vuelo del pensamiento y de las fantasías no puede ser detenido nunca por circunstancias terrenas.”

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