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Simpatizantes del depuesto presidente Mohamed Mursi. |
La masacre de islamistas dispara el temor a una guerra civil en Egipto
Por EFE
martes 09 de julio de 2013, 01:02h
Al
menos 51 personas, en su gran mayoría simpatizantes islamistas, murieron y
otras 435 resultaron heridas hoy en Egipto en la jornada más cruenta desde el
golpe militar del pasado miércoles, que ha disparado los temores al estallido
de una confrontación civil.
Los
sucesos, sobre los que los Hermanos Musulmanes y el Ejército ofrecen versiones
opuestas, han aumentado la ya alta tensión y llevado al jeque de Al Azhar, la
institución más prestigiosa del islam suní, Ahmed al Tayeb, a pedir un acuerdo
de reconciliación "antes de que el país caiga en la guerra civil".
El
presidente interino, Adli Mansur, colocado por los militares en sustitución del
islamista Mohamed Mursi, ha formado una comisión judicial para investigar de
urgencia los hechos, en los que murieron en su mayoría simpatizantes del
presidente depuesto, frente al cuartel general de la Guardia Republicana en el
barrio de Ciudad Naser, donde se cree que está retenido.
También instó a los
manifestantes a alejarse de "los centros vitales y las instalaciones
militares" del país e insistió en que la seguridad nacional debe ser la
prioridad para que el periodo transitorio termine lo antes posible.
Tras
conocerse las dimensiones del drama, los Hermanos Musulmanes y su brazo
político, el Partido Libertad y Justicia, emitieron sendos comunicados en los
que acusaban a las fuerzas de seguridad de haber cometido una
"masacre" y llamaban a los egipcios a lanzar una
"intifada".
Poco después, en una rueda de prensa desde la mezquita de
la plaza Rabea Al Adauiya, donde se concentran a diario los defensores de
Mursi, los islamistas presentaron vídeos y casquillos de bala para denunciar el
papel del Ejército y la Policía. "Este día jamás será borrado. Sólo dos
veces se ha disparado contra el propio pueblo egipcio: Israel (en referencia a
las guerras que libraron ambos países antes de firmar la paz en 1979) y ahora
(el jefe del Ejército, Abdel Fatah) Al Sisi", dijo un portavoz de la
Hermandad.
"Las milicias de Al Sisi quieren convertir Egipto en una nueva
Siria", añadió. El director del hospital de campaña instalado en esa
plaza, Hisham Ibrahim, aseguró que tuvieron que atender 400 casos en apenas
tres horas, 150 por heridas de bala y otros 200 por impacto de balines. El
Ejército y el Ministerio de Interior convocaron por su parte una tensa rueda de
prensa para dar su versión: sus fuerzas respondieron a un ataque de
desconocidos con armas de fuego y bombas incendiarias contra el cuartel de la
Guardia Republicana.
"Un grupo armado atacó el perímetro del cuartel. El
personal encargado de la seguridad fue atacado con munición real y balines,
mientras otros trepaban sobre los muros para arrojar desde allí piedras,
cócteles molotov, explosivos y material pesado", señaló, al precisar que
entre las víctimas mortales se encuentran dos policías y un oficial del
Ejército.
Poco después de los incidentes, la tensión era palpable en el lugar
de los hechos, donde se podían ver numerosos adoquines arrancados y un puñado
de simpatizantes islamistas mostraban casquillos que atribuyen a soldados. Las
fuerzas de seguridad han cerrado todos los accesos a la vecina plaza y Efe pudo
observar cómo los soldados apuntaban sus rifles contra los partidarios de Mursi
que protestaban la medida y gritaban "Alá es el más grande" con los
brazos en alto.
"Estoy aquí por lo que pasó anoche. Llevo más de una hora
intentando entrar y nos lo impiden", señaló a Efe Shihab Badereldin. Cerca
suyo, Tarek (baja la voz al acercarse la Policía y rehúsa dar su apellido)
sentencia: "Escuché en la radio lo que pasó y vine. Es como en el régimen
de Hosni Mubarak".
Los policías y soldados desplegados en línea golpeaban
al unísono sus escudos protectores para advertir de su determinación. También
aplicaban una estricta prohibición a los periodistas de grabar la sede de la
Guardia Republicana y el despliegue de seguridad por tratarse de "zona
militar".
En este contexto de creciente tensión, el principal partido
salafista, Al Nur, llamó a un "diálogo nacional sincero" para la
reconciliación, si bien uno de sus dirigentes confirmó a Efe que, tras las
muertes de hoy, su formación se ha retirado del proceso político anunciado por
los militares.
"Llamamos a imponer la voz de la razón y de la sabiduría y
a empezar directamente un diálogo nacional sincero para empezar una
reconciliación verdadera", aseguró en un comunicado. Por otra parte, la
Fiscalía ordenó hoy cerrar y precintar la sede del brazo político de los
Hermanos Musulmanes en el centro de la capital, tras hallar supuestamente armas
en su interior, informó la televisión estatal egipcia.