Es el caso de la parábola sobre la antorcha del liderazgo
que quema dibujada por Leonel Fernández con la intención de advertir, para disuadir,
a sus competidores internos en el PLD. Pero al hacerlo, no ponderó que su
situación no corresponde al posicionamiento como él se percibe puesto que no es
él quien tiene la antorcha en el presente, sino Danilo. Él pudiera tener una
especie de cerillo frente Temistocles Montas, Reynaldo Pared y su esposa, entre
otros; pero no quien domina las
preferencias según todas las encuestas es el actual presidente de la República.
En otras palabras, al
elaborar y difundir pues la parábola del quemado por el arrebatamiento de la
antorcha, Fernández actuó como si fuera el depositario de simpatías
mayoritarias, nacionales y correligionarias; cuando solo lo es frente a los
demás presidenciables del PLD excluyendo a Medina. Por eso cuando se incluye al
Presidente de la República, y aplicando la misma receta de la parábola, quien
puede quemarse al intentar arrebatarle la antorcha es el autor de la parábola.
No es la primera vez
que Fernández tiene que recurrir a
argumentos y subterfugios frente a su otrora par, el Presidente Medina,
evidenciando con ello que está colocado a la defensiva dentro de la competencia
biunívoca entre ambos. Recordemos que ante resultados de encuestas anteriores
insinuó que el liderazgo predominante de Medina sobre él radicaba en el uso de
recursos públicos, sin percatarse que con este argumento auto-descalificaba del
liderazgo que una vez ostentó y el que
todavía tiene.
Ahora se ve compelido
a competir contra antiguos discípulos y/o subalternos que aspiran brillar con
luz propia apartándose del astro que le sirvieron de reflejo; a los cuales está
destinado, en este caso, el mensaje subliminal de la antorcha - que por estar
destinada a dirigentes peledeístasemergentes más bien
convendría calificarla de cerillo - el cual inspiró la parábola emitida con la
esperanza de desanimarlos.
La presente parábola
forma parte de los pronunciamientos, al
igual que otros previos, destinados a procurar una industriosa ofensiva para superar
la imagen y acorralamiento en que está colocado por haber encabezado la administración
más corrupta y deficitaria que ha sufrido la nación desde que se restableció la
democracia en 1966.
Otros elementos de
esta industria lo constituyen el mover tentáculos nacionales tras leyes,
resoluciones y sentencias que le favorezcan, desvíen atención y/o lo protejan; así
como internacionales para desarticular críticas procedentes
del escenario que reverencia expresadas en informes y eventos donde se
evaluarían su gestión. Hoy incursiona en redes sociales para informar cuando
antes se aislaba tanto que llegó a desdeñar influencia mediática. Y por
supuesto no ceja al ofrecerse presencialmente ante eventos internacionales y/o
tecnológicos que constituyen su preferencia.
Pero lo que más
contundentemente confirma que la antorcha la tiene Danilo, son los resultados
de las encuestas Gallup - Hoy.
Ante la pregunta
sobre quien percibe como presidente
dominicano en 2016 el empate técnico observado queda convertido en triunfo de
Medina al ponderar la prohibición constitucional de re-postularse, la cautela presidencial
sobre su modificación y los contrastes entre la pasividad danilista y el híper-proselitismo
leonelista.
Ante la pregunta de quién
debía ser el candidato en el PLD, más de la mitad de los dominicanos considera
que debe ser el actual mandatario, a pesar de la prohibición constitucional
vigente; mientras que solo el 18% de ellos, es decir casi tres veces menos, consideraron
a Fernández. De paso, este 18% es cuatro veces menos que lo que disponía Fernández en 2006, dos años de las
elecciones del 2008 en que fue reelegido; con lo cual evidencia una franca
decadencia.
Dentro de sus
partidarios, las preferencias presidenciales por Medina duplicaron, en la
encuesta citada, a las de Fernández: (50% contra 26%)
La aprobación al
gobierno de Medina (82%), un porcentaje que Fernández nunca alcanzó; y equivale
a un 33% superior a la que tenía en 2006.
La percepción sobre
la corrupción es hoy tres veces mejor que cuando gobernaba Fernández en su
segundo año del gobierno iniciado en el 2004.
Menos dominicanos ven
que las cosas van por mal camino y mas dominicanos consideran que estarán mejor
al final del gobierno en comparación con momentos similares de la gestión del
presidente Medina.
Nos encontramos pues
en un franco proceso de declinación de Fernández frente a Medina.
Las expresiones de la
parábola sobre la antorcha que quema solo es aplicable como si excluye de la
ecuación al Presidente Medina, en cuyo caso pasaría a ser cerillos pues solo se
compararían con los chicos que aspiran confirmar que el PLD es una fábrica de
presidentes.
De incluir al
Presidente Medina, lo arriba indicado
demuestra que él es quien tiene la antorcha y que en consecuencia, aplicando la
parábola Fernandista, quien puede terminar quemándose es el autor
de la misma si intenta arrebatársela a
quien la posee.
Quedando evidenciado,
una vez más, la auto-descalificación del autor de la parábola como líder que no
diagnostica adecuadamente su propia situación.