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Guillermo Caram
Guillermo Caram

Necesidad de revitalizar la política desvirtuada por carnavales y teatros

Por Guillermo Caram

miércoles 21 de mayo de 2014, 02:34h

El predominio mediático de nuestro siglo, nacional e internacionalmente, magnifica la recurrencia a carnavales y teatros en el ejercicio político.

Penosamente la política virtuosa concebida por virtuosos de ésta noble actividad, ciencia o arte regida por doctrinas e ideologías emanadas de concepciones filosóficas sobre la persona, sociedad y economía entre los cuales se encuentra el forjador de nuestra dominicanidad, Juan Pablo Duarte; está siendo afectada por la teatralización carnavalesca; recordando aquel verso con que el político mexicano del siglo XIX,  Juan de Dios Peza, concluye su poesía inspirada Garrick, dramaturgo, payaso y "actor de Inglaterra" sobre el  "carnaval del mundo" y los engaños a que   pretenden someternos los desvirtuadores de la política.

El predominio mediático de nuestro siglo, nacional e internacionalmente, magnifica la recurrencia a carnavales y teatros en el ejercicio político.

El socio-populismo europeo montó un engañoso teatro inspirado en asistencialismos-clientelistas que  sumió al viejo continente en una de sus peores crisis por el carnaval de gastos despilfarradores  incurridos, en complicidad con la "comunidad financiera internacional" que ahora, después de 6 años de padecimientos, es que viene a reconocer las virtudes y resultados de la disciplina fiscal alemana.

Latinoamérica no aprendió la lección: El socio-populismo corroe economías potencialmente sólidas como la venezolana y argentina. Como tampoco la hemos aprendido los dominicanos.

El carnaval asistencialista-clientelista ha estatizado nuestra economía sobrecargando gastos, generando déficits financiados con endeudamientos externos, y domésticos, que convierten a nuestros inversionistas en financiadores públicos por las altas tasas de interés que paga el Estado; desbalances que durante los últimos años han pretendido corregirse con reformas tributarias que e lugar de solucionar situaciones terminan agravando la fiscalidad al no  aumentar las recaudaciones al ritmo esperado y al informalizar la economía provocando mayor evasión. A pesar de esto todavía continúan voces clamando nuevos impuestos, en el nombre del aumento de la presión tributaria para financiar mas  gastos supuestamente "sociales". No ha valido los desenfrenos en endeudamientos originado en estos carnavales de gastos para proporcionar el coraje necesario para reducirlos. No acaban de internalizar que los altos intereses pagados por el Estado para financiar sus déficits, 24 a 48 veces superiores a nuestros socios comerciales, terminan perjudicando nuestra economía vía los sectores de producción primaria como la agropecuaria e industria destinados a satisfacer necesidades nacionales y a proveer fuentes de trabajo. La clase gobernante suele alardear cuando aumentan recaudaciones pero ignoran que de nada ha valido puesto que se siguen consumiendo, persistentemente, en cargas fijas.

Los apóstoles de la fiscalidad "socio"- clientelista que nos dominan no parecen percatarse que de esta forma están abonando la informalidad en la creación de puestos de trabajo que finalmente se traduce en mayor demanda de gastos efectivamente sociales al Estado, como en salud y educación,  poniendo en tela de juicio  propósitos y sostenibilidad de una Seguridad Social  co-administrada por exsindicalistas con  remuneraciones privilegiadas y amparándose en   vanaglorias estadísticas que no proporcionan sostenibilidad ni seguridad a cotizantes.

Nos encontramos pues regidos por administraciones engañosas, de corte socio-populistas- clientelistas, ignorando previsiones consignadas en nuestra constitución (art. 233).

La teatralización se refleja, además, en poses cotidianas, nacionales o extranjeras.

Apostadores de "apertura y globalización" hoy se rasgan vestiduras por pérdida de competitividad  que su propia visión causaron.  Epidemiólogos de Salud Pública tiene que reunirse en un "resort" turísticos para evaluar efectos de Chikungunya cuando amplia y cotidianamente son denunciados por los medios de comunicación.

Nuestros ministerios públicos confunden ciudadanos emprendiendo acciones selectivas, diferentes, con el aparentemente propósito de compensar críticas provenientes de una opinión que observa pasmada como se archivan expedientes mientras otros se activan. Y observa desconcertada la posición del ministerio público  a situaciones sobre lo que no tiene competencia mientras  sobreactúa en otros.

El chantaje predomina en el ejercicio desvirtuado de la política. Se hacen exigencias a quien puede pagar el silencio mientras los que no pueden carecen de voceros. Se carece de una vara rasa que inspire actuaciones con la misma medida. Ejemplo de ello es el tema ambiental en el que alzan voces focalizadas rasgándose vestiduras contra la depredación mientras el rio Ozama que tenemos en nuestras narices se ha convertido en un botadero de basura y receptor de efluentes de residuos industriales.   

Solo después que en el exterior nuestros quesos sufrieron dificultades es que nuestras autoridades intentan actuar, tomándolo como pretexto para repetir el el teatro montado con el salami.

Nuestras leyes y resoluciones de nuestros tribunales mas alzados están preñadas de idealizaciones y sofismas que imposibilitan decisiones y acciones justas  y equilibradas como debe corresponder un ejercicio virtuoso del poder político. Nuestros funcionarios incurren en negligencias para luego desarrollar operativos. La Feria del Libro no se sabe si es una chercha para libros o libro en feria de otro fin. Abundan las luces artificiales pero escasean la energía para iluminar necesidades. La sociedad del espectáculo a que alude Vargas Llosa encuentra en la desvirtuada política dominicana un ejemplo emblemático: se emprenden actos y acciones solo para posar ante las cámaras agotado lo cual los actores se retiran.

Las poses no solo se asumen en la política doméstica sino en la internacional. Organismos extranjeros siguen reconociendo el papel de nuestra Armada por controlar flujos migratorios a territorios norteamericanos mientras fastidian nuestras autoridades esforzadas en preservar nuestra integridad. Al mismo tiempo que el Presidente norteamericano profería vanas amenazas militares a Rusia por su intervención en Ucrania, conversaba con el Papa Francisco sobre la paz.

Lo mediático, culminación de la teatralización de la vida contemporánea, ha llegado a dominar tanto el ejercicio político desvirtuado que tuvo que producirse el "selfie" que David Ortiz se tomó con el Presidente Obama para imponer normas sobre la toma de fotografías  en la Cas Blanca.

Estas engañosas teatralidades complementadas por carnavalescos gastos, perjudican el ejercicio virtuoso de la política. Y nuestra democracia.

Recordando la esencia del poema aludido cuyo título es: "Reir Llorando". Se trataba de un hombre que sufría un "mal espantoso" de carácter emocional. Al visitar un médico famoso en búsqueda de cura, luego de escuchar sus profundos lamentos y descartar las recetas tradicionales le indicó que "sólo viendo a Garrik, podréis curaros"; a lo que el paciente respondió "Yo soy Garrick, cambiándome la Receta". 

Por eso, y siguiendo con el verso de Juan de Dios Peza, lo pertinente para corregir este estado de cosas desvirtuadas por el ejercicio político carnavalesco y teatral, es "cambiar la receta", revitalizándolo mediante la revaloración de discursos y métodos más en consonancia con el ejercicio político virtuoso.

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