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Silbando alegremente en tierra de asesinos

Por Alfonso M. Becker
martes 17 de octubre de 2017, 00:00h
Bailando alegremente en tierra de asesinos.
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Bailando alegremente en tierra de asesinos.
Toda una época de crimen y terrorismo musulmán es lo que estamos viviendo. La curiosa ingenuidad de los relatos de terror gana, cada día, adeptos entre sus lectores o espectadores cautivos… Pero la geopolítica, en cambio, guardiana de los más elementales rasgos de realidad, sigue su curso y los sabios de Washington se preguntan por qué los asesinos mahometanos gustan de alimentarse de la mentira política mucho más allá de su macabro trabajo al subyugar a su propio pueblo y aniquilar a los pueblos ajenos.

Nada que alcance la categoría ecdótica para plasmar en un texto el odio a muerte desparramado en este mundo contra los judíos desde hace centenares de años; el libelo de sangre, los infundios, la maldad innata de la especie humana y la diabólica estrategia de las élites romanas y próceres medievales para someter a los pueblos mediante patrañas y conjuros, recorrió durante casi dos mil años la noche de los tiempos como una mortífera herramienta de las estructuras de dominio… Fabricar demonios no era un simple y “artesanal” ardid de tiranos y reyezuelos, sino un “sagrado” arte de la gobernanza que elevaba el infame opúsculo antisemita a la condición de Malleus Arianorum en el Vaticano...

Odio, inquina violencia criminal y desprecio contra el Estado de Israel desde su fundación en 1948 con el acuerdo y apoyo de las Naciones Unidas. La segunda mitad del siglo XX, “saluda” con la frívola actitud de los europeos posmodernos al novísimo antijudaísmo musulmán tolerando a terroristas árabes en todas las capitales europeas como agentes estatales… El antijudaísmo criminal que las democracias vencedoras en la Segunda Guerra Mundial creían haber erradicado de la faz de la tierra al acabar con la Alemania nazi del Tercer Reich… Ahora son los asesinos mahometanos los que toman la antorcha de la oscuridad, de la extrema violencia y del crimen en todo el mundo. La narrativa islámica los delata y la propaganda por el hecho, los condena...

Desprecio, odio desmedido, aversión, maldad en las declaraciones y otros pecados capitales contra la envidiable república estadounidense por ser la más grande y poderosa democracia del planeta. Por ser, Estados Unidos, la tierra de la libertad y de las oportunidades. Repasen un poco a los “mega-analistas” de la prensa mahometana o simplemente antisemita o antiamericana… Han llegado a la conclusión de que el desgaste, bregando durante 70 años con la mugre mahometana y las amenazantes y cleptómanas potencias económicas emergentes, han determinado el estancamiento económico, la crisis existencial y la decadencia de los Estados Unidos.

Se ríen en Washington porque esta morralla de opinadores “supergeopolíticos” aplauden y se alegran de que Washington no pueda con North Korea, con Rusia y con China a la vez… Y mucho menos que se atreva con Irán…Teherán -suponen- es toda una potencia militar con “notable” influencia en todo el Oriente Medio… Leen, con sorna y estupor, en Capitol Hill que el Pentágono se “desinfla” ante el hombrecillo cohete de Pyongyang, que se aterroriza ante los movimientos militares de Rusia, y que no se atreve a afrontar a los fanáticos asesinos islámicos de la Guardia Revolucionaria Iraní…

Los persas -dice Donald Trump desde su Casa Blanca- tienen la manía de enterrar al enemigo cuando aún no lo han matado… En la guerra eso es un gran error, porque es el “muerto” el que acabará matando y destruyendo a los persas. Los estrategas de Washington ya se preparan para golpear a todos los grupos terroristas financiados por Teherán. Usted, lector, puede declarar con la mayor certeza, que la “fiesta” ha comenzado. Estados Unidos e Israel han atacado simultáneamente en Siria y en Irak… El apoyo a los kurdos es total y la hora de acabar con Bashar Al-Assad ha llegado…

El equipo de Donald Trump ha dejado bien claro en Capitol Hill que los persas son los peores mahometanos del planeta, “sociedad de mentirosos y asesinos” en todos los niveles de la vida, incluyendo el religioso… Pero la mofa, entre los políticos estadounidense, no se detiene en el “Hombrecillo cohete” de Pyongyang, sino que se extiende al rebaño mahometano que los ayatolas someten a través de su ambicioso proyecto diseñado para una masa de crédulos ignorantes dispuestos a repetir sus letanías y morir como mártires. Ya lo dice el proverbio inglés: no hay mejor hombre para esclavizar a los demás que el que se cree una mentira y además se encarga de difundirla…

Hemos llegado hasta aquí… parece que el día se desplegó como un blanco mantel, pero sin comida sobre la mesa. De todas las imágenes surrealistas, quizás la más parecida a las que se dan hoy en política internacional, sea la de un presidente estadounidense que ha sido “creado” a imagen y semejanza de unos dioses desconocidos por la gente común… por los que carecen de sabiduría esotérica. Donald Trump es una suerte de hombre panfleto creado por Steve Bannon, un genio de la información subliminal con extraordinarios conocimientos sociopolíticos; un periodista único e irrepetible, capaz de desbrozar las vírgenes praderas de una sociedad hedonista y amanerada incapaz de reaccionar por el miedo al terror…

Bannon, tachado de supremacista blanco, racista, misógino, ruso del diablo, extremista de la derecha, chino de mierda… le explicó a Donald Trump: “Todo esto que lees, te lo dirán a ti...” “No te dejarán vivir, intentarán tumbarte y si no lo consiguen, serás nombrado el hombre más despreciable del planeta”, “Pero tú serás el único capaz de hacer grande a América, de nuevo” …

Sí… Hasta aquí hemos llegado. El sitio justo y el momento adecuado para que los lectores descubran, de una vez por todas, que Donald Trump no es otra cosa que un producto de los “dioses” de Capitol Hill, un producto artesanal del disimulo en el uso indiscriminado de excesos verbales; fíjense bien porque la insuperable acumulación de imágenes improcedentes, aspavientos primitivos, gruñidos, ruidos falaces, y sus amenazantes advertencias, son la única verdad en el universo geopolítico de la mentira y el engaño… El gran Donald no es otra cosa que un gran entramado pre-moderno del insulto a la inteligencia y de la calumnia…

Este presidente ha llegado porque las palabras han perdido su significado y porque todos los enemigos de Washington, todos los estados canallas, se han envalentonado y han optado por la violencia contra el imperio… Prefieren los persas y los norcoreanos amenazar y arreglarlo todo con balas y bombas… No se pierdan los detalles en Oriente Medio, el engaño y la ilusión política producirán formas inimaginables para esta basura mahometana. Estados Unidos e Israel aceptan el reto de todas las guerras que se tercien…

Pero, sobre todo, observen al viejo Donald Trump… Es el mejor presidente de los Estados Unidos, se atreve con todos a la vez… miren cómo camina silbando alegremente en tierra de asesinos...





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