El Real Madrid acaricia la final de la Champions League

España.- El Atlético salió con intención de presionar arriba, un plan que el Real Madrid desbarató con una circulación precisa que fue metiendo al rival atrás. Poco más de cinco minutos tardaron los blancos en avisar. Carvajal entró por su banda como un puñal, hizo la pared con Isco y chutó con el exterior.

Oblak rechazó como pudo y Benzema no acertó a rebañar. El instinto que le falta al francés le sobra a Cristiano Ronaldo, que sólo tres minutos después acudió raudo a cabecear a la red un pase en semifallo de Casemiro.

El Real Madrid mandaba sin discusión ante un Atlético encogido en el que lo más sólido era su portero.

Oblak voló para desviar un cabezazo de Varane en un saque de esquina. Lucas, la solución de emergencia de Simeone para el lateral derecho, dio muchas facilidades y en una de ellas se coló Ronaldo para centrar. La tijera de Benzema salió un palmo por encima del larguero.

En la otra portería, Keylor Navas estuvo atento en la única jugada peligrosa del Atlético antes del descanso: un desmarque de Gameiro a la espalda de la defensa. La peor noticia para el Real Madrid antes del descanso fue la lesión de Carvajal, al que sustituyó Nacho.

En el 55 fue Simeone quien movió el banquillo para dar entrada a Gaitán y Fernando Torres en lugar de Saúl y Gameiro. El Atlético salió mejor en la segunda parte, con una presión al fin eficaz.

El juego cayó muchos enteros, sin ocasiones. Simeone agotó los cambios (Correa por Carrasco) al tiempo que Zidane hacía el primero por voluntad propia (Marco Asensio por Isco). Con el partido sucio, Cristiano Ronaldo apareció para sacar un gol de un rebote, dicho sea sin menosprecio.

Benzema le buscó, entre Savid y Filipe Luís no acertaron a frenar el ataque y el portugués fusiló de un trallazo a Oblak. El Atlético acusó el tanto como lo que era, otro mazazo.

El partido empezó a oler a 3-0, con un Madrid más chispeante gracias al oxígeno de Lucas Vázquez y Asensio.

Una internada del gallego hasta la línea de fondo fue el preámbulo para el tercero de Cristiano, depredador de área pequeña. El broche a un gran partido del Madrid, que sigue soñando con la Duodécima.