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Alfonso M. Becker: The wild bunch of the Castro brothers

Por Alfonso M. Becker
domingo 27 de noviembre de 2016, 23:19h
"Las ovejas son tan simples, tan vulgares, tan ignorantes y bobas que donde va una, van todas"... Refranero español
Es una verdad indiscutible que todo lo que concierne a la esencia del poder está siempre concentrado y recogido en el gran relato del imperio y en la narrativa de sus especialistas dedicados a explicar, desde las cátedras y desde los púlpitos de las catedrales, la eficacia de ese poder, su moralidad y su conveniencia. La historia es nada si se sigue argumentando desde los textos acumulados en bibliotecas o estratégicamente distribuidos -a adrede- en las escuela públicas para solaz de profesores idiotas aficionados al cuento chino y sobre todo para adormecer un cerebro populista posible o con posibilidades entre la masa de estudiantes pobres y desgraciados de esta vida y de este mundo.

Los principios de la ilustración y del empirismo ya nada pueden contra una sociedad espectacular creada por un aparato de poder capaz de inventar hasta una isla... La isla de nunca jamás... Once Upon a Time una isla del Caribe con un tipejo barbudo que se hizo pasar por el mesías para liberar al pueblo cubano de no se sabe bien qué cosa... Porque el desgraciado pueblo cubano ni sabe, ni supo nunca, que cuando una nación poderosa en todos los sentidos, como Estados Unidos, alcanza la condición de imperio, es precisamente en su actuación cotidiana cuando crea su propia realidad, la propia realidad de Washington estimada por la CIA para que periodistas de medio pelo, a través de las agencias imperiales de noticias absurdas, perpetúen el relato de una revolución socialista que al heroico grito de "patria o muerte", nunca existió...

No señores, no hubo tal revolución ni tampoco hubo patria del socialismo alguna. Con lo de Cuba pasó exactamente lo mismo que con lo del put* camionero descerebrado y maric** don Nicolás Maduro en Venezuela, solo que Fidel Castro y su banda eran mucho más inteligentes y jugaban con la ventaja de que la CIA quería reconducir una revolución comunista e imperialista que evidentemente se avecinaba no solo en Havana contra el impresentable mafioso Fulgencio Batista, sino en toda Latinoamérica... Fueron los cubanos Julio Antonio Mella Mc Partland, Carlos Baliño López y otros precursores del comunismo para combatir el imperialismo estadounidense en el continente los que eran capaces de crear revoluciones... Mella y Baliño iban a por todas fundando el Partido Comunista de Cuba, esos eran los realmente peligrosos para Washington y también para los estalinistas mexicanos que asesinaron a Julio Antonio Mella Mc Partland en el Distrito Federal.

¿Quién mejor, entonces, que los aguerridos y populares miembros de la banda de Fidel Castro para cortarle el paso y la "lengua" a los más peligrosos revolucionarios capaces de mearse en la Doctrina Monroe e incendiar el continente americano? Era el momento histórico adecuado a criterio de Washington porque los situacionistas franceses no habían colocado, todavía, la dinamita situacionista que hiciera ver al desgraciado pueblo cubano que la más bella narrativa "revolucionaria" se escribía por entonces en las oficinas de los servicios estratégicos del Pentágono. Nadie le iba a explicar al pueblo cubano que el guión de la revolución de los barbudos era de autoría intelectual de los servicios secretos estadounidenses y que mientras el mundo hablaba y escribía de la revolución rusa o de la china, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos creaba su gran espectáculo de Cuba: un sistema perfecto de dominio y control social de todas las aspiraciones "malvadas" en todo el continente americano.

Como si de una película del incipiente surrealismo francés se tratase, la chusma se la tragó enterita y hasta dejó escapar el sonoro eructo de la historia... de una Historia, con mayúsculas, que ya había concluido mucho antes de que naciera el politólogo estadounidense Yoshihiro Francis Fukuyama... Los auténticos y genuinos dreamers del servicio secreto más poderoso del mundo, no solo quedaron impresionados y agradablemente estupefactos al contemplar, tras la Segunda Guerra Mundial, todo un planeta dominado por Washington, sino que dejaron de ser idealistas y soñadores para ponerse manos a la obra y declarar a la Office of Strategic Services (OSS) como las sagradas páginas de un prólogo espectacular de lo que sería la más poderosa agencia de inteligencia del mundo. Mientras esto ocurría y se esperaba el feliz nacimiento, el FBI se encargaba de preservar los intereses de los Estados Unidos en todo el continente americano, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego...

Las páginas de ese prefacio para la presentación en sociedad de la CIA (Central Intelligence Agency) explicaban la narrativa para los tiempos de paz de un selecto grupo central de inteligencia con "pastores" de primera categoría, de la inteligencia militar, para seleccionar a los cuidadores de los corderos, adiestrarlos en apacentar al ganado con el "alimento" adecuado, en el paisaje elegido y así conducir al rebaño latinoamericano hacia el imperio de la ley, de la democracia, de la libertad, por los senderos de la economía de libre mercado y administrar sus cánticos de libertad y progreso... o su silencio, desde el feliz acontecimiento de haber nacido hasta la indigesta asimilación de la muerte... Lo más selecto de los jóvenes universitarios estadounidenses eran entrenados y adiestrados en las más complejas materias y saberes destinadas a proteger la patria estadounidense que acababa de conquistar su condición de imperio.

Como es natural, no iban a dejar que una pandilla de piojosos barbudos con la cabeza llena de mier** siguiera vacilando y "reflexionando" sobre insoportables libritos de Mao o de Stalin y -además- pusieran boca abajo la América que había soñado el Secretario de Estado John Quincy Adams... Porque Estados Unidos no iba a permitir que sus intereses económicos fueran atacados o destruidos (como estaba ocurriendo) y, más que nada, porque el imperio americano era capaz de crear nuevas realidades políticas, unas detrás de otras, para todos los gustos revolucionarios, para todo tipo de crisis incluyendo la de los misiles soviéticos en la isla, o lo que se tercie... La fábrica de sueños estadounidense era la señal evidente y clara de que en Washington vivían los grandes actores de la historia y el resto del mundo solo existe para estudiar y comprender lo que hace Washington...

De padres españoles, los hermanos Castro sabían, mejor que nadie, que las ovejas son tan simples, tan vulgares y tan bobas que donde va una, van todas... y los pastores son tan listos que las manejan siempre como estaba previsto... The wild bunch of the Castro brothers ha sido el más grande espectáculo gestionado por la CIA para controlar todo un continente con el simple experimento de una sanguinaria dictadura de apariencia "revolucionaria" que asesinó en Cuba a decenas de miles de infelices incultos mientras sus hermanos latinoamericanos aplaudían a Fidel Castro y su wild bunch... Aplaudían y vitoreaban a unos barbudos asesinos con banda sonora de salsa caribeña, embaucadores melenudos y con boina en la era del rock & roll, a un farsante gallito de la rumba cubana con boina y estrellita roja comunista. Toda la simbología vendible para los desgraciados ignorantes de la tierra latinoamericana... Todo el merchandising como supositorios de felicidad.

Aplaudían y veneraban los ignorantes en todo el planeta a un actor mediocre con puro "peneano" Montecristo en la boca como prototipo de macho que violó a cientos de esclavas sexuales en sus revolucionarias haciendas de La Habana y mató hasta la saciedad y que en definitiva provocó la huida de millones de cubanos como mano de obra barata hacia Estados Unidos y Europa... Sin duda fue un gran experimento y se mataron varios pájaros de un solo tiro... Así, el asesinar se convertía en una simple necesidad "espectacular" de masacrar a la oposición tachándolos de "cucarachas de la contrarrevolución" que así los llamaba el ejecutor don Ernesto Guevara de la Serna... Supongo que nadie podrá olvidar que este espantajo de la historia que acaba de morirse se jactaba, en entrevistas ante The New York Times y The Washington Post, de haberse follado a más de veinte mil cubanas de todos los colores y mezclas raciales... O que sus amantes más notorias eran todas las más bellas mulatas del Ballet Tropicana...

Pero esa "insignificancia" no debe ensombrecer nunca las más gloriosas páginas que se han escrito nunca sobre el arte de gobernar, pues gracias a los hermanos Castro se pudo eliminar a Ernesto Che Guevara que, al contrario que el líder Fidel, dueño y señor del wild bunch, quería extender su violencia salvaje por todo el patio trasero estadounidense... El Che, iluminado como otro mesías comunista, ni siquiera imaginó que sería asesinado por Fidel... Pero el espectáculo debía continuar y después del Che se tuvo que eliminar a Salvador Allende y a un sinfín de peligrosísimos propagandistas del comunismo que pretendían extender por todo el planeta otra mentira tan grande o peor que la del capitalismo más abyecto...

Pero en una democracia que se rige por la economía de libre mercado no hay dictadura y se ofrecen todos los espacios de libertad y oportunidades para labrarte un porvenir con tu propio esfuerzo... Pero el rebaño miedoso prefiere a Fidel, las ovejas de la revolución no entienden nada y necesitan alimentar su infortunio con héroes y villanos para cantar su desgracia... La turba, la masa inculta, no sabe ni quiere saber que los hermanos Castro son grandes multimillonarios y que su enorme fortuna "cubrirá" y protegerá no solo a sus hijos sino a sus nietos y a dos o tres generaciones más, mientras ellos se mueren de hambre, generación tras generación, gritando ¡viva Fidel!...

Decía mi apreciado filósofo de cabecera, Walter Benjamin, que a la violación de las masas, que el fascismo siempre impone por la fuerza en el culto a un caudillo, corresponde la violación de todo un mecanismo puesto al servicio de la fabricación de valores culturales aberrantes muy adecuados y populares para la masa. Una revolución con el apellido que usted quiera o necesite porque con cuatro palabras clave se contenta a la chusma, tanto a la castrista como a la bolivariana de Chávez, pero mientras Nicolás Maduro es un put* maric** impresentable, Fidel Castro era un experto demagogo que seducía con su pose de macho y pistolón al cinto. Ningún lector debería olvidar que presumía ante escritores famosos, algunos con premio Nobel, de su irrefrenable afición a follar, de hecho invitaba a sus "célebres" amigos y propagandistas de todo el mundo a follar con mulatas del Tropicana... Y mucho menos deberían olvidar que este tirano despreciable declaró a The New York Post que se había follado, durante toda su vida, a más de 35.000 mujeres...

Una máquina estatal no solo de violación de mujeres esclavizadas, sino de violación colectiva, violaciones de los derechos humanos elementales; esa fue la revolución de los hermanos Castro, una necesidad insaciable de espectáculo de apariencia "revolucionaria" creada expresamente para el caso de la Cuba del dictador Fidel Castro; para que en nombre del "arte revolucionario" el pueblo cubano haya vivido su propia autoalienación, alcanzando un grado de masturbación política como único goce en una vida de esclavitud que los hermanos Castro les han proporcionado en cómodos plazos de felicidad... A tal extremo que los cubanos han vivido su propia destrucción como un goce estético digno de ser cantado...

Toda la familia Castro se hizo multimillonaria. Sus bienes y su fortuna están repartidos por todo el mundo y en entidades bancarias muy conocidas. Todos los presidentes de las naciones de este planeta y estadistas de renombre que hoy recuerdan al muerto, lo alaban con empalagoso y nauseabundo recordatorio. Se han olvidado de los miles de fusilados durante la llamada revolución y de los miles de torturados y asesinados en las cárceles cubanas... Al parecer, Fidel, Raúl y toda su extensa familia se ganaron el "salvoconducto" de no responder nunca ante los tribunales. Señoras y caballeros, es muy fácil comprobarlo...

¿Será eso lo que llevó a los hermanos Castro a adueñarse de un país, de su tesoro, de sus riquezas, a esclavizar a los cubanos, disfrutar de los más suculentos placeres de la vida con las más bellas mujeres y a follarse a las más hermosas mulatas del Tropicana, a ritmo de guaguancó?
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