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Nuestros abuelos pensaban diferente

Por Antonio Sánchez Hernández
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antonioasanchezhgmailcom/16/16/22
http://antoniosanchezhernandez.com/
domingo 09 de octubre de 2016, 15:12h
INTRODUCCION
Cuando los dominicanos éramos un millón de habitantes, hace un siglo apenas, de los cuales un 80% era de origen campesino, vivíamos aislados del mundo, las noticias llegaban con mucho retraso, los países extranjeros eran entonces muy lejanos, el avión no existía, se viajaba ocasionalmente por barco, o simplemente no se viajaba nunca, pero éramos muy apegados a la tierra, siempre fértil, aferrados casi siempre a una rústica pipa de tabaco.
El campesino era ya un soñador, ya sabía que la vida se vive por etapas, por ciclos. El interés apasionado de nuestros abuelos, especialmente a medida que iban envejeciendo y preocupándose por la salud sus instituciones familiares, era crear comunidades amistosas apoyadas en el compadrazgo y el padrinazgo.
En medio de familias numerosas, sus normas en cuanto a la amistad era exigente: la amistad no podía florecer donde había envidia, comparación, sentido posesivo. Creían que sólo una bondad duradera podía mantener unida a la familia, a la gente, al vecino.Y los frutos de la bondad eran mágicos. Gracias a esa auténtica amistad, decían, habría auténtica cooperación de parte de cada uno. Y esto no sería por cauda de la autoridad, casi siempre dictatorial.

EL FUTURO NO EXISTE MÁS QUE EN EL PRESENTE.

Ese presente se prolongó cien años. El 80% de la población, que era campesino migró, en cuatro generaciones, a la ciudad y al extranjero, y se transformó en un ciudadano urbano. De un millón, la población creció a 12 millones un siglo después. Entonces conocimos que la tierra era redonda, que el Internet iba a gobernar nuestros pensamientos, que el avión es el mejor de los modernos inventos, que el hombre es apenas un punto en el planeta tierra, que por fin nos integraríamos al mundo, que seríamos ciudadanos de los cinco continentes del planeta al mismo tiempo.
Viajando en los modernos aviones nos dimos cuenta, con un dejo de nostalgia, que el planeta tierra es apenas un punto de una galaxia infinita formada por millones de estrellas y soles. Y entonces, nuestros modernos abuelos, empezaron a pensar que todos nuestros conocimientos eran puramente memoria. Y que el conocimiento puede ser el mayor de los obstáculos, pues siempre es muy limitado.

AMPLIAR EL CONOCIMIENTO ES AMPLIAR NUESTRA MEMORIA

Que para ampliar el conocimiento, o sea nuestra memoria, añadimos siempre más conocimiento y que lo añadido es siempre algo muy limitado. Si fuera completo, no podemos

añadirle nada. Así resulta que mientras uno más sabe, menos sabe, menos conocimiento tiene, puesto que el conocimiento es infinito, y al igual que la galaxia infinita de miles de millones de soles y estrellas en la que vivimos, no tiene límites.
Así es, dicen ahora nuestros abuelos de la última generación: el conocimiento es relativo, siempre es y será limitado, y si usted lo vé desde este punto de vista, desde esta eterna limitación, termina en lo que llamamos certidumbre, que es una limitación infinita: mientras más sabes, menos sabes, más te falta por conocer...
Dicen ahora nuestros abuelos, en pleno siglo XX1, que las células cerebrales contienen todos los recuerdos del pasado, todas las presiones, toda la educación, todos las experiencias, todo- el cerebro es el centro del conocimiento-.El cerebro, esa moderna computadora, estaría cargado con el conocimiento de dos millones y medio de años.
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