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Un Gobierno de Juventud

Por Antonio Sánchez Hernández
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antonioasanchezhgmailcom/16/16/22
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sábado 10 de septiembre de 2016, 20:25h
INTRODUCCIÓN
Desafortunadamente en R.D. no ha existido un gobierno de niño ni tampoco la ciudad del niño, más que como hermosas metáforas literarias o como sutilezas de un gran estadista ya fallecido.

Nuestro país es pobre, como lo testimonian la mayoría de las familias dominicanas, con sus bajos ingresos y alto desempleo, y seguirá siendo pobre hasta que no nos avergoncemos de la pobreza, donde los libros son todavía en cierto sentido, un pretexto y una disculpa de solitarios.

La juventud es la edad típica de la desesperación y del placer, donde el joven se busca a sí mismo a través de la acumulación de sentimientos adquiridos, que la educación impone al niño como una segunda naturaleza. Un gobierno de juventud, sería algo más que una bella metáfora o que una gentil sutileza para los niños, si pone en primer término a la educación, como principal eje de desarrollo futuro, al través de la tanda extendida.

La sociedad dominicana actual es un organismo desafinado, donde la figura más resistente y perdurable, como siempre es la familia, pero donde la escuela, está sirviendo muy poco al desarrollo. El resultado, en la edad adulta, es una organización social muy anárquica, dotada de un espíritu quijotesco y de una grave pereza mental, donde escuela y mundo laboral están demasiado separados. Debido a ello, no deberíamos andar a la caza de una igualdad imaginaria entre los hombres, sino tan sólo de una decente equidad.

OLVIDEMOSNOS DE LOS MONARCAS, APARTEMOS A LOS CAUDILLOS
En el país el 63% de la población apoya el sistema democrático. La democracia en R.D. tiene menos apoyo en los jovenes (54%) que entre los adultos (74%). Para los jóvenes como para los adultos, herederos de una tradición republicana, que todavía no separa en R.D. los tres Poderes del Estado, no hay esperanzas de seguir conservando caudillos, porque lamentablemente la filosofía de esta realeza, en los países en vías de desarrollo, se encuentra en bajamar, no así en los países ricos, donde la realeza gobernante ha separado los tres Poderes del Estado republicano como fundamento jurídico de su etapa republicana y se ha impuesto al mundo, por su cultura y tradición, como es el caso de E.E.U.U. y Europa.

Por fortuna, para la juventud dominicana actual, la idea de un dictador que nos gobierne, ya no forma parte de su piel, ha sido superada desde el ajusticiamiento de Trujillo.
El comunismo es también sin esperanzas: el análisis del hombre reducido a términos de comportamiento económico, le quita gran parte de su gracia, porque despojar al hombre, que es un ser que desea, de su psique personal, es una locura que ha sido lanzada por la borda por sus propios actores socialistas.

En cambio la juventud en R.D. es mayoritariamente demócrata. Lo dicen los hechos, las encuestas: el 63% apoya la democracia. La democracia significa desarrollo, mejor calidad de la vida. Por tanto abundancia que muestre siempre la unidad humana, material y espiritual, del arte y de las ciencias, del hombre con el Cosmos.

La base de un gobierno de juventud se apoya en una educación de primera calidad. La juventud dominicana, que es la mayoría aplastante de la población, exigente consigo misma, está luchando por adquirir una técnica o un arte, al igual que múltiples destrezas. Por desgracia, todavía rara vez andan juntas la buena educación y la sensibilidad, aunque le brecha pueda disfrazarse de códigos de maneras, de formas de dirigirse al mundo. Somos tan politizados, porque somos hijos de una carencia vital: el desarrollo.

DESARROLLO DE LA JUVENTUD
Desarrollo de la juventud, según Octavio Paz, no significa progreso cuantitativo, únicamente. Ante todo es, o podría ser, solución al problema de la convivencia como una totalidad que incluye tanto el trabajo como el ocio, el estar juntos y el estar solos, la libertad individual y la soberanía popular, la comida y la música, la contemplación y el amor, las necesidades físicas, intelectuales, pasionales.
Somos libres porque lo hemos ganado a pulso, con grandes esfuerzos y sacrificios, con una montaña de muertos, tanto gobernantes como gobernados. Pero no somos un país desarrollado, luego no tenemos democracia, y ese es nuestro gran reto.

El Estado tendrá que separar sus tres poderes para que exista orden y disciplina social. Sin ello seguiremos siendo una sociedad de Quijotes y de perezosos, grandes anarquistas en busca de redentor, de otro caudillo.

Educar es la solución. Una educación exquisita que educa las destrezas de cada ciudadano: artísticas, musicales, laborales, idiomáticas y deportivas.
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