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Efectos de los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs)

Efectos de los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs)

Por Antonio Alfau Ascuasiati
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acalfauyahooes/7/7/13
jueves 09 de junio de 2016, 13:10h
Es importante conocer la trascendencia que puede tener sobre la salud humana y el ambiente, la presencia en el Planeta de ciertas sustancias producidas por el hombre para fines específicos, o generadas como resultado de procesos industriales. La inquietud surge cuando se descubren trazas de insecticidas, órgano clorados principalmente, y otros productos químicos, en el organismo de los seres vivientes de regiones muy distantes de donde dichos compuestos fueron utilizados o producidos.
Estas sustancias fueron bautizadas con el nombre de Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs), conocidos internacionalmente por su acrónimo inglés POPs (Persistent Organic Pollutants). Los COPs son productos químicos con propiedades tóxicas y que diferente a otros contaminantes, son resistentes a la degradación química, biológica, y fotolítica; son bioacumulables y además semivolátiles, lo que permite que sean transportados a largas distancias por el agua, aire y especies migratorias, lo cual los hace particularmente perniciosos para la salud humana y el ambiente. En pocas palabras estos productos permanecen activos en la naturaleza por largos años, incluso circulando dentro la cadena alimenticia para luego acumularse en algún sitio, dejando sentir sus efectos en su transcurso. Por ejemplo, se sabe que el DDT puede durar 60 años activo; esto porque su uso se inició en los años 50. Cada año que pasa se sigue contando.
Para explicar la presencia de estos compuestos en lugares donde jamás han sido utilizados, se propuso en la década de los setenta, que los COPs podían migrar a grandes distancias a través de la atmósfera. Este fenómeno ha sido denominado “efecto de destilación total” (global distillation effect, en inglés), mediante el cual, ciertos compuestos orgánicos volátiles, tóxicos para la vida, unos fabricados intencionalmente y otros resultado de procesos industriales, pasan a través de la atmósfera desde las regiones del globo más calientes para condensarse en las regiones más frías, depositándose en la vegetación, suelos y superficies acuosas.
Evidencias a nivel global señalan la presencia de este tipo de compuestos en pingüinos de la Antártida (Risebrough et., al 1976) y en osos polares (Derocher, 2003) en el Ártico.
De igual forma se ha detectado la presencia de COPs en zonas de montaña tan remotas como el Aconcagua en los Andes (Quiroz, 2008), los Himalayas (Yang, 2008), los Alpes (Finizio, 2006) y los Pirineos (Gallegos, 2007) en Europa.
Encabezan la lista de los producidos intencionalmente por el hombre: el DDT y los insecticidas organoclorados, el hexaclobenceno -HCB-, el lindano -hexaclorohexano- y el Endosulfán; compuestos de utilización industrial: bifenilos poli clorados -PCBs- y los ésteres bifenilicos polibromados -PBDEs-.
Otros son productos secundarios de procesos industriales, liberados a través de las chimeneas de industrias en que se fabrican algunos herbicidas: las dioxinas y los furanos.
Hace 60 años, el cáncer entre los esquimales no se conocía. Hoy los esquimales mueren de cáncer. Sus cuerpos, incluida la leche materna, albergan estas sustancias las cuales los enferman y condenan su raza a la desaparición.
La política a seguir frente a la realidad que constituyen los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs), fue definida en el llamado Convenio de Estocolmo, realizado en Suecia en mayo del 2001, y del cual 137 países fueron signatarios. Durante este evento se planteó un enfoque precautorio ante la naturaleza de estos productos y frente a la significación de lo plasmado en el “Principio 15 de la Declaración de Río”, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en el 1992.
El Principio 15 reza así: “Con el fin de proteger el medio ambiente, los Estados deberán aplicar ampliamente el criterio de precaución conforme a sus capacidades. Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces en función de los costos para impedir la degradación del medio ambiente”.
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