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Castas coloniales

Por Antonio Sánchez Hernández
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antonioasanchezhgmailcom/16/16/22
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jueves 21 de abril de 2016, 15:26h

INTRODUCCIÓN

M. Hernández Sánchez Barba, en su obra titulada Las Indias en el siglo XVII. Historia de España y América, Social y Económica. Fundación J. Vicens Vives, 1977. Barcelona, España nos relata lo siguiente:"La colonización americana hubiese sido más difícil, sin la inmediata formación de una activa generación mestiza, que fue elemento importante en la Conquista de América. Esta población mestiza representó un elemento de equilibrio del triángulo racial: el blanco conquistador, el indígena conquistado y el negro importado.

El proceso de fusión étnica continúa todavía en el siglo XXI y continuará en el futuro. A la mezcla del blanco y del indígena vino inmediatamente a sumarse la del blanco con el negro y éste con el indígena, y posteriormente en un segundo escalón, la mezcla de los elementos resultantes. De este modo surgieron las castas coloniales de las que pueden señalarse hasta 16, del modo siguiente:

1) Español e india, mestizo.
2) Mestizo y española, castizo.
3) Castiza y español, español.
4) Española y negro, mulato.
5) Mulata y español, morisco.
6) Español y morisca, albino.
7) Español y albina, torna atrás.
8) Indio y torna atrás, lobo.
9) Lobo e india, sambayo.
10) Sambayo e india, cambujo.
11) Cambujo y mulata, alvarazado.
12) Alvarazado y coyote, barcino.
13) Barcino y mulata, coyote.
14) Coyote e indio, chamiso.
15) Chamiso y mestiza, coyote mestizo.
16) Coyote y mestiza, ahí te estás.
Todos estos cruces se dieron en Méjico durante el siglo XVIII. Con otros nombres en el Perú, los dos territorios coloniales más ricos de España en América.

En República Dominicana, podemos percibir con mucha dificultad, por la rápida desaparición de los indígenas, apenas unas cuatro castas coloniales: mestizo, castizo, mulato y morisco.
En República Dominicana somos mayoría de mulatos desde el 1700, así que los demás cruces se perdieron o fundieron alrededor del mulato. Esto es comprobado por fuentes históricas y documentales.

IDENTIDAD DEL DOMINICANO: USTED, ¿QUE CREE?

Como todo el mundo, sólo tengo a mi servicio tres medios para evaluar la existencia humana: a) el estudio de mí mismo, que es el más difícil y peligroso, pero también el más fecundo de los métodos. b) la observación de los hombres, que logran casi siempre ocultarnos sus secretos o hacernos creer que los tienen. Y c) los libros, con los errores particulares de perspectivas que nacen en sus líneas.

La verdad que quiero exponer aquí no es particularmente escandalosa, y si lo es se debe a que toda verdad es, en cierto sentido escándalo: me refiero a la identidad del dominicano, de ese criollo o mulato que después de 17 generaciones de 30 años cada una, desde que llegó Colón, parece sublevarse de repente contra la colonización, con sus métodos violentos, y el aplastamiento cultural de indígenas y africanos, en pleno siglo XX.

Primera observación: Siguiendo a William Shakespeare, en El Rey Lear : "¿Acaso no podremos curar un espíritu enfermo, arrancar de nuestra memoria un dolor arraigado, borrar el pesar escrito en nuestro cerebro, y con algún antídoto que permita olvidar, liberar nuestro agobiado pecho de todo el veneno que nos oprime el corazón"?
Segunda observación: La libertad, la democracia, la justicia, esas tres piedras sobre las que decimos descansar y de la cual sólo la libertad es un hecho real, ¿son eslabones demasiado complicados para un dominicano, producto acabado de 17 generaciones de treinta años cada una?

Tercera observación: Nuestro país se asemeja a otros de América Latina con los cuales comparte la misma mezcla de elementos culturales medievales europeos, junto a componentes mágicos africanos e indígenas, y más recientemente el discurso racional y cientificista de Europa Occidental y sobre todo de los Estados Unidos. La falta de integración de los componentes de esa mezcolanza cultural se refleja en todas nuestras instituciones sociales y crea contradicciones sociales tan profundas que no nos dejan actuar con eficacia.
¿Podríamos mejorar substancialmente nuestras instituciones separando los tres Poderes del Estado?

Cuarta observación: Maldecimos nuestros grillos, sin embargo a veces parecería que nos jactamos de ellos, que los grilletes nos gustan, que la violencia de las dictaduras, de la mano dura nos atrae. ¿Es que no seremos capaces, en la práctica, de planificar nuestro desarrollo? ¿Es que no podremos vivir más que prorrogando nuestro presente, en el arte permanente de dejarlo todo para después, con libertad, pero sin democracia ni justicia.

¿Usted, que cree? ¿Cuando comenzaremos con esta ópera merengue?
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