Santo Domingo.- De vuelta a la publicación en formato convencional de libro, Ylonka Nacidit-Perdomo, presenta el próximo sábado 18 de enero, a las 11.00 de la mañana, en el Foro "Pedro Mir" de la Librería Cuesta, un texto literario que lo integran veinte soliloquios de desbordante imaginación, titulado Dentro del Bosque (Editorial Santuario, 2014), que en conjunto representa una preceptiva de vida, una creación en prosa poética que da a la reflexión la categoría de un viaje en contrapunto en torno a la memoria, en el cual fluye un lenguaje de apertura interrogativa compleja, inteligente y de vigorosa estética.
El libro será ponderado por la académica y crítica holandesa-canadiense Catherine Vanderplaats de Vallejo de Concordia University, en Montreal, que introdujo a Nacidit-Perdomo en los estudios de la literatura de género, además de ser su mentora cuando fue su asistente de investigación en los viajes de Vanderplaats a la República Dominicana desde 1995, lo cual propició que a partir de dichos intercambios nuestra autora incursionara en la ficcionalidad creativa y en los palimpsestos de enunciación biográfica.
A la laureada escritora Jeannette Miller, Premio Nacional de Literatura 2011, le corresponderá la presentación del libro, enjuiciarlo, inducir a su lectura, motivar su apreciación y develar sus incógnitas.
Dentro del bosque trae una dedicatoria especial a la actriz dominicana Sylvia Troncoso (1954-2011), fallecida en la plenitud de su vida dejando un legado de amor, que dice: "A Sylvia Troncoso mi primera lectora de Dentro del bosque, por enseñarme que la humanidad no tiene incógnitas ni antorchas para cristalizar el azar del destino, y que hay que estar ajenas a ese ser, a ese vivir-muriendo, como el último alarde de esa cita nocturna que agita la emboscada de la muerte; por hacerme entender que la soledad es un vuelo de nostalgia, una columna en el naufragio, y que la soledad no se confiesa, sólo recupera su particular reloj, su manera creíble de traer las arrugas".
En Dentro del Bosque Nacidit-Perdomo hace de la languidez del recuerdo su continente de palabras, el refugio único y permisible para sentir cierta obnubilación por la existencia, puesto que para ella lo desconocido es la premisa de la ausencia como ethos; ausencia del todo como punto de partida para la invención de reminiscencias. Además ha expresado que: "escribir soliloquios es una manera de internarse, de dejarse llevar por nuevos significados para que la naturaleza misma nos de opciones para buscar ese-otro-yo que llevamos dentro en el desamparo de la vida, cuando el olvido sobre el origen del círculo del tiempo es la derrota de todas las quimeras".
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