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Oposición sin medios

Oposición sin medios

Por José Luis Méndez La Fuente
miércoles 05 de junio de 2013, 10:22h
Es indudable que después de las elecciones presidenciales del 14 de abril pasado, la oposición política venezolana ha empezado a recorrer un camino con destino; una ruta política que aunque  aparecía  en el mapa de siempre, de toda la vida, estaba sin embargo extraviada.

Por primera vez en estos catorce años, la oposición arranca con una campaña política que si bien está motivada por aquellos resultados electorales, no tiene un objetivo inmediato meramente electoral. Nos referimos obviamente, a la ofensiva informativa y  diplomática que tanto el excandidato Capriles, como varios parlamentarios y dirigentes de los partidos políticos contrarios al régimen, han desplegado, internamente dentro de Venezuela e internacionalmente, fuera de ella, por diferentes países del continente americano. La inactividad es lo peor que le puede pasar a la dirigencia política de un país, y recorrer calles, pueblos y ciudades llevando su mensaje es lo que les corresponde, más aun cuando se aspira a ocupar  posiciones y cargos de representación popular. El contacto con el elector es, por lo tanto, fundamental.

Este contacto cuando se hizo en el pasado, fue casi siempre con ocasión de un evento electoral primario o secundario, lo que condujo a que el mensaje estuviese subordinado a dicho fin y no transmitiese  principios programáticos o valores socioeconómicos, que quedasen grabados en la gente, como propósitos postelectorales. Lo que tal vez para una parte de la población que tenía muy claro que  el objetivo inmediato era salir de Chávez por medio del sufragio, se hacía por lo pronto, innecesario. Pero había otra para la cual el asunto no era tan simple y que requerían una propuesta diferente. Nos referimos a esa porción inmensa de venezolanos que  no leen los periódicos, o que cuando leen la prensa escrita prefieren los deportes o la farándula, que  tienen similares preferencias en la televisión o en la radio, que no están en las redes sociales y que no tienen acceso a internet. Basta con saber cuantos periódicos se venden diariamente en el territorio nacional y cuantas personas manejan internet, para darnos cuenta de que  a quienes les puede llegar el mensaje de la oposición  por esta vía, constituyen una inmensa minoría.

Por esta razón, pensar que el cierre de un canal de televisión como RCTV hace unos años, que la autocensura que se han impuesto muchos medios desde hace ya un  tiempo, o que el cambio en la línea editorial de Globovisión, constituyen un obstáculo insalvable para la oposición, es un error. Oposición política no es exactamente lo mismo que hacer política de oposición  y aun cuando la televisión y la prensa son instrumentos vitales para la libertad de expresión en general, no podemos confundir el fin con los medios.

 Posiblemente, más  que una desventaja o limitación, que por supuesto la hay, tengamos aquí una oportunidad insospechada para que el contacto con la masa, con la gente, con el pueblo, con la ciudadanía  o como queramos llamar al votante, se haga de ahora en adelante, por parte de los partidos  políticos a los que le corresponde ese rol, en forma constante y permanente, de manera más personal y más directa, que permita convertir los objetivos electorales en verdaderos programas y metas políticas. La oposición sin medios críticos es, a pesar  de todo, posible.
 
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