Cuando Marc Anthony era adolescente su papá le aconsejó que, como ambos eran feos, él y su papá, tenían que esforzase más para conquistar chicas, ser más caballerosos, más atentos, más halagadores.
Lo contó cuando el mundo estaba encandilado con su relación con JLo, un poco para explicar por qué su pasión de adolescentes había revivido de adultos. A mí me encantan las historias de "los números 2", en los negocios y en la política, de los que no son la primera opción, de los que tienen que esforzase más para tenerte y retenerte. Las empresas que vienen de atrás. Las pymes.
Las del segundo lugar son fabulosas. Quien ha sido cliente de bancos grandes y bancos pequeños lo sabe. Seguramente, tu gerente de banco pequeño te mima, te responde rápido, te da soluciones que no has pedido, te enseña opciones que no conoces.
Yo soy un fans de los bancos pequeños. Lo digo con conocimiento de causa porque he sido cliente de muchos bancos en este país, grandes , medianos y pequeños, como persona física y como persona jurídica.
El "banco pyme" se mata por ti. Para mí, nada recoge mejor esa narrativa del encanto del número 2 que el el slogan de Avis de los 60, "We try arder" ("Nos esforzamos más"), con el que la compañía de alquiler de vehículos enfrentaba al líder del sector entonces, Hertz.
Esa narrativa fue utilizada durante más de 50 años, hasta 2012, con variantes de esloganes como "Cuando eres solo el número 2", "Avis no puede permitirse no ser amable", "Avis no puede permitirse hacerte esperar" y "Avis no puede permitirse ceniceros sucios".
Aunque quisiera quedarme en los bancos grandes, me estoy mudando poco a poco a los "bancos pyme", a los números 2, porque allí encuentro gente que no me hace esperar, que me trata como una persona y que se mata por mí. Total, la tecnología hace irrelevante el tamaño de los bancos para los clientes pequeños.
La diferencia la hacen las personas, como siempre ha sido, pero hoy más que nunca, paradójicamente, gracias a la tecnología.
Si (
No(
